Carmen Marta: "Con dieta digital mantenemos la actitud crítica"

Carmen Marta (Teruel, 1971) es catedrática de Periodismo de la Universidad de Zaragoza y directora de los Cursos Extraordinarios de Unizar.

Carmen Marta, profesora y catedrática de Periodismo.
Carmen Marta, profesora y catedrática de Periodismo.
José Miguel Marco

Acaban de empezar los Cursos Extraordinarios de la Universidad, de los que es directora.

Hemos tenido durante todo el año, pero en julio se concentran la mayoría. La sede principal es Jaca y hay otras 20 localizaciones, además del formato ‘online’. Cada año reúnen a más de 1.000 alumnos y 400 profesores y es una forma de vertebrar el territorio aragonés y de que la Universidad de Zaragoza llegue allí donde tenga algo que transmitir.

¿Me recomienda alguno?

Todos, son cursos hiperespecializados pero están abiertos a toda la sociedad. El del órgano ibérico en Ansó; el del rey Alfonso I de Domingo Buesa en Jaca; el de entomología sanitaria y control de vectores, que lleva más de 20 ediciones; el de verificación de noticias….

Además de dirigir cursos, es docente e investigadora, y ha publicado recientemente, junto al profesor José Antonio Gabelas, ‘Diálogos posdigitales: las TRIC como medios para la transformación social’. ¿Qué significa esa ‘R’?

Hace alusión al factor relacional de las tecnologías de la información y la comunicación, al marco de interacciones que generan. No hay que olvidar que la tecnología es una herramienta cuyo eje central es el factor humano.

"Las grandes tecnológicas están contratando filósofos. Debe ser una persona quien lleve las riendas para que el algoritmo no se descontrole"

¿Es realmente la digitalización una herramienta de transformación?

Aporta en todos los ámbitos, en lo económico, en lo comunicativo, en lo social… pero todavía existen brechas, desde el punto de vista territorial y etario, por ejemplo. Desde ese factor relacional de las TRIC pretendemos desarrollar el humanismo digital: la tecnología está a nuestro servicio y toda la ciudadanía debe prepararse de forma adecuada para hacer un uso sano de ella, estableciendo límites y desde el respeto.

Los creadores de la inteligencia artificial ya han advertido del riesgo de esta herramienta. ¿No se nos habrá ido de las manos esto de apostar por lo digital?

Por eso es tan importante no olvidarnos del factor humano. De hecho, las grandes tecnológicas están contratando filósofos. Debe ser una persona quien lleve las riendas para que el algoritmo no se descontrole.

En el libro hablan también del concepto de dieta digital.

Como ocurre con la alimentación, los excesos son perjudiciales para la salud. El consumo de pantallas es desproporcionado, sobre todo entre los jóvenes, y esto es absolutamente perjudicial, tanto por la cantidad como por la calidad. Cuando se consume en exceso, se pierde el control, todo se asume y se da por veraz lo que no lo es. Hay que establecer una dieta porque no podemos perder la actitud crítica.

"El consumo de pantallas es desproporcionado, sobre todo entre los jóvenes, y esto es absolutamente perjudicial, tanto por la cantidad como por la calidad"

Con un régimen estricto van a estar las escuelas suecas, que han anunciado la retirada de las pantallas de las aulas el próximo curso por temor a crear una generación de ‘analfabetos funcionales’.

El mundo de hoy y de mañana va a ser digital, así que flaco favor hacemos a las nuevas generaciones si volvemos a la cultura libresca y no les enseñamos a utilizar y convivir con la tecnología. Cuando investigamos siempre nos planteamos un término medio, no hay que ser tecnófilo ni tecnófobo, sino encontrar el equilibrio y sacar lo positivo, porque hay muchas posibilidades.

Retomando lo de la inteligencia artificial, ¿el chat GPT va a dejarnos sin trabajo?

Dentro de esta profesión tenemos la gran suerte de necesitar destrezas argumentativas y dialógicas que una máquina no puede replicar. Puedes pedirle a un algoritmo que escriba una noticia, pero la aportación del pensamiento que requiere un debate, una mesa redonda, un documental o un reportaje no la tiene la inteligencia artificial. Creo que, empleándolo con sentido común, puede ser nuestro asistente perfecto.

Entonces, en la facultad todavía hay quien sueña con ser periodista...

Sí, además en nuestra tierra hay una gran vocación. Año tras año tenemos un nivel de demanda muy elevado y en las aulas sigo viendo rostros de interés y de pasión por la profesión.

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