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Las primeras mujeres de las Fuerzas Armadas en la Sanidad militar
La antigua Capitanía Militar expone una muestra sobre los primeros pasos de la mujer en el Ejército.
La Asociación de Militares y Guardia Civiles con discapacidad (ACIME) ha inaugurado este martes por la mañana una exposición sobre las primeras mujeres de las Fuerzas Armadas que fueron las damas auxiliares de la Sanidad militar, cuerpo creado coincidiendo con la guerra del Rif en Marruecos y que desaparecieron en 2003, a principios del siglo XXI.
El general de brigada Manuel Pérez López, comandante militar de Zaragoza y Teruel y director de la Academia General Militar, ha destacado que se trata de “recuperar a las primeras mujeres” que intervinieron en las Fuerzas Armadas y fueron “el origen de su presencia en el Ejército español”.
La militar Silvia Marín Ballarín, miembro de ACIME, ha recordado que las primeras mujeres del Ejército fueron “las señoritas de la Cruz Roja” y participaron en la guerra del Rif (1911-1927) en Marruecos. “Luego, debido a la escasez de enfermeras que había en el Ejército, Mercedes Milá creó la damas auxiliares en 1941”, incide. “Era para dar potencia a los hospitales militares y se formó a muchas mujeres”. Menciona que el primero que hubo en Aragón estuvo en la plaza de Salamero y en 1958 se trasladó al que existe en la actualidad, al lado del Hospital Miguel Servet.
Agrega que en los 80 llegó a haber 7.000 damas auxiliares en el Ejército español y de ellas podía haber en Aragón, una plaza muy importante, unas 400 en el Hospital Militar. “Llegaron a ir hasta a unas maniobras en Nicaragua”, señala.
De hecho, Silvia Marín explica que la exposición que se muestra al público en el edificio de la antigua Capitanía incluye uniformes guardados durante 40 años, sus fotografías y recuerdos, que han conseguido desde la Inspección General de Sanidad, y hasta la réplica del título de la Reina Fabiola o la cesión del manto del Pilar que entregó el Hospital Militar al Cabildo en 1988.
El coronel Luis Arcarazo cree que se las olvidaron
El coronel retirado del Cuerpo Militar de Sanidad, Luis Arcarazo, contó en su conferencia que las primeras mujeres que llegaron a las Fuerzas Armadas fueron unas monjas que entraron en los hospitales, luego entraron las damas auxiliares en los dos bandos de la Guerra Civil y después las de la Sanidad militar, que entraron en la División Azul (en la II Guerra mundial) y en la posguerra.
“Esta historia tiene bastantes años y el cuerpo cesó en 2003, al quedarse sin ubicación. Creen que se les ha olvidado, ahora que se habla de las mujeres que han ingresado como oficiales en las Fuerzas Armadas (tienen 12.000)”, detalla el coronel Arcarazo. “Ellas fueron las primeras que desfilaron por el Paseo de la Castellana (en Madrid) en 1964 y han participado en maniobras y en misiones internacionales”.
El coronel precisa que aunque en la Guerra Civil fueron las primeras que intervinieron en los hospitales, es en 1941 cuando se creó oficialmente a través de Mercedes Milá la unidad de las auxiliares o enfermeras porque hasta entonces se hacía de manera voluntaria.
“Esta mujer (ascendiente de la periodista que se llama igual) creía que no se podían ir a casa tras haber vivido la guerra y por eso las recuperó. Son los años en los que se expande la medicina, la Seguridad Social y el Instituto Nacional de Prevención y se necesitaba más personal auxiliar. Por eso en 1941 echaron de mano de las damas auxiliares de Sanidad y les imponen un temario de dos años en los hospitales”, detalla Luis Alcarazo.
Más tarde, en 1954, se reguló su formación en los hospitales porque las que vivieron la Guerra Civil “se lo sabían todo, tras haber estado en combate”, agrega el coronel retirado. En 1990, se crearon cuerpos comunes, se unifican y quedaron oficialmente extinguidas en 2003. Estuvieron trabajando toda su vida en hospitales y en la Seguridad Social.
La llegada de la princesa a la Academia de Zaragoza
El coronel Luis Alcarazo fue el jefe de Sanidad en la Academia General Militar durante 27 años (cuando el entonces príncipe Felipe, estaba ya en el Hospital Militar), así que cree que la llegada de la princesa Leonor desde el próximo 17 de agosto supondrá “encajarla” allí.
“Intentarán que no haya distingos con las demás compañeras, pero es la princesa de Asturias. Sus estudios serán diferentes porque no va a hacer el CUD (Centro Universitario de la Defensa) con los que reciben el título de grado de Ingeniería de Organización Industrial y tienen otro plan para ella. Será un curso diferente, equiparado a los cuerpos comunes, pasándola por las tres academias (Tierra, Aiere y Armada) y realizada expresamente para ella”, recalca el coronel retirado.
En este sentido, Alcarazo precisa que la princesa aprenderá toda la parafernalia de desfilar, el orden de combate, la educación física, el tiro y las reales ordenanzas, como los cadetes, “para que tenga un baño militar”. “Será como un rodillo en la Academia porque la encajarán, como a su padre y a su abuelo, y no creo que lo alterará. Llevará una vida bastante más normal de lo habitual”, incide.
El coronel conoció a Margarita Pardo de Santayana, hija del antiguo jefe de Estado Mayor del ejército de Tierra Alfonso Pardo de Santayana, cuando era cadete en la AGM y este año será la tutora de la princesa Leonor. “Era muy buena como alumna, desde estudiosa a deportista. Tenía muy buena cabeza”, indice. “Los contactos que mantengo con los compañeros de Sanidad también se preparan para la llegada de la Princesa”.
La militar Silvia Marín, de ACIME, opina que su profesión es “muy vocacional” desde su labor incansable al servicio de España, pero reconoce que “el próximo ingreso de la princesa en la Academia General Militar puede motivar a más jóvenes que la sigan”. “Le deseo que el año que disfrute en Zaragoza porque son etapas muy duros y exigentes tanto académico como deportivo. Luego siempre se recuerdan con mucho cariño”.
“Creo que como su padre y su abuelo, ella va ser reina de España y todos han tenido que pasar por las tres academias militares de España, el de Tierra, el Aire y la Armada. Es una labor, sea un hombre o una mujer”, concluye Silvia Marín, quien estuvo destinada en protocolo de aviación de la Base Aérea de Zaragoza y ahora está con una invalidez permanente. “Fue gratificante mi estancia allí”.
