La fruta sortea la falta de mano de obra y la sequía con una subida de precios del 15%

En el Bajo Cinca, las heladas de las dos anteriores campañas han provocado un descenso de la demanda de trabajo. En Valdejalón calcula que necesitarán un 50% más de temporeros y Calatayud teme un descenso de la producción.

Temporero aclareando nectarina en una finca de Ballobar.
Temporero aclareando nectarina en una finca de Ballobar.
Javier Navarro

La campaña de la recogida de fruta en Aragón pisa ya el acelerador y lo hace con falta de mano de obra y, de momento, con buenos precios que están compensando el descenso de producción y de calibre provocados por la sequía.

En la comarca del Bajo Cinca, una de las principales zonas productoras, está muy avanzada la recogida de cereza y albaricoque, y ha empezado también el grueso de la nectarina, paraguayo y melocotón. Las perspectivas son optimistas ya que la producción está siendo alta. "Nunca había visto tanto albaricoque", pone de ejemplo Óscar Moret, de UAGA, quien asegura que los precios están siendo por ahora "bastante aceptables". Un diagnóstico con el que coincide Ramón Portolés, de Asaja, que cifra el incremento de precios de venta en un 15 o 20% con respecto al año pasado.

No obstante, ambos lamentan que la escasez de agua -tienen un 30% de la dotación normal para riego- está penalizando los calibres "y eso reducirá al final los kilos", advierte Moret. En este sentido, Portolés subraya que las labores previas de aclareo en los árboles no corrigieron el posible déficit de lluvias. "Al menos el tiempo acompaña porque no está haciendo excesivo calor", dice.

La mayoría de la producción del Bajo Cinca está destinada a la exportación y en este año en particular está saliendo mucha fruta hacia Italia, donde consumen seis veces más de melocotón por persona que en España y tienen un déficit de producción en el sur.

El otro pero que le ponen los sindicatos agrarios a la campaña es que "falta algo de mano de obra porque estos dos últimos años sin coger por las heladas ha hecho que la gente se haya ido a otros sitios y a veces cuesta encontrar", afirma el dirigente de UAGA. Al respecto, han observado un descenso de temporeros de Europa del Este "porque dicen que antes se podían llevar 4.000 o 5.000 euros de ahorros a sus países, pero ahora ya no les compensa tanto porque la vivienda está más cara". En algunos casos, están recurriendo a empresas de trabajo temporal para los picos de demanda. "Es un modelo interesante para adelantar faena", valora Moret.

También desde Asaja han detectado cierta "escasez" de demanda de trabajo "pero es normal después de dos años donde las heladas dejaron afecciones del 70 u 80% y muchas zonas incluso con cero fruta", resalta Portolés.

"No duermen en la calle"

Por otra parte, se congratulan de que "no estamos viendo imágenes de gente durmiendo en la calle". En este sentido, explican que en el Bajo Cinca, coexisten varios modelos como los albergues de algunos ayuntamientos, los alojamientos prefabricados de las grandes fincas y luego las viviendas alquiladas en Fraga y el resto de pueblos de la comarca.

Óscar Moret aprovecha para pedir más apoyo para un modelo de gestión público-privada de albergues desde los que se organice no solo el alojamiento sino las necesidades de mano de obra de los fruticultores "para que seamos una zona atractiva para los temporeros", destaca.

Por lo que respecta a la zona de Valdejalón, donde se encuentran inmersos en la recogida de la cereza, pero también del albaricoque y aclarando melocotoneros, Vicente López, fruticultor y responsable laboral de UAGA, reconoce que tanto este último fruto como la nectarina depararán "más cosecha que en los últimos 3 o 4 años". "Con respecto a una normal, hablamos de que habrá un 20% más de contrataciones y hasta un 50% si lo comparamos con el año pasado por el hielo", reconoce. Así, alude incluso a problemas de contratación por escasez de mano de obra especializada en labores como el embolsado de melocotón, ya que esta fruta cuenta, en general, con una alta cantidad de fruta por rama, lo que hace que el proceso sea más laborioso.

Mientras, en la Comunidad de Calatayud, Óscar Joven, de Villalengua, puntualiza que, aunque todavía es pronto para dictar sentencia, la campaña se vaticina con menos contrataciones al haber menos fruto en los árboles. "La cosecha será, a lo mejor, un poco inferior de lo habitual. No solo por la sequía, que claro que ha influido, sino también por la helada de abril", comenta. En lo que toca al caso concreto de la cereza, Joven estima que será "entre un 30 o 40% menos" y asegura que el pico de mayor actividad a la zona llegará a lo largo de esta semana. También mirando a otros frutos, como la pera y la manzana, explica que la escarda -la caída de la flor en los árboles- ha sido más alta, por lo que se espera una menor necesidad de contratación en el último tramo del verano.

Alfredo Sanjuan, haciendo aclareo de nectarina en su finca de Ballobar.
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«Tienes que ir jugando mucho con el riego y mirando dónde gastas el agua»

HUESCA. Alfredo Sanjuan y su primo, Ramón, gestionan en Ballobar, en la comarca del Bajo Cinca, una finca familiar de unas 35 hectáreas de frutales (paraguayo, nectarina, melocotón, albaricoque y algo de pera). Están contentos porque "de momento los precios han arrancado bien". No obstante, reconocen que este año tendrán que lidiar con otro problema, la falta de agua. "Prácticamente toda la cuenca del Ebro está en emergencia por la sequía y hay bastante inseguridad", destaca.
La consecuencia de ello, explica, es que "si no hay el agua suficiente, la fruta no tiene calibre ni sabor para ponerla en venta". Además, el árbol también sufre mucho "porque los que no hayan tenido bastante riego este año, el que viene estarán también resentidos". Ante esta situación, tienen que "jugar mucho mirando dónde gastas el agua".
Por todo ello, mira al cielo deseando que llueva, "pero en la montaña, en las cabeceras de los ríos para que crezcan las reservas, porque si lo hace aquí, no sirve de nada", recalca.
En su caso, tienen ocho personas contratadas, dos fijas del pueblo y otros ocho temporeros de Marruecos, Argelia, Mali y Senegal. Admite que "cuesta encontrar un poco mano de obra". Son una explotación familiar por lo que los propios trabajadores se buscan su propio alojamiento.

Ungureanu Maria Amira, natural de Rumanía, en primer plano, en su vivienda de Aniñón.
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"La casa está muy bien y al llevar diez años viniendo nos conoce todo el pueblo"

ANIÑÓN. La campaña de la cereza en Aniñón arrancará esta semana. José Manuel Sebastián Liñán, responsable de la explotación agrícola familiar, ya tiene preparada una vivienda para las personas que les ayudarán en la recolección. «"Es la casa de la abuela de mi madre y ha estado siempre en uso, incluso de peña, y desde hace 10 o 11 años para alojar temporeros", dice.
Tiene tres plantas: la baja, con un patio, zona para lavadora y bodega; la primera, con cocina, baño, salón y dos dormitorios; y la tercera, con dos habitaciones. "Abajo queremos ampliar con otro baño y una habitación más, para que tengan más espacio”, avanza Sebastián, que sostiene que al venir de familia de jornaleros, empatiza con ellos: "Mi abuelo tuvo que ir a Francia y quiero que estén lo mejor posible".
"Trabajan muy bien", recalca Sebastián, y los temporeros se sienten correspondidos: "Estamos muy a gusto. Nos conoce todo el pueblo", apunta Ungureanu Maria Amira, natural de Rumanía, que ha vivido esta década a caballo entre su país y Aragón. Otras siete personas residen en la vivienda, como Bouzatu Robert: "Antes era peor porque tenías que pagar alquiler". Pasan entre 7 y 8 meses fuera de su país. Pasan por La Almunia, Aniñón, Purroy y Morata y "estaremos también Inglaterra, en la recogida de la viña"

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