Compras, 'footing' y flores: Manual práctico para el candidato en la jornada de reflexión

¿Conviene salir a correr al parque? ¿Y hacer la compra en chándal? Los asesores se esfuerzan en brindar una imagen amable del aspirante, pero a veces hay deslices...

Una copia de ‘El pensador’, de Auguste Rodin, en la plaza del Pilar
Una copia de ‘El pensador’, de Auguste Rodin, en la plaza del Pilar
José Miguel Marco

Hay que dejarse ver, pero tampoco mucho. Asomarse y mostrar un lado humano, pero sin avasallar. Al fin y al cabo, es la jornada de reflexión y los votantes deberían tener un respiro hasta el domingo. ¿Cómo han de comportarse los políticos este día? Es algo que desde hace años trae de cabeza a los asesores de imagen de los partidos y se ha acentuado más aún desde que las redes sociales condicionan, incluso, los mensajes.

"Lo mejor que puede hacer un candidato la jornada de reflexión es parecer una persona normal: alguien que tenga sus aficiones, una vida activa, su afectos, su familia, sus amigos... En la jornada de reflexión se puede transmitir emoción, que es lo que al final lo que impulsa buena parte de las decisiones de voto", explica José Juan Verón, profesor y miembro del grupo de investigación ‘Comunicación, Periodismo, Política y Ciudadanía’ de la Universidad San Jorge.

"En la jornada de reflexión se puede transmitir emoción, que impulsa buena parte de las decisiones de voto"

Son muchas las imágenes que se verán hoy de candidatos saliendo a hacer ‘footing’, paseando a sus mascotas, dando una vuelta en bicicleta o acudiendo a ver una exposición. Este año lo que sí es seguro es que más de uno (una, a decir verdad) se dejará caer por el festival Zaragoza Florece del parque Grande, cuya celebración incluso se puso en entredicho pero finalmente obtuvo el visto bueno de la junta electoral. "Los candidatos en la jornada de reflexión sí pueden contar lo que hacen con su vida privada y tratan así de transmitir emociones que arrastren aquellas personas que ellos consideran que les pueden respaldar", añade Verón.

"Lo de mostrar la jornada de reflexión de los candidatos me parece un poco fuera de lugar. Los políticos nunca jamás en el resto de la temporada hablan de sus vidas privadas, sólo las muestran ese día, lo que resulta un poco cómico de por sí", reflexiona María Serrano, experta en redes sociales, quien –no obstante– insta a los candidatos a no hacer nada que no sepan, esto es, a no arriesgarse en quedar en ridículo. "Yo les diría que trataran de transmitir sus valores y los del electorado en una sola foto o un vídeo. Les recomendaría que fueran lo más honestos o cercanos posibles. No es fácil. Habría que ver perfil por perfil, candidato por candidato, para elegir la localización adecuada, la actividad idónea, con quién se comparte ese evento...".

Hace cuatro años

Echando la vista cuatro años atrás, se comprueba que el abanico de actividades que despliegan los políticos en la jornada de reflexión no es demasiado amplio ni original. Estar con la familia, dormir, disfrutar de tiempo libre y ponerse al día con las tareas domésticas diversas son los ‘must’ de una jornada, en la que es recurrente también ir a ver a los vástagos jugar algún partido o, como le sucedió en 2019 a Emma Buj, celebrar la primera comunión de su hijo pequeño.

Es cierto que hay imágenes que quedan en la retina e, incluso, pueden acompañar a los políticos en el resto de legislatura... Los desayunos en casa son peligrosos: por un lado, uno no sabe si mostrarse ‘casual’ en mallas o chándal y, por otro, también es comprometido ver qué come cada cual a primera hora de la mañana: ¿un aguacate o una docena de churros? Por este motivo, es habitual la imagen del aspirante en un bar de barrio, leyendo la prensa del día, en una mesa un tanto solitaria. El compartir una foto doméstica también tiene el riesgo de que público escudriñará cada rincón de la casa para ver los libros del estante, la decoración, las fotos de familia... Nada que no se hiciera durante las videoconferencias de la pandemia, vaya.

Otra estampa clásica de la jornada es la de salir a correr. "Hay que liberar estrés" o "es algo que no ha podido hacer en los quince días de campaña", argumentan. Lo cierto es que se nota. La foto de un político oxidado o sudoroso no es plato de buen gusto. Ojo, que muchos se animan a hacer un ‘sprint’ en las escaleras del Batallador y acaban con la lengua fuera y un amago de infarto...

¿Más actividades habituales? Salir a hacer la compra (siempre en el barrio o en el mercado agroecológico) porque entre viaje y viaje las neveras de quienes concurren a las elecciones estén algo descuidadas. Los más ‘coolturetas’ van al cine, al teatro –dicen que agradecen desconectar el móvil– o se ponen al día con al serie del momento: en 2019 triunfaba ‘Juego de tronos’ y este año hay otro título también con trasfondo político que les enamora: ‘Succession’.

Los candidatos hoy no tienen mucho que reflexionar (todos sabemos a quién irá su voto) por lo que la única duda será su nivel de exposición pública: probablemente éste sea directamente proporcional a su situación nerviosa.

Lo más recurrente

Desayuno ‘healthy’. ¿Un aguacate o una docena de churros? Incluso con la elección del desayuno se transmite una imagen u otra. La mayoría opta por bajar al bar del barrio.

Algo de deporte. Salir a correr en mallas por el parque es un clásico de la jornada de reflexión. Ojo, que este año los cachivaches del Zaragoza Florece no lo van a poner sencillo.

Mascotas a gogó. Dado que los familiares suelen ser reticentes a salir en las fotos, los aspirantes muestran su lado más tierno jugando con sus perritos o paseando al hurón.

El mantra. "Voy a recuperar el tiempo que le he robado a mi familia en estos quince días". Quédense con esa frase, será la más repetida de la jornada.

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