zaragoza

Ocho meses tras el incendio en el Moncayo: a la espera de las ayudas y de la primavera

Los pueblos afectados aún no han recibido los pagos comprometidos, que la DPZ asegura que se van a hacer de forma "inminente". La sequía ha retrasado que el verde cubra el paisaje.

Carretera entre el Santuario de Borja y El Buste en abril de 2023.
Carretera entre el Santuario de Borja y El Buste en abril de 2023.
Francisco Jiménez

La ceniza ya no cubre los montes y campos que rodean a las poblaciones afectadas por el incendio que arrasó el verano pasado 6.000 hectáreas de un perímetro de 50 kilómetros del entorno del Parque Natural del Moncayo, sin llegar al paraje protegido. Ocho meses después de que el fuego calcinara montes de carrascas, pinar, matorral y también cultivos, la primavera tenía que haber teñido de verde todo el entorno, pero este año le cuesta más.

La preocupante sequía que se ha instalado en España y Aragón ha impedido que a estas alturas del año se haya recuperado el paisaje por completo. No han llegado tampoco las ayudas que esperan los pueblos afectados para reparar daños en sus infraestructuras, cuyo cobro la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) asegura que se producirá pronto.

Daños en seis municipios

El fuego comenzó el sábado 12 de agosto de 2022 en Añón del Moncayo y más de 1.500 vecinos tuvieron que ser desalojados, pero afortunadamente no hubo que lamentar daños personales. Tras la extinción del incendio, la diputación se comprometió a financiar el 100% de los daños en las infraestructuras. Los alcaldes de los pueblos afectados llevan meses quejándose de la falta de fondos, que les impiden acometer obras. Desde la DPZ afirman que los ayuntamientos podrán tener a su disposición el dinero de forma “inminente”, después de que se hayan solventado algunos problemas que hicieron que hubiera que esperar a liquidar el “remanente” que sobraba del presupuesto del año pasado para poder hacer uso del dinero.

“Las ayudas se presupuestaron económicamente pero por un problema en la tramitación no se pudieron conceder el año pasado y han quedado para este año”, han  fuentes de la institución.

La institución recuerda que según los informes del servicio de Recursos Agrarios, Vías e Infraestructuras, el municipio más afectado “con diferencia” por los estragos causados por el fuego fue Vera de Moncayo, que sufrió daños por valor de 321.587 euros, seguido de Borja (95.950 euros), Alcalá de Moncayo (71.664), El Buste (39.747), Añón de Moncayo (31.193) y Ambel (3.588). Todo ello, al margen de las ayudas que los agricultores solicitaron al Gobierno de Aragón.

Borja vende la madera quemada

En el caso del ayuntamiento de Borja, su regidor confía en que los importes lleguen pronto. De momento, han conseguido rascar fondos de la venta de los árboles quemados, que pese a su estado, tienen salida en el mercado maderero. “Hemos ingresado ya 460.000 euros de la venta por lotes de la leña, la que se encuentra en el monte que es de utilidad pública”, explica Eduardo Arilla, alcalde de Borja. El consistorio decidió sacar a licitación la comercialización de todos los árboles que había que arrancar y se adjudicó a una empresa de Soria. Esta utiliza la madera para producir electricidad con la que abastecer sus propias instalaciones. “Están aún talando”, cuenta el primer edil socialista.

Los vecinos de la pedanía del Santuario de Borja, edificio en cuyo interior se encuentra la famosa pintura del Ecce Homo, han escuchando el ruido de las motosierras desde principos de año. En agosto de 2022 vieron acercarse el fuego a sus viviendas, en su mayoría segundas residencias. El incendio causó daños “en el alumbrado público, el paisajismo, el mobiliario e instalaciones urbanas, que no han podido restablecerse por el momento”, enumera Alfonso Rivera, presidente de la asociación de vecinos de la pedanía de Borja.

Árbol afectado por el incendio del Moncayo en verano de 2022, ocho meses después.
Árbol afectado por el incendio del Moncayo en verano de 2022, ocho meses después.
Francisco Jiménez

Es consciente de que el retraso en las ayudas no depende del ayuntamiento, sino de la diputación. “Es un hecho ajeno al ayuntamiento de Borja, que tiene los trabajos presupuestados, asignados y pendientes de recibir los fondos”, explica. “Se ha procedido a la tala de los pinos pero no se ha hecho poda de carrasca, lo que sin duda hubiera facilitado su generación”, añade, esta depende de otras partidas.

Vera necesita replantar el paseo y arreglar las piscinas

Más preocupados se encuentran en Vera de Moncayo, el municipio cuyo término municipal fue más afectado. "Llevamos ocho meses nada menos desde que ocurrió el incendio y no hemos recibido nada, como mínimo la confirmación del presidente de que vamos a percibir la partida", lamenta Ángel Bonel, alcalde del municipio en el que el fuego se quedó a las puertas del Monasterio de Veruela, su principal atractivo junto al entorno. Siente “muchísima impotencia” por no haber podido arreglar ya los desperfectos en el municipio por la falta de fondos de la DPZ.

El regidor del PP asegura que hay “nerviosismo” entre los vecinos por ver que se acerca el verano y siguen sin acometerse las reformas de infraestructuras que quedaron dañadas como el paseo que lleva al monasterio o las piscinas municipales, en las que se quemaron árboles, césped y la valla que las rodea. Reprocha a la DPZ que el compromiso de pagar las ayudas, consideradas “urgentes” aún no se haya cumplido. Además, la valoración de los daños que han hecho los técnicos del municipio, en torno a 900.000 euros, viene señalando que se aleja mucho de los 321.587 euros valorados por la diputación.

Piscinas afectadas por el fuego en Vera de Moncayo.
Piscinas afectadas por el fuego en Vera de Moncayo.
H. A.

"Es muy triste", reconoce, sobre las cicatrices que ha dejado el fuego en la avenida donde algunos árboles, que tenían casi 50 años, se han secado y otros ha habido que talarlos. "Las reparaciones más necesarias las estamos haciendo con fondos propios, como las piscinas, que se han licitado las obras", indica, pero ajustando el presupuesto "al milímetro". El retraso en las ayudas de la diputación hará que se alargue aún más la reforma de la avenida "hasta el próximo otoño invierno" a la espera de más lluvias para que se asienten. "Acometer obras de la plantación de árboles en el paseo con este episodio de sequía hasta que no llegue otoño no nos podemos arriesgar no se vaya a secar".

Lo que se ha conseguido recuperar ha sido la afluencia turística, con la que los hosteleros han estado "contentos" la pasada Semana Santa, afirma. "Nuestro valor es el Moncayo y sigue habiendo excursiones, sigue subiendo gente", añade.

Los efectos de la sequía

En lo que todos coinciden es en la preocupación por los efectos de la sequía. "Si hubiera llovido lo que tenía que llover ya estaría todo verde", aseguran desde El Buste. El pueblo se encontraba celebrando sus fiestas patronales cuando el verano pasado se declaró el incendio. "Nos pilló en la segunda vaca", recuerda Ángel Arriazu, alguacil del pequeño municipio que la pasada semana saltó a los medios por la oferta de empleo y casa gratis para salvar el bar del pueblo. La poca lluvia que ha caído desde el año pasado sirvió para limpiar el manto de ceniza.

Raquel Coscolla, propietaria de dos casas rurales en el Santuario de Borja.
Raquel Coscolla, propietaria de dos casas rurales en el Santuario de Borja.
Francisco Jiménez

Desde su casa rural en las laderas del vecino Santuario de Borja, Raquel Coscolla, ya puede ver trazos de verde sobre el paisaje que hace ocho meses se cubrió de un manto negro y gris de ceniza. "Estaba todo tan negro que era muy triste. Ahora ya hay verde", comenta. Y eso que podría lucir más colorido si no fuera por el clima. "Como no ha llovido lo que no es agrícola está muy seco", reconoce. Los dos apartamentos turísticos que regenta quedaron rodeados por el fuego. Es consciente de que se salvaron por el trabajo de los bomberos y todos los cuerpos que participaron en las labores de extinción. Entonces tuvo que desalojar a los inquilinos y cancelar reservas, pero afirma que todo ha vuelto a la normalidad.

En Semana Santa estuvieron completos y ahora van cubriendo reservas para los puentes. "Tenemos buenas perspectivas para el verano, pero es pronto", confiesa. Los clientes siguen decidiéndose "a última hora" como viene siendo tradicional. Mantiene el optimismo y el empuje que le llevó a emprender pese a tener que superar la dura prueba de la pandemia, ya que acababa de abrir, y luego, el incendio. "En el mismo año nos desalojaron en Boquiñeni donde vivo por la riada del Ebro y en Borja por el fuego", recuerda. Resiliencia no le falta, como al resto de vecinos de la zona.

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