Solo un 1% de las viviendas de alquiler en Aragón aceptan expresamente a familias con gatos o perros

En España hay 11 millones de perros y gatos y en un 44% de los hogares vive un animal de compañía.

Los costes iniciales para tener un gato pueden ascender a 235,84 euros, los de un perro a 266,82.
Solo un 1% de las viviendas de alquiler en Aragón aceptan gatos o perros
Pixabay

En Aragónsolo un 1% de los propietarios de viviendas en alquiler aceptan expresamente a familias con animales de compañía, según datos de Fundación Affinity y el portal inmobiliario Fotocasa. Por este motivo, tal y como han explicado desde Fundación Affinity en una nota de prensa, ambas entidades han decidido aliarse para mostrar las dificultades que afectan a las familias con perros y gatos a la hora de alquilar una casa.

Para los aragoneses, alquilar una vivienda junto a su perro o gato no es fácil, siendo Teruel la provincia donde hay más dificultades ya que solamente el 0,83% de los pisos en alquiler permiten expresamente el acceso a familias con animales. Zaragoza y Huesca registran poco más del 1% de aceptación.

Aragón, por debajo de la media española

Según datos de Fotocasa, el alquiler en nuestro país supone el 23% del mercado inmobiliario y, de hecho, el número de viviendas en este régimen no ha parado de crecer desde la crisis económica de 2008. Cada vez son más los españoles que acuden al alquiler por motivos económicos, laborales, de flexibilidad...

En España, tan solo el 4% de los pisos en alquiler permite expresamente el acceso a familias con animales, porcentaje que ha bajado respecto al 2021, donde la cifra se encontraba en un 5%. "Esta cifra podría ser mayor si ambas partes, el propietario de la vivienda y la familia que convive con un perro o gato, llegan a un acuerdo", explican desde la Fundación Affinity. En España, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), reguladora del mercado del alquiler, otorga a los arrendadores la potestad para aceptar o no animales en su propiedad.

Cabe mencionar que convivir con un animal de compañía es una situación bastante común en España. Casi la mitad de los hogares, un 44 %, vive con animales. Las limitaciones para estas familias que quieren acceder a una vivienda de alquilar comprometen una necesidad básica.

“No es una novedad que cada vez tengamos más perros y gatos. Por eso, se hace cada vez más necesaria la aceptación de animales en la vivienda de alquiler. Esta admisión ayudaría al equilibrio del mercado del alquiler, donde muchas familias inquilinas son rechazadas de las candidaturas a la vivienda por el hecho de tener perros o gatos. En este sentido, existen instrumentos como seguros o cláusulas en el contrato que aportan seguridad y garantías a los propietarios, en el caso de que se produzcan desperfectos. En definitiva, es responsabilidad de todos conseguir una sociedad más respetuosa con los animales y sus familias”, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.

¿Por qué los propietarios no aceptan mascotas?

Sigue extendida la creencia de que los animales de compañía pueden suponer un gasto añadido para el arrendador por los desperfectos que estos pueden ocasionar en la vivienda. No obstante, lo que parece preocupar más a los que quieren arrendar sus propiedades son los inconvenientes en la convivencia, como son los posibles ruidos u olores. En muchos casos, se alude a estos supuestos para obstaculizar el acceso a la vivienda a familias con perros y gatos.

“Creemos que esta negativa por parte de los propietarios de viviendas responde más a los prejuicios que como sociedad arrastramos que no a la realidad", asegura Buil. "Lo más importante para un propietario es encontrar a la mejor familia para habitar su casa, y muchas veces, esta tendrá un perro o un gato con el que vive en perfecta armonía, orden y limpieza. Al descartar a las familias que tienen animales de compañía, se está perdiendo a un gran número de posibles candidatos que podrían ser perfectos inquilinos de la vivienda. Debemos desterrar la idea de que los animales son sinónimo de ruidos y suciedad porque eso no tiene ninguna base y es una creencia que merma la igualdad de oportunidades de muchas familias a la hora de acceder a una vivienda”, concluye.

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