Aragón

El fin de la bonificación del combustible se ceba con la España despoblada y las autoescuelas

Las zonas rurales de Aragón, obligadas a usar el vehículo privado por falta de transporte público, las más penalizadas por la medida.

Foto de archivo de coches de autoescuela.
El sector de las autoescuelas, excluido de la bonificación del combustible.
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No por esperado ha sido menos doloroso. El fin de la subvención generalizada del precio del combustible ha caído como un jarro de agua fría en las zonas rurales del país, donde el uso del vehículo particular es, en la mayoría de los casos, la única alternativa de movilidad. La falta de transporte público (bonificado, para más inri, en los grandes núcleos de población) para los desplazamientos diarios penaliza a miles de vecinos de áreas despobladas de Aragón y otras comunidades autónomas. Por eso, desde la plataforma España Vaciada denuncian la medida por “discriminatoria”.

“Lo advertimos en su momento con el anterior plan, y ahora al desaparecer la bonificación con más motivo”, lamenta Tomás Guitarte, portavoz de la España Vaciada y diputado de Teruel Existe en el Congreso. En concreto, el Gobierno central ha suprimido el descuento de 20 céntimos por litro de combustible al constatar una “evolución favorable” de los precios del sector en los últimos meses, según detalló este martes el presidente Pedro Sánchez en rueda de prensa. Tras superar los 2 euros por litro en los peores momentos de la crisis energética por la guerra en Ucrania, esta semana las tarifas oscilan entre los 1,5 y 1,5 euros.

Como excepción, el Ejecutivo mantiene la bonificación para los "sectores directamente más afectados", apuntó Sánchez, como son el transporte, la agricultura, la pesca y el sector naviero, aunque se quedan otros también sensibles al consumo de combustible, como los comerciales o, sobre todo, las autoescuelas.

De forma paralela, el Estado mantendrá la bonificación del transporte público estatal, así como el autonómico y local en aquellos territorios en los que también aporten el resto de administraciones. Esta conjunción de medidas es la que ha hecho alzar la voz a la España Vaciada.

“En territorios de baja densidad de población, como gran parte de Aragón, es prácticamente inexistente el servicio público de transporte, hace falta vehículo propio para ir al trabajo”, explica Guitarte. “Si encima de no tener transporte público, lo haces gratuito en otras zonas y no bonificas el vehículo privado, penalizas a la población de las áreas rurales”, advierte.

"Si encima de no tener transporte público, lo haces gratuito en otras zonas y no bonificas el privado, penalizas a la población rural"

Por ello, reclama “soluciones” en busca de la “igualdad de condiciones” para reducir la “brecha entre lo urbano y lo rural”. Desde España Vaciada insisten en la posibilidad de ofrecer un “bono térmico” con el que compensar a toda esa población que no tiene alternativas de movilidad pública, o que, por ejemplo, tienen complicado reducir el consumo de combustibles fósiles para calentar sus casas.

Autoescuelas

De igual modo, aquellos sectores económicos que han quedado excluidos de la bonificación del combustible, pero que tienen que afrontar un gasto elevado en las gasolineras, han mostrado su malestar con la decisión del Gobierno.

Quizá uno de los casos más llamativos sea el de las autoescuelas. “Nos ha sorprendido porque llevábamos meses trabajando desde la patronal con el Gobierno para entrar en la bonificación”, señala Sergio Olivera, Vicepresidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) y presidente de la Asociación de Autoescuelas de Zaragoza.

“Para las autoescuelas, 20 céntimos por litro es mucho, porque gastamos muchos litros al día”, recuerda. En concreto, apunta que, de media, un centro de formación puede pagar entre 200 y 300 euros por vehículo al mes, y hay flotas muy numerosas. En consecuencia, cree que algunos centros “repercutirán” el coste en sus tarifas para los alumnos. Y en cualquier caso, serán “meses duros” para el sector.

Olivera coincide además con la visión de los agentes sociales y políticos de las zonas rurales. “Una autoescuela de un pueblo se tiene que desplazar al centro de examen, a veces a mucha distancia, lo que dispara el consumo respecto a una de ciudad”, advierte.

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