Un paso de gigante, pero lleno de tropezones

A vueltas siguen en Madrid con las ayudas al funcionamiento de Teruel, Soria y Cuenca, dos semanas después de que Pedro Sánchez hiciera gala en el Congreso de la eficaz lucha contra la despoblación que caracteriza a su Gobierno. Hablan y hablan los ministerios de Hacienda y de Inclusión y Seguridad Social para cerrar una fórmula eficaz que sortee las acusaciones de agravio y rebaje el impacto en las arcas estatales, a la espera de conocer el precio que fijan sus socios a su imprescindible apoyo para sacar adelante las cuentas. Tan ajustada es la aritmética que deben sumar uno a uno los votos, porque el más mínimo fallo tumbaría su propuesta.

Decía este miércoles la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que las ayudas al funcionamiento son un "paso de gigante" en la lucha contra la despoblación. Y no le falta razón. Olvidó recordar que el mérito no es del Gobierno de España, sino de los autonómicos de Aragón y las Castillas que supieron defender en Europa que en el sur, como en el norte (Noruega, Suecia, Finlandia y Escocia), hay provincias que merecen recursos contra la despoblación.

Se acercan las ayudas, pero a trompicones. Falla la gestión, pues las cuestiones "técnicas" que aduce el Gobierno para retrasar su aprobación más parece falta de concreción. Y también la recepción, con beneficiarios que denuncian que se quedan cortas antes, incluso, de que se hayan pagado. Olvidan que aceptar una discriminación positiva abre la puerta a la posibilidad de ampliarla. Y si se sabe aprovechar, se habrá dado un paso de gigante.