Ladridos y lametazos que hacen mucho más fácil el día a día de las personas con TEA

Siempre se ha dicho que el perro es el mejor amigo del hombre, su compañero más fiel y leal. Pero, en el caso de Luis, un niño zaragozano, de seis años, diagnosticado de TEA en Grado 3, su futura mascota será sus ojos, sus pies y el pilar fundamental para que pueda desenvolverse con mayor autonomía y seguridad.

Luis no tiene una comunicación verbal desarrollada, por lo que se comunica a través de pictogramas y palabras sueltas. Además, su comprensión es muy limitada y su relación con los demás se vio seriamente afectada durante la pandemia.

Por este motivo, y para hacer su día a día menos dificultoso, sus padres se pusieron en contacto con Dog Point, una entidad sin ánimo de lucro especializada en el adiestramiento, acoplamiento y seguimiento de perros de servicio para niños con TEA. Animales que les ayudan a reducir las conductas de fuga, un problema que afecta a casi el 50% de los niños y niñas, de entre 4 y 11 años, con este trastorno. También acompañan a los menores, favoreciendo la autorregulación, mejorando sus patrones de sueño, estimulando la comunicación y reduciendo las crisis sensoriales.

Hace un par de meses, "después de darle muchas vueltas a la cabeza, porque a Luis le daban miedo los animales-explica Mónica Suárez, su madre- acudimos a la sede de Dog Point para ver cómo trabajan. Allí no nos creíamos la reacción que Luis tuvo con los dos perros con los que interactuó, Goya y Piruleta. Eso nos animó a solicitar el servicio y llevar a cabo diferentes actividades para recaudar los 25.297 euros que cuesta tener un perro como este", recuerda.

En este sentido, Mónica, matiza que "Dog Point quiere que todo el mundo tenga las mismas posibilidades de acceder a estos perros, por eso facilitan materiales (pulseras, bolsas, llaveros, bolis...) para poder vender. Todo con el fin de que la falta de recursos de algunas familias no sea un obstáculo para tener un perro que mejore el bienestar de los niños con TEA y de sus familias".

Una vez conocida la labor que desarrollan en la Asociación, la familia pasó las pruebas de valoración y están a la espera de que, dentro de más de un año, Luis tenga en casa su propio perro. "Es un proceso largo, ya que durante doce meses, el animal seleccionado está en una familia de acogida, donde comienza su socialización. Después se le hacen numerosas pruebas de carácter y otras de tipo físico. Más tarde, llegan meses de entreno para educarlo en función de las necesidades propias de cada niño, con el fin de garantizar su seguridad e incrementar su desarrollo psicosocial", apunta Mónica, quien afirma que la nueva mascota no solo mejorará el día a día del niño, sino que también influirá en la calidad de vida familiar.

Formas de ayudar

Por todas estas razones, y para hacer frente a los gastos de la educación y adiestramiento del animal, la familia ha habilitado varias formas de recaudación con el fin de hacer realidad este proyecto:

-Crowfunding en mi grano de arena: https://www.migranodearena.org/reto/un-amigo-para-luis.

-A través de diferentes actos (del 21 de noviembre al 4 de diciembre estarán en Puerto Venecia) y la venta de objetos en su instagram @unamigoparaluis, donde cuenta con la colaboración de muchas entidades, como el cole de Luis, asociaciones del barrio de Miralbueno o de Sestrica y otros colectivos.

-En www.dogpoint.es, donde pueden hacerse donaciones.

"Estamos convencidos de que conseguiremos este reto y que, con su mascota, Luis será un niño mucho más feliz y realizado", concluye Mónica.