Los grandes fuegos de este verano han afectado a al menos 36 pueblos de Aragón
La Comunidad encadena tres meses negros con daños aún incalculables y miles de hectáreas arrasadas por las llamas. El más virulento sigue siendo el de Ateca.
Los virulentos incendios que han asolado Aragón este verano han generado peligrosos focos en un total de 36 localidades aragonesas, afectando a cultivos, hectáreas de monte, infraestructuras de regadío y animales de ganaderos, entre otros muchos daños.
Las pérdidas son aún incalculables y el escenario, afirmaba este martes el presidente de de la Comunidad, Javier Lambán, en declaraciones a Radio Nacional, es distinto al de las últimas décadas. "Nos encontramos ante una nueva realidad forestal donde los incendios son ahora un problema de protección civil. Tenemos medios para combatirlos, pero no la capacidad para responder de manera adecuada a una nueva realidad", aseguraba el líder regional.
Entre todos los focos declarados, el más devastador fue el incendio de Ateca, que llegó a calcinar unas 14.000 hectáreas. El segundo más grande de los últimos meses, el del Moncayo, todavía no está controlado, aunque ya se habla ya de unas 6.000 hectáreas arrasadas. A principios de verano se anunciaba el primer fuego virulento de la temporada, que quemó 2.000 hectáreas el territorio de Nonaspe-Mequinenza, coincidiendo con la primera ola de calor del verano, el pasado mes de julio.
Durante esa misma fecha, el 20 de julio, las llamas también asustaron a los vecinos de Mainar, Fabara, Barbastro, El Poyo del Cid, Graus, Pradilla y Calanda-Castelserás. Además, hubo focos menores en los que fue necesario intervenir, como fue el caso de los de Aguarón, Almonacid de la Sierra, Quinto, Épila o Sádaba. Los últimos fueron los de Isábena, el pasado fin de semana, que calcinó unas 50 hectáreas y el de Loporzano, con 60. Destacan también el fuego entre Arándiga y Nigüella, que afectó a 30 y el de La Fueva, la pasada semana, y Laluenga con otras 60 hectáreas.
