ola de calor

Edificios inteligentes, energía fotovoltaica y más árboles para combatir el calor

El centro de Zaragoza puede registrar mínimas hasta cuatro grados más elevadas que en las afueras, mientras que las máximas no sufren variaciones.

Ola de calor en Zaragoza.
Ola de calor en Zaragoza.
Oliver Duch

Vivir en la zona de San Pablo de Zaragoza, la calle San Miguel o el barrio de Las Delicias puede suponer dormir con hasta cuatro grados más que aquellos que residen en Valdespartera. Así lo asegura Miguel Ángel Saz, profesor de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Zaragoza. Y para evitarlo, el profesor de Arquitectura Enrique Cano apuesta por "cambiar los hábitos", generando mayor biodiversidad en el núcleo urbano y utilizando energía fotovoltaica y mejores aislamientos en la construcción. Además de trabajar hacia lo que se conoce como ‘smart buildings’, es decir, edificios inteligentes que "utilizan la energía cuando se requiere y calculan cuándo es mejor ventilar y el tiempo necesario", entre otras cuestiones.

"Estamos ante una ola de calor extraordinaria", reconoció Saz, quien explicó que, aunque durante el día no existen diferencias en las temperaturas máximas entre la ciudad y las afueras, no ocurre lo mismo por las noches, cuando se produce "la isla de calor". En estos casos, las mínimas pueden ser entre "tres o cuatro grados por superiores", por lo que cada vez es más común que en algunos puntos de la ciudad se vivan noches por encima de los 25 grados. La diferencia solo desaparece, apuntó, cuando "sopla mucho viento".

"El verano ya se ha incrementado en 40 días –20 por delante y otros 20 por detrás– y va a hacer más calor, por lo que será necesario tomar medidas", insistió. En este aspecto, destacó la necesidad de contar con más zonas verdes. "En la actuación sobre el arbolado hay que valorar cuál es el más eficiente en el consumo del agua y en un clima como el nuestro. Y Zaragoza trabaja en ello", enfatizó. Tampoco sería desdeñable la colocación de toldos que se pudieran humedecer, "como ya hacían los musulmanes". "Generan un descenso de la temperatura durante el día, aunque por la noche, si se mantienen, pueden ocasionar el efecto contrario", apostilló.

Cano recordó que las ciudades han sido planificadas para la movilidad en vehículos, en detrimento de la zonas de arbolado, de los animales y de la cercanía al agua. Y es precisamente ese el mayor cambio que se necesita si se quieren combatir las altas temperaturas. "Hay que trabajar en favor de la biodiversidad, a favor del medio", enfatizó.

Viviendas de cero emisiones

La otra área en la que hay que redoblar esfuerzos es en la construcción. "Cada una de las viviendas que se construyan deberían ser autosuficientes", insistió. Y, de momento, España va a la cola. Para conseguirlo, Cano apostó por dos vías: la utilización de energía fotovoltaica y la mejora de los aislamientos. Las placas se podrían poner en cubierta pero también en la fachada sur. "En otros países se está apostando por que estén en toldos, aleros y pérgolas", ejemplificó.

Ambos aspectos se podrían poner en marcha tanto en las nuevas construcciones como en las rehabilitaciones, dado que según enfatizó Saz, el 80% de las viviendas con las que se contará en 2050 "ya están construidas". Muchas de ellas, incluso, tienen años de historia y las técnicas y materiales utilizados no cumplen con las características actuales.

Cano, además, apostó por los ‘smart buildings’. "En necesario saber el consumo de una edificio viejo y con esos datos se puede automatizar para informar a los habitantes de cuándo están acumulando energía o si la pierden", ejemplificó. Consideró que aunque la sociedad cada vez avanza más hacia la concienciación en esta materia, todavía no se está haciendo todo lo que se podría. "Cuando se compra una casa, se mira cuántos metros tiene, dónde está, pero no cuánto gasta", lamentó.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión