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El acusado del crimen de Katia tenía "miedo" y "sueño" pero no había tomado drogas
En el centro penitenciario le realizaron un análisis tras salir de la vista que fue suspendida. El resultado fue negativo y sostienen que solo tomó su medicación.
Rubén Calvo Ropero, el acusado del asesinato de Katia que se enfrenta con penas de entre 23 y 26 años de prisión, no durmió la noche previa de la primera jornada del juicio celebrado el lunes en la Audiencia de Zaragoza al enfrentarse con una condena que puede marcar su vida ya que tiene 33 años.
Fuentes penitenciarias explicaron este lunes que habría tomado su medicación, pero nada más, ya que en la prueba analítica realizada en el centro penitenciario de Daroca a su llegada el pasado lunes por la tarde, tras aplazarse el juicio por el estado en el que se encontraba, no aparecía que hubiera consumido drogas.
Fuentes penitenciarias cree que el “miedo” puede haber influido en el estado que presentaba el lunes en la sala de vistas, donde permanecía casi inconsciente. También señalan la “presión” que sufría en la celda, que comparte desde octubre del año pasado con su hermano José Manuel, de 40 años, condenado a una pena de 14 por una brutal paliza y lesiones a una mujer que dejó dándola por muerta en Valdespartera.
Dormir en la enfermería
En la segunda noche previa al juicio (el martes), la dirección de la prisión de Daroca optó porque Rubén Calvo Ropero estuviera en la sección de enfermería para evitar más problemas en el juicio y pudiera descansar, como ocurrió, según fuentes penitenciarias. Este martes se levantó sin problemas a las 8.00 para ser trasladado en una furgoneta de la Guardia Civil a la Audiencia de Zaragoza.
“En la enfermería pudo dormir porque no hay nada ni nadie que le afecte”, señalaron las mismas fuentes, que explican su estado de la víspera por “el consumo de su medicación” y “la falta de sueño”.
Respecto al comportamiento habitual del acusado en la cárcel, fuentes penitenciarias señalaron que es “simplón” y “sobrevive” a la situación. De hecho, su personalidad le ha llevado a estar en una celda del módulo de respeto, acompañado de su hermano.
En los nueve meses de ingreso en el centro penitenciario, que acoge a unos 350 presos, no ha dado que hablar entre los funcionarios y tiene “una trayectoria tranquila”. Su perfil es “mínimo” respecto a su hermano mayor, quien tiene “más luces” que él. Creen que este pudo haberle influido a la hora de meditar “lo que le iba a caer” con la celebración del juicio.
Aunque su aspecto era aparente es de normalidad, el comportamiento que tuvo en la celebración del juicio en la Audiencia de Zaragoza y la sospecha de que pudiera haber consumido alguna droga llevó a la prisión a hacerle una prueba analítica.
La forense María Luisa Tomás informó a la magistrada presidenta del tribunal, Esperanza de Pedro, y a los miembros del jurado que podía haber consumido una dosis muy alta de la medicación o drogas, en su primera exploración.
Según Instituciones Penitenciarias, no se detectaron sustancias estupefacientes en sus análisis.
Medicamentos para dos o tres días
En la prisión de Zuera, todos los lunes se suelen repartir la medicación para dos días y esa costumbre puede provocar que alguna vez se consuman todas las pastillas “de tirón”, con el efecto que puede tener incrementar así las dosis de según qué medicaciones. Esto incluso se supera los fines de semana porque el viernes se entrega lo que se ha de consumir durante tres días.
Fuentes penitenciarias de esta prisión señalaron que “es triste, pero estamos muy acostumbrados a los colocones” entre los internos por la falta de enfermeros o ats para repartir las mediciones a los internos.