Tribunales

El Salud deberá pagar 850.000 euros a un paciente que se ha quedado ciego por una mala praxis

El TSJA considera que las demoras "injustificadas" en el tratamiento que recibió le causaron daños irreversibles.

Palacio de los Luna o Condes de Morata en Zaragoza, sede del TSJA
Palacio de los Luna o Condes de Morata en Zaragoza, sede del TSJA
Guillermo Mestre

Un tumor benigno que se podía curar sin demasiadas complicaciones terminó causando ceguera a un zaragozano por una mala praxis médica. El Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) ha llegado a esta conclusión tras analizar pormenorizadamente las citas, las intervenciones y el tratamiento que pautaron los médicos neurocirujanos al paciente, de 42 años.

Los magistrados aprecian que se produjeron unas "dilaciones" totalmente "inaceptables" que derivaron en un empeoramiento del enfermo y, a la postre, en una ceguera total. Por esa razón, condena al Servicio Aragonés de Salud (Salud) a indemnizarlo con 850.000 euros, puesto que, dada su juventud, se ha visto abocado a una gran invalidez y a una vida limitada por la ceguera.

La sentencia de los magistrados de la Sección I de lo Contencioso Administrativo ­–Juan Carlos Zapata, Juan José Carbonero y Javier Albar, que ha sido el ponente– revoca una orden de la Consejería de Sanidad de la DGA que desestimaba por prescripción la reclamación del paciente. El TSJA cree que no solo no ha prescrito, sino que la atención que recibió en el sistema público sanitario no fue la correcta, como ha mantenido durante todo el proceso su abogado, Julián Lozano Estopañán.

"En cualquier caso, que un paciente pierda la visión como consecuencia del mal manejo de una hidrocefalia aguda a lo largo del tiempo no es aceptable con los medios actuales", señala el tribunal en su sentencia, que aún puede ser recurrida.

La vida del zaragozano, fontanero de profesión, comenzó a cambiar en septiembre 2017. El 19 de ese mes acudió a urgencias del Miguel Servet por cefaleas y episodios de visión borrosa. En ese momento se le diagnosticó una tumoración de fosa posterior craneal, por lo que,

 cinco días después, se le practicó una resección del tumor, el cual le estaba causando una hidrocefalia triventricular (líquido en las cavidades profundas del cerebro), una hipertensión intracraneal y un edema de papila. El 27 de septiembre se le retiró el drenaje externo, el 28 se le dio de alta y ya no se le hizo un seguimiento, sino que se le dio consulta para el 16 de noviembre, donde se le citó para oftalmología en "dos o tres semanas". Para el tribunal, el tratamiento fue el adecuado, pero el "error inicial fue dejar transcurrir cinco días, en lugar de un máximo de 48 horas, para hacer la resección tumoral".

La primera visita tras el alta hospitalaria la tuvo en el servicio de Neurocirugía el 16 de noviembre. El paciente le dijo al médico que tenía un severo dolor de cabeza y pérdida de visión y este, sin practicar prueba alguna en ese momento, le entregó un volante para consultas externas de Oftalmología pidiendo que fuera examinado en "dos o tres semanas". En el volante escribió: "Paciente intervenido de fosa posterior más hidrocefalia. Papiledema. No ha mejorado de su disminución de agudeza visual. Solicito fondo de ojo más campimetría".

Cefaleas y pérdida de visión

Mientras esperaba la cita el zaragozano fue empeorando y, el 27 de noviembre, notando cada vez más dolor de cabeza y pérdida de visión, fue al urgencias. Allí se le practicó un TAC y pese a que se apreció que la hidrocefalia persistía, no se hizo prueba oftalmológica alguna y se le envió a casa de alta con un diagnóstico de "cefalea". Como los dolores y la pérdida de visión se agudizaban cada día, el 4 de diciembre se presentó en la consulta de oftalmología de la Cruz Roja, donde le examinó una doctora, quien, ante su estado, le dijo que se fuera inmediatamente a urgencias del Miguel Servet. El paciente fue ingresado al llegar al centro sanitario y se le colocó un drenaje, pero "no inmediatamente", sino a las 24 horas "pese a que la pérdida de visión que presentaba podía convertirse en irreversible", recogen los magistrados. Frente a la agudeza visual que tenía cuando ingresó la primera vez (1, lo normal), en ese momento era ya de 0,1.

Hasta ese momento nadie le había dicho al paciente que nunca iba a recuperar la visión. El primer informe médico en el que se recoge el carácter irreversible de la ceguera es de noviembre de 2018 y en él se expresa que no tiene curación. Pero, además, los problemas y "demoras injustificadas" siguieron produciéndose en 2019, como recogen los magistrados, lo que influyó en el resultado final.

Para el tribunal, lo ocurrido no se trató de una "simple pérdida de oportunidad terapéutica, sino que, dado el estado de salud del paciente, que no tenía antecedentes, lo no muy frecuente de la complicación y la reiteración de dilaciones en el tratamiento, hay un nexo de causalidad claro entre estas y las secuelas padecidas". Califica, además, de "claramente insuficiente" el consentimiento informado para este procedimiento (se entregó uno general de cirugía digestiva) y en él no se recogió la posibilidad de tener una hidrocefalia posterior ni de no recuperarse de las lesiones previas.

El paciente siente que la Justicia ha hecho todo por reparar el daño causado, pero le hubiera gustado recibir también una explicación o disculpa por parte de los médicos. Y desea, como traslada en su nombre su abogado, que no le pase a nadie algo similar.

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