Heraldo del Campo

Cooperativismo

Un futuro que se sembró hace 35 años

El 4 de abril de 1987 se constituía en Zaragoza la Federación Aragonesa de Cooperativas Agrarias, una organización nacida para ser la voz aglutinadora y única del sector, que mira ahora a un futuro que comenzó a labrarse hace siete lustros.

Inauguración de la nueva sede de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón en el corazón de la capital aragonesa.
Inauguración de la nueva sede de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón en el corazón de la capital aragonesa.
Cooperativas Agroalimentarias

Mucho ha cambiado el cooperativismo aragonés desde finales de los años 80. La gran mayoría de aquellas cooperativas -algunas de ellas incluso centenarias- que cuajaban el medio rural de la Comunidad con un marcado carácter local y vinculado casi en exclusiva al municipio que las albergaba y a las que acudían los agricultores con fines esencialmente económico, se han profesionalizado, han invertido en transformación, han abierto nuevos mercados, han apostado por la investigación e incluso (aunque no todas las que serían deseables) se han dimensionado. Además, le han plantado cara a las crisis -a las económicas en general y a las propias del sector en particular- y han dado el do de pecho en los momentos más complicados y desconocidos, como los vividos durante la pandemia.

Han podido hacerlo porque desde hace 35 años cuentan con una federación que las aglutina y defiende sus intereses con una sola voz, tanto ante las administraciones como ante la sociedad; que ha creado servicios para impulsar su dinamización y, sobre todo, que no ha escatimado esfuerzos y trabajo para propiciar un cambio de mentalidad entre sus socios y sus dirigentes que permitiera transformar aquellas entidades que funcionaban como mero almacenes sin apenas cooperación en unas empresas agrarias, unidas entre sí a través de las cooperativas de segundo grado, capaces de salir a los mercados, pero también de conseguir el reconocimiento que la agricultura se merece por parte de la sociedad.

Ese futuro comenzó a sembrarse a mediados de los 80. En esos años las cooperativas empezaban a demandar una organización que les permitiera reivindicarse, que actuara como intermediadora, que les diera una mayor visibilidad y las representara en su conjunto. Necesitaban, además, disponer de ciertos servicios que propiciaran esa colaboración que es la base del cooperativismo y eran conscientes de tenían que hacerlo con una estructura única y de unidad.

Esa necesidad de hacerse oír con una sola voz no fue privativa del cooperativismo aragonés. Era una exigencia que recorría todo el territorio español y que comenzó a concretarse en las distintas regiones, la aragonesa incluida, al calor de la Confederación de Cooperativas Agrarias de España (CCAE) surgida de la unión de los dos federaciones nacionales existentes en ese momento (AECA y UCAE).

El deseo aragonés se hacía realidad el 4 de abril de 1987. Se constituía ese día en Zaragoza la entonces llamada Unión de Cooperativas-Federación Aragonesa de Cooperativas Agrarias. Y lo hacía, en respuesta a la demanda de las cooperativas, que si bien tenían inquietudes, proyectos y muchas reivindicaciones no contaban entonces con una voz única y representativa con la que dejarse oír ante las Administraciones y también ante la ciudadanía.

Distintos momentos de la trayectoria de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón en sus 35 años de historia.
Distintos momentos de la trayectoria de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón en sus 35 años de historia.
Cooperativas Agroalimentarias

Fue Melchor Rodrigo quien tomó las riendas de la recién nacida asociación cooperativa. En 1990 fue sustituido por Luis Latorre, que se mantendría en el cargo durante más de una década en la que la federación tomó un decisivo impulso. El 6 de junio de 2002, Félix Báguena accedía a la presidencia de FACA, un cargo que abandonaría poco más de un año después, en 2003, cuando fue sustituido por Albino Lacasa, que apenas estuvo cuatro meses en la presidencia. Desde el 31 de marzo de 2004 hasta el 30 de abril de 2014, Fernando Marcén fue la voz del cooperativismo aragonés, una voz que se escuchó en las más altas representaciones españolas y europeas al ocupar también la presidencia de Cooperativas Agroalimentarias de España. El 30 de abril de 2014, Marcén daba el relevo a José Víctor Nogués, que lidera actualmente Cooperativas Agroalimentarias de Aragón.

Para todos ellos, no ha sido un camino fácil. Cooperativas Agroalimentarias de Aragón como ahora se denomina la organización que celebra este año sus siete lustros de existencia ha cosechado destacados logros, pero también ha tenido que hacer frente a no pocos obstáculos. Ha conseguido notables avances, pero en su andadura también se ha anotado algún que otro tropiezo. El balance es, sin embargo, "satisfactorio" como señala su actual presidente, José Víctor Nogués, que reconoce que todavía queda futuro por conquistar. Y lo dice mirando a la administración aragonesa, atento a todo lo que se decide en Bruselas y con el anhelo de conquistar mercados, desde los más locales a los más lejanos.

"La Federación Aragonesa de Cooperativas Agrarias (FACA) es una estructura de ámbito regional autonómico que pretende elevar el tono empresarial de las cooperativas agrarias de una manera decisiva y decidida". Lo decía en 1991 su entonces gerente, Gregorio Moreu, en una comparecencia en las Cortes en la que también participó el entonces presidente de FACA, Luis Latorre, y miembros del consejo rector.

Reconocían en aquel año sus responsables ante los diputados que el proceso de elaboración, confección y puesta en marcha real de la federación aragonesa había sido "muy lento". Comenzó a gestarse en 1985 pero tendrían que pasar dos años hasta que el 4 de abril se celebró en Zaragoza la asamblea constituyente que hacía realidad la entidad que desempeñaría "la representatividad y defensa de los intereses de toda índole de sus miembros, junto con la promoción de cuanto contribuya a fomentar el prestigio de la misma, la unificación de políticas o de criterios, la armonía y espíritu societario y la elevación de nivel cooperativo, profesional y humano", como reza su objeto social y fundacional. Sin embargo, hubo que esperar hasta noviembre de ese mismo año para que la organización fuera inscrita en el registro de cooperativas y aún más, hasta 1990 "para que los 15 hombres que formaban el consejo rector de la federación (cinco por cada una de las tres provincias aragonesas) se decidieran a instalar oficina, contratar gerente y equipo técnico, para poner en marcha ese punto de encuentro y esa proyección del cooperativismo", como recordaba Moreu ante la Comisión Agraria del Parlamento regional.

Distintos momentos de la trayectoria de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón en sus 35 años de historia.
Distintos momentos de la trayectoria de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón en sus 35 años de historia.
Cooperativas Agroalimentarias

Los titubeantes pasos iniciales en su constitución no lo fueron en su reivindicación. Puso voz a las cooperativas apenas recién creada cuando el 28 de febrero de 1988 la amenaza de una nueva guerra del maíz hizo que FACA ocupara lugar destacado en una mesa en la que, junto con las federaciones de Navarra y La Rioja y las organizaciones agrarias, se acordó ejercer una total oposición a las tasas de corresponsabilidad del cereal (un impuesto fijado por Bruselas que debían ingresar los agricultores en las arcas comunitarias para contribuir a financiar las exportaciones a bajos precios de la CE).

No solo plantó cara a aquellas medidas políticas que considera que ponían en riesgo la rentabilidad de las explotaciones. También en sus inicios tuvo que pelear ante acciones de la Administración que amenazaban la supervivencia de la joven organización cooperativa. Apenas había cumplido un mes desde su ingreso en el registro de cooperativas, cuando la consejería de Agricultura decidía suprimir prácticamente todas las ayudas de su departamento. Una decisión a la que las propias cooperativas socias respondieron incrementándose la cuota para mantener y consolidar la federación.

Desde entonces esa reivindicativa voz ha sonado alto y claro en los despachos, pero también en las calles, a las que los representantes de esta organización han salido -en unidad de acción con las organizaciones agrarias- para protestar por los bajos precios, para exigir un mejor trato a la ganadería extensiva, para reivindicar una Política Agraria Común que ponga el foco en las explotaciones familiares o para pedir medidas que eviten la despoblación de un territorio en el que, en la mayoría de las ocasiones, son las únicas empresas que existen.

Un cambio en plena crisis

Si hay un año clave en la andadura de FACA ese es 2009. No corrían buenos tiempos, ni para la economía en general ni para el sector agroalimentario en particular, acosado entonces por la volatilidad de los precios de mercado y los problemas económicos y financieros acarreados por la crisis. Pero la Confederación Española de Cooperativas decidió poner buen cara. Se presentó el 18 de febrero de aquel año totalmente renovada, con un nuevo logo, una nueva denominación, un nuevo lema. Cambió su apellido de Agrarias por Agroalimentarias para significar una apuesta decidida por avanzar en la cadena de alimentación sin renunciar al origen agrario ni a su arraigo y vinculación con la tierra y con el mundo rural. Adoptó como logotipo un círculo abierto que encierra dos mensajes: la filosofía de puertas abiertas del cooperativismo y el árbol que simboliza su relación con la producción agrícola. Su eslogan ‘Somos futuro’ era su aviso sobre la proyección y continuidad de la actividad agraria y del cooperativismo. La elección del color verde dejaba claro su compromiso con la naturaleza y el medio ambiente.

Distintos momentos de la trayectoria de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón en sus 35 años de historia.
Distintos momentos de la trayectoria de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón en sus 35 años de historia.
Cooperativas Agroalimentarias

FACA asumió de inmediato esa nueva carta de presentación y se transformó en Cooperativas Agroalimentarias de Aragón, convirtiéndose además en el motor de un salto cualitativo por el que empezaban a apostar las cooperativas, que afrontaron un proceso de modernización, de orientación al mercado, de inmersión en la investigación y de formación, acompañados siempre de una organización que no solo las representa sino que ha ido creciendo (y ofertando) en estructura y servicios. La organización integra 158 cooperativas -que aglutinan a 50.000 agricultores y ganaderos-, que pertenecen a 13 sectores de producción y cuya facturación roza los 900 millones de euros, cifra que se eleva a los 1.300 millones si se tiene en cuenta la actividad de las empresas participadas.

De toda esta trayectoria, el actual presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón, José Victor Nogués, destaca principalmente "la consolidación del cooperativismo a nivel regional". Reconoce que no ha sido una tarea fácil, pero insiste en que se ha logrado que en Aragón haya una sola voz que hable en nombre del cooperativismo.

Queda camino por recorrer, señala el líder de la organización, que recuerda el empeño y la reivindicación constante que mantiene desde hace años para que la Comunidad cuente con una buena ley de integración cooperativa. "Tanto en otras comunidades como en el ámbito nacional hay más ayudas que las que existen en la Comunidad. Vamos con desventaja y más retrasados en lo que se refiere a apoyo directo a la integración", insiste Nogués.

El presidente de la organización, José Víctor Nogués, estrecha la mano al consejero de Agricultura, Joaquín Olona.
El presidente de la organización, José Víctor Nogués, estrecha la mano al consejero de Agricultura, Joaquín Olona.
Cooperativas Agroalimentarias

Si esa normativa es "urgente y necesaria", señala, es porque con ella se conseguirá dimensionar a un sector ahora muy atomizado "y convencer a los menos proclives, a esos que siguen siendo el freno a que haya integración", porque resulta imprescindible dimensionar el sector para salir al exterior. "Se podrían hacer muchas más cosas y creo que sería un incentivo si desde el Gobierno de Aragón se diese más apoyo", puntualiza Nogués.

En su balance, el presidente de Cooperativas Agroalimentarias recuerda el papel realizado por estas entidades durante la pandemia, especialmente en los duros meses del confinamiento en el que los agricultores y sus cooperativas demostraron su carácter esencial, su capacidad de adaptación y su fortaleza, pero también su lado más solidario. "Lo hicimos por convencimiento y no queremos nada a cambio", asegura Nogués, que lamenta, sin embargo, que "la sociedad en general es algo olvidadiza".

Reconoce además el mazazo que ha supuesto para el sector la caída del grupo alimentario cooperativo Arento. "Sí ha afectado al cooperativismo y a la propia organización. El que una empresa como esta haya fracasado ha supuesto desconfianza, no tanto a nivel institucional, pero sí de entidades financieras o proveedores, lo que ha supuesto un esfuerzo que no se exige a otras empresas", lamenta Nogués, que asegura no entender por qué cuando una sociedad anónima quiebra no repercute en las demás pero sí sucede así cuando cierra una cooperativa.

Desde una nueva sede

Con sus logros y sus tropiezos, Cooperativas Agroalimentarias de Aragón celebra ahora sus 35 años de historia desde una nueva sede, situada la avenida de Echegaray y Caballero de la capital aragonesa. Un local de más de 400 metros cuadrados, al que han llegado tras 18 años en unas instalaciones situadas en Mercazaragoza, con el que la federación quiere disponer de una ubicación más céntrica que permita darle una mayor visibilidad, pero también contar con un espacio "moderno y adecuado, preparado para afrontar las necesidades presentes y futuras de la organización" dice su presidente.

Y desde allí mira hacia los desafíos que llegan, especialmente desde la Unión Europea. "He estado en Bruselas y he venido muy preocupado con las exigencias medioambientales de Europa", señala Nogués, que insiste en que "por supuesto, hay que buscar la sostenibilidad", pero matiza que hay que hacerlo con rentabilidad y economía, con empresas agrarias y relevo generacional. "Las cooperativas tendremos que adaptarnos a la Europa verde, pero siempre que podamos seguir produciendo y defendiendo la explotaciones de nuestros socios".

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