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Aulas de la Universidad superan los 30ºC en plena campaña de ahorro energético

Profesores y alumnos se quejan de las altas temperaturas, mientras que desde el campus recuerdan que en ningún año se ha encendido la refrigeración en mayo.

Evolución de la temperatura el pasado día 19 de mayo en un aula de la Escuela de Arquitectura e Ingeniería (EINA).
Evolución de la temperatura el pasado día 19 de mayo en un aula de la Escuela de Arquitectura e Ingeniería (EINA).
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Varias aulas, laboratorios e incluso salas de estudio de la Universidad de Zaragoza han registrado en los últimos días temperaturas superiores a los 30 ºC coincidiendo con las medidas de ahorro energético implantadas por el campus público y que determinan que hasta el 1 de junio solo se encenderá el aire acondicionado cuando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) establezca alarmas por altas temperaturas y limitado a espacios como el Hospital Veterinario o edificios de institutos.

Esta iniciativa, puesta en marcha por el elevado precio de la electricidad y el gas, ha provocado un aluvión de críticas de alumnos y docentes en las redes sociales, donde no han dudado en publicar imágenes con las temperaturas registradas por el excepcional episodio de calor vivido en Aragón –y que continuará en las próximas jornadas–. Fuentes del campus universitario señalaron que estas altas temperaturas son inusuales y que, independientemente del plan de ahorro energético, de forma tradicional el aire acondicionado se enciende a mediados de junio.

A primera hora de la tarde de este viernes, la cafetería del edificio Ada Byron se encontraba a casi 32 ºC, según los datos difundidos por los sensores instalados en el campus Río Ebro. En algunas aulas y salas de ordenadores del Torres Quevedo había también más de 30. Esta situación, según denunció un catedrático de la Escuela de Arquitectura e Ingeniería (EINA), provoca que "las condiciones de trabajo y de asistencia a clase no sean buenas". Una percepción que mantienen otros profesores consultados, quienes además recordaron que en muchos espacios se están superando los 27 ºC que como máximo puede haber según la legislación nacional de prevención de riesgos laborales. "Por normativa tendríamos derecho a abandonar nuestro puesto de trabajo, pero eso perjudicaría a nuestros alumnos", apuntaron.

Y no hay previsión de mejora. El último documento publicado por la Oficina Verde de la Universidad de Zaragoza detalla que en junio y hasta el 8 julio solo se conectará la climatización cuando la Aemet establezca alarmas por altas temperaturas –en toda la Comunidad, excepto en el Pirineo, es a partir de los 36 ºC– o si durante tres días consecutivos hay temperaturas exteriores de 34 o más grados durante el día y las mínimas alcanzan los 18. En estos casos, puntualiza el documento, la refrigeración se conectará una vez se superen los 32 ºC en el exterior y, de manera genérica, se apagará a las 18.00. Los docentes recordaron que ante estas situaciones se podría seguir incumpliendo la legislación nacional vigente, ya que las directrices universitarias se basan en el exterior, pero lo relevante es la temperatura interior.

Sin refrigeración

En el resto del mes de julio y en agosto –lo que supone el periodo no lectivo– no está previsto que se conecte el aire acondicionado, mientras que en septiembre los requisitos serán los mismos que se aplicarán en junio.

En las salas de estudio, incide el documento, se aplicarán medidas de ventilación natural o forzada, como la apertura de ventanas cuando no se superen los 28 ºC en el exterior. En el caso de que sea insuficiente por las altas temperaturas del exterior, se encenderá la climatización de 12.00 a 20.00, siempre que tenga un sistema independiente.

Docentes y alumnos se mostraron especialmente preocupados por la época de exámenes, ya que las altas temperaturas, aseguran, pueden afectar a la concentración. En estos casos, desde el campus público se recomienda que los exámenes se hagan de 8.00 a 12.00 y de 16.00 a 18.00 cuando solo haya ventilación natural o forzada. Asimismo, se aconseja programar las pruebas en «espacios amplios y con posibilidad de ventilación cruzada».

Esta no es la primera ocasión en la que las medidas de ahorro energético provocan quejas entre los miembros de la comunidad universitaria. En marzo se limitó el uso de la calefacción y se redujo la iluminación de pasillos y zonas comunes además de otra serie de iniciativas con las que se pretendía ahorrar unos tres millones de euros en gas y electricidad.

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