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Las condiciones de trabajo y de vida han tenido un "impacto considerable" en la salud mental

Un estudio analiza los efectos del confinamiento en personas con depresión.

Vista de una carretera zaragozana durante el confinamiento obligatorio.
Vista de una carretera zaragozana durante el confinamiento obligatorio.
HA

Los determinantes sociales de la salud han jugado un papel fundamental en el bienestar de las personas durante la pandemia de la covid-19. Así se desprende de un estudio realizado por el Grupo Aragonés de Investigación en Atención Primaria (Gaiap) del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón), que analizó el impacto del confinamiento en personas con depresión, y que concluye que "los gobiernos deberían implementar programas de bienestar social ante problemas psicosociales en situaciones de crisis".

Para abordar el proyecto se realizaron, durante el mes de junio de 2020, en la fase de desescalada tras el confinamiento por el coronavirus, 52 entrevistas telefónicas a personas diagnosticadas de depresión en la provincia de Zaragoza. "Escuchar sus experiencias durante el encierro proporcionó información sobre sus preocupaciones y estrategias para afrontar esa situación, que estaban muy condicionadas por la situación en la que viven, su trabajo y su edad". Bárbara Oliván, profesora titular de la Universidad de Zaragoza e investigadora principal de este proyecto, asegura que este estudio se puede extrapolar al resto de la población: "Durante la covid se ha hecho patente la importancia de los determinantes sociales de la salud". 

Este artículo se incluye en la tesis doctoral de Alejandra Aguilar, investigadora del IIS Aragón, que trasladó que muchos de los determinantes sociales de la salud que se abordan en este estudio cualitativo surgieron del propio discurso de los participantes. Factores que influyen en cómo afrontaron las semanas de aislamiento, entre los que se incluyen el tipo de vivienda, los espacios exteriores, el apoyo social, las condiciones laborales, el manejo de las nuevas tecnologías o la accesibilidad a los servicios de atención sanitaria. "El tamaño de las casas y contar con balcones o terrazas era lo que más les influía. Vimos cómo la gente que vivía en entornos rurales, con más zonas exteriores, estuvieron mucho mejor que los que vivían en pisos pequeños en la ciudad", indicó.

Otros aspectos que se analizaron fueron el tamaño del núcleo familiar o la sensación de vacío que les producía ver las calles vacías:«Impactaba el estado de la ciudad en pausa, algo que comentaban, sobre todo, profesionales sanitarios que tenían que salir a trabajar sí o sí». El estudio tuvo en cuenta la carga extra que supuso para las familias el teletrabajo y el cuidado de los hijos, el manejo de las nuevas tecnologías y la brecha digital para los más mayores o la falta de contacto físico.

El estudio señala que los grupos socialmente vulnerables más afectados por la covid incluyen aquellos con trastornos mentales preexistentes y enfermedades físicas crónicas, trabajadores de primera línea, pacientes infectados o sospechosos, quienes viven en áreas con alta incidencia o con menos recursos económicos: «Los determinantes sociales de la salud, como las condiciones de trabajo y de vida, incluido el entorno físico, han tenido un impacto considerable en la salud mental».

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