coronavirus

"Los dos primeros clientes del día han entrado sin mascarilla"

En el colegio Joaquín Costa de la capital aragonesa la mayoría de los niños han acudido con el cubrebocas, todo lo contrario a lo que ocurre en un gimnasio cercano.

Si alguien esperaba encontrar una enorme hoguera en cada plaza donde quemar sus mascarillas este miércoles, estaba equivocado. Las primeras horas sin la obligatoriedad de llevarlas en los espacios interiores discurren entre el alivio de algunos, el temor de otros y la prudencia de la mayoría. El cubrebocas no ha desaparecido de la escena pública, ni en los interiores ni siquiera en los espacios abiertos, donde no es obligatorio desde hace dos meses. Además, hay que tener en cuenta que en lugares como el transporte público, los centros sanitarios y los asistenciales sigue siendo obligatoria.

A las 8.50, las puertas del patio del colegio Joaquín Costa de Zaragoza se abrían y un grupo de alumnos entraba de forma atropellada para protegerse de la lluvia. A algunos se les podía ver perfectamente la sonrisa dibujada en el rostro, mientras que la cara de otros permanecía, como todos los días, tapada por la mascarilla. En este día de estreno de la norma, no obstante, los primeros han sido los menos en este colegio de la capital aragonesa.

En el colegio Joaquín Costa se han visto los primeros rostros descubiertos en dos años.
En el colegio Joaquín Costa se han visto los primeros rostros descubiertos en dos años.
José Miguel Marco

Jeremy Vizcaíno, alumno de sexto curso, era uno de ellos, aunque apuntaba que iba sin mascarilla porque se le había olvidado. Pese a ello, estaba contento de no llevarla porque sin ella “hay más comunicación y más libertad para hablar”. “Y eso que con la mascarilla podías hablar bajito con el compañero sin que te vieran”, añadía. En su opinión, la supresión de la mascarilla “debería hacerse de momento como una prueba y, si no suben los contagios, mantenerlo”.

David Garcés, director del colegio, apuntaba que las últimas horas han sido “de expectación” por cómo se concretaba la norma. Las primeras impresiones a las puertas del colegio le confirmaron sus sospechas: “Cuando dejaron de ser obligatorias en los patios, casi todos seguían llevando las mascarillas”. “Esto va a ser algo progresivo, unos irán marcando el camino y el resto irán perdiendo el miedo poco a poco”, añadía.

Los profesores, señalaba Garcés, ya tenían “muchas ganas de verles la cara” a los alumnos, ya que “hay algunos que han entrado en estos dos años a los que todavía no conocemos”. En su opinión, llevar el rostro descubiertos -si la pandemia lo permite- es fundamental para “trabajar las emociones”, ya que estas se esconden con mayor facilidad tras la macarilla. Por no hablar de las dificultades que suponen para los profesores de lengua extranjera, cuya pronunciación se complica con la boca cubierta.

Si en el colegio Joaquín Costa las mascarillas eran dominantes, en el cercano gimnasio Viva Gym Puerta del Carmen la situación era la contraria. Allí eran una excepción a primera hora. “Había muchas ganas de poner hacer ejercicio sin mascarilla, es mucho más cómodo”, apuntaba Didac Chavero. “Con la boca cubierta, la respiración y la recuperación cuesta mucho más, yo lo he notado mucho todo este tiempo”, afirmaba. Aunque entiende que haya gente a la que le pueda dar apuro compartir sin mascarilla un espacio cerrado en el que además se hace ejercicio físico, añadía que “hay que avanzar y mirar hacia adelante”.

El primer día sin mascarilla obligatoria, en varios equipamientos y comercios de Zaragoza.
Vanessa Pinto, esta mañana en el Viva Gym Puerta del Carmen.
José Miguel Marco

Las hermanas Vanessa y Lady Pinto también estrenaban a primera hora su rostro descubierto en el gimnasio. “Teníamos muchas ganas, porque estar aquí con mascarilla es un agobio, no se podía respirar”, apuntaban. Víctor Borobia, club manager del gimnasio, señalaba que la medida era “muy demandada”, y que los últimos días “ha habido nervios” entre los usuarios. “A alguno ha habido que recordarle que todavía no había entrado la norma en vigor”, confesaba. La retirada de la mascarilla era especialmente esperada “en las clases colectivas con actividad intensa”. Ahora, ya sin esta obligatoriedad, confía en que se recupere la normalidad… y los clientes perdidos por la pandemia. “Esperemos que la gente se anime”, deseaba.

En los bares y comercios también hubo quien quiso estrenar la posibilidad de entrar sin mascarilla. En los negocios de restauración apenas se veía diferencia con los días previos, ya que allí ya se podía estar con el rostro descubierto para tomar las consumiciones. Esta mañana, algunos se la volvían a colocar tras apurar el café. La novedad real estaba en los comercios, donde hasta ahora sí era imprescindible. “Los dos primeros clientes del día han entrado sin mascarilla”, comentaba Kensel Argüello, tendera de Frutas Visiedo.

El primer día sin mascarilla obligatoria, en varios equipamientos y comercios de Zaragoza.
Kensel Argüello repone los kiwis en Frutas Visiedo.
José Miguel Marco

En su opinión, en las tiendas pequeñas de alimentación como la suya “debería seguir llevándose”. “No lo digo por mí, que ya he pasado el coronavirus tres veces, sino por las personas mayores”, apuntaba. Esta comerciante añadía que, aunque ella no tiene miedo, “las dependientas estamos muy expuestas al público”, por lo que “no hay que preocuparse solo de los sanitarios”.

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