nuevos modelos

De la Ley del Divorcio al apoyo a la familia como bien más preciado

Aragón estrenó el Estatuto de Autonomía al año siguiente de aprobarse la Ley del Divorcio. Si aquella normativa dio respuesta a la reclamación de una mayor autonomía individual, cuatro décadas después la familia es la más valorada como agente de bienestar. Con el objetivo de dar respuesta a la necesidad de fortalecer los vínculos que se han debilitado en la vida de las personas, se está gestando la Ley de Apoyo a las Familias de Aragón.

La antesala de la Ley del Divorcio. Imagen de la primera manifestación feminista propiamente dicha celebrada en Zaragoza el 22 de junio de 1978, que encabezaba una pancarta con el eslogan ‘Divorcio y derechos para la mujer’.
La antesala de la Ley del Divorcio. Imagen de la primera manifestación feminista propiamente dicha celebrada en Zaragoza el 22 de junio de 1978, que encabezaba una pancarta con el eslogan ‘Divorcio y derechos para la mujer’.
Juan G. Misis/Heraldo

En las cuatro décadas que han pasado desde que se aprobó el Estatuto de Autonomía de Aragón se han producido cambios sociales de relevancia. Hasta entonces, las parejas se casaban para toda la vida, ahora, hasta que el divorcio exprés las separa. Pero hay algo que permanece inmutable a lo largo del tiempo, e incluso se ha reforzado en las sucesivas crisis, sean de carácter económico o bien sanitario, que han azotado al país: la familia sigue siendo lo más valorado, está considerada la red que amortigua los embates de la vida.

Del prestigio que goza el núcleo familiar a prueba del paso de las décadas dan medida índices de referencia sociológicos como los elaborados por el profesor titular de Sociología en la Universidad de Zaragoza Pablo García Ruiz. En su estudio ‘Agentes de bienestar: la familia’, se deja constancia de cómo, año tras año, las encuestas apuntalan a la familia como el aspecto más importante en su vida, por encima de, por este orden, el trabajo, los amigos, el tiempo libre, la religión y la política.

Tanto en Aragón como en el resto de España se cuidan especialmente las relaciones familiares, si se compara con otros países europeos: el 31,7% de los españoles ve a sus padres a diario, frente al 13,4% del Reino Unido, el 11,6% de Francia o el 8,6% de Suecia, según una encuesta de 2017 que sigue de plena vigencia, corrobora el también sociólogo de la misma institución académica Pablo Redondo. Un dato significativo del apego entre los padres y sus vástagos es que el 69% de los hijos emancipados viven a menos de cinco kilómetros de sus progenitores.

Según datos del CIS previos a la pandemia, siete de cada diez personas habían dado apoyo emocional a un familiar en los últimos seis meses, y el 27% habían prestado dinero. De hecho, García Ruiz destaca que las crisis (tanto la económica sufrida a partir de 2008, como la sanitaria que se desató en 2020) han contribuido a fortalecer los vínculos familiares: para el 49%, la relación con sus allegados mejoró durante el confinamiento.

Ante esa demanda de protección al núcleo familiar, se está gestando la Ley de Apoyo a las Familias de Aragón, que pretende reconocer esta institución como estructura fundamental de la sociedad aragonesa y establecer un marco legal para desarrollar políticas integrales de apoyos para protegerla. En una sociedad tan envejecida como la aragonesa, es vital ese apoyo para el cuidado de los ancianos, y también para las personas dependientes, así como el impulso a los proyectos de emancipación de los jóvenes o a la educación de los hijos.

"Entramos en los 80 con la Ley del Divorcio como una especie de liberación de los lazos familiares, de dar más espacio a la autonomía individual y 40 años después estamos intentando ayudar a fortalecer esos vínculos que se han debilitado en la vida de las personas y que se echan en falta o se necesitan de una manera nueva ante los cambios en la vida social", analiza García Ruiz.

«Se vuelven a valorar desde otra perspectiva los vínculos familiares y se aspira a ayudas para poderlos disfrutar como un bien en la propia vida. Es decir, saberlos combinar con esa autonomía y a la vez con esa capacidad de vinculación, de solidaridad en el ámbito personal que se echa en falta o se ha quedado fragmentado o debilitado», expone el sociólogo.

Durante estos años se han sucedido transformaciones estructurales de calado, y una de las más importantes es la disminución del tamaño de las familias: en un 26% de los hogares solo vive una persona, según la Encuesta Continua de Hogares del INE de 2020. Las parejas con hijos que conviven en el hogar suponen el 33%, mientras que las parejas sin hijos en casa ascienden al 21%. El resto se divide entre el hogar monoparental (10%), el núcleo familiar con otras personas que no forman núcleo familiar (4%) y personas que no forman ningún núcleo entre sí (3%).

El 3 de julio de 2005 entró en vigor la ley del matrimonio homosexual en España. Una de las parejas que se casó aquel año en Aragón fue la formada por Pepe Paz y José Manuel Cabrera, con los Mallos de Riglos de testigo.
El 3 de julio de 2005 entró en vigor la ley del matrimonio homosexual en España. Una de las parejas que se casó aquel año en Aragón, el 17 de septiembre, fue la formada por Pepe Paz y José Manuel Cabrera, con los Mallos de Riglos como testigos del enlace.
Mapi

La reducción del tamaño de los hogares se debe a la caída en picado de la tasa de natalidad a partir de los años 80, apuntan los sociólogos. Y la llegada del primer hijo se pospone cada vez más, lo mismo que la emancipación debido a las dificultades de acceso al trabajo y a la vivienda.

Si antes trabajaba solo una persona en cada hogar, con la incorporación de la mujer al mercado laboral son dos los adultos empleados en la mayoría de las familias. El ascenso del empleo femenino (el 46,1% de las personas que trabajaban en España son mujeres, según datos de la EPA) ha llegado acompañado de la valoración decreciente del rol de ama de casa, así como el crecimiento (lento, según corroboran las encuestas) de la corresponsabilidad en las tareas del hogar y de cuidados. Y los varones suelen asumir las tareas más gratificantes, destacan los estudios sociológicos.

También ha cambiado el marco de referencia de lo que significa formar una familia: se aprobó la ley del matrimonio homosexual, se ha suavizado el proceso de ruptura con el divorcio exprés y se han extendido modelos como la custodia compartida, en la que Aragón fue pionera. Aun con todo, la comunidad aragonesa es la que menor ratio de divorcios tiene en las cuatro décadas que lleva implantada la legislación: según el INE, hay 1,3 nulidades, separaciones y divorcios por cada 1.000 habitantes, frente al 1,9 de la Comunidad Valenciana o Baleares.    

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