Uno de los A400M que llevó armas para Ucrania regresa a Zaragoza con 30 refugiados

Aterrizó sobre las 20.00 en la base militar y la mayoría de los desplazados fueron a Tarazona, Daroca y Calatayud.

Iryna Vlasenko llegó este lunes sobre las 20.00 a la base militar de Zaragoza junto a su hijo de 10 años y su madre de 66 en el mismo avión A400M del Ejército del Aire que por la mañana había llevado armas para Ucrania. A las puertas de las instalaciones le esperaban Charles Pickles y su padre, ingleses, que habían venido conduciendo desde Wrexham, en Gales, para recogerles. Les enviaban por Whatsapp fotos del vehículo para que los identificaran.

Su historia es solo la de tres de los 33 refugiados que llegaron en el vuelo, que salió a las 16.20 del aeropuerto militar de Jasionka en Polonia. Desde el Ministerio de Inclusión confirmaron que en el grupo había una veintena de «personas vulnerables con referentes en España», casi todo mujeres con niños y alguna persona mayor. La organización Accem se encargó de la primera acogida de estos refugiados y ante la falta de camas en Zaragoza, la carencia de plazas se deja sentir cada vez más en la capital aragonesa, la mayoría de ellos fueron trasladados en un autobús directamente desde la base al Seminario de Tarazona y a otras instalaciones de Calatayud y Daroca.

Anastasia Sukhuvyey, apoyada en la columna, charla con sus familiares y otros de los refugiados que llegaron en el avión militar en la parada de autobús.
Anastasia Sukhuvyey, apoyada en la columna, charla con sus familiares y otros de los refugiados que llegaron en el avión militar en la parada de autobús.
Guillermo Mestre

Se trata del primer vuelo con refugiados ucranianos que aterriza en la capital aragonesa y no se descarta que se produzcan más en el futuro. La embajada ucraniana y asociaciones de ayuda humanitaria están llegando a acuerdos con el Ministerio de Defensa para que las aeronaves que transportan el material ofensivo evacuen gente a su regreso.

El turiasonense Miguel Taus acudió a la entrada de la base con la idea de recoger a Sofía, la hija de una familia ucraniana que se encuentra alojada en el Seminario de Tarazona y cuya madre había insistido en que se acercara. "Al final ya me ha quedado claro que la organización los va a llevar directamente a Tarazona. Ellos ya vienen registrados en una lista y con una habitación asignada. Es lógico hacerlo así, con todas las garantías", aseguró cuando le explicaron el plan de viaje previsto.

El autobús que traslada al grupo que aterrizó en Zaragoza sale de la base militar
El autobús que traslada al grupo que aterrizó en Zaragoza sale de la base militar
Guillermo Mestre

Emociones en una parada de bus

Los que sí pudieron reencontrarse con familiares y amigos hora y media después fueron Anastasia Sukhuvyey y Charles Pickles y su padre, estos últimos impacientes y visiblemente agotados de un viaje desde Gales del Norte que emprendieron el domingo por la mañana. La emoción se desató en una parada de autobús de la carretera del aeropuerto, donde el vehículo que transportaba a los evacuados estacionó para que se bajaran.

Anastasia, con su marido y su hija pequeña, se fundieron en un abrazo con su prima, Anna Dadasheva y su sobrino, Artem Dadashev, que venían de Krivoy Rog, a unos 450 kilómetros al sur de la capital, Kiev. "El próximo 18 de junio Artem va a cumplir 18 años y su madre lo ha sacado porque no quiere que lo llamen a filas. Estuvo en la academia militar tres años", comentó mientras cargaban maletas y almohadas.

"Estoy más tranquila y feliz porque he salvado la vida de mi hijo, no iba a permitir que cumpliera 18 años en plena guerra", reconoció la madre.

Charles Pickles y su padre habían conducido desde Gales para recoger a la familia de un amigo ucraniano
Charles Pickles y su padre habían conducido desde Gales para recoger a la familia de un amigo ucraniano
Guillermo Mestre

En Krivoy Rog, "donde los bombardeos están a 10 kilómetros", se ha quedado el padre. Anastasia ya acogió a otras dos primas y tres sobrinos que de momento están durmiendo en un hotel hasta que el Ayuntamiento de Cuarte les facilite una vivienda. Con los nervios a flor de piel, lamentó que el autobús no hubiera hecho un alto en un lugar "más adecuado y luminoso".

Aunque solo se conocían de las horas compartidas en el avión, no les costó esfuerzo tener una conexión especial entre ellos. Se quedaron hasta que a Anna y sus dos hijos llegaron a buscarle sus familiares de Valencia que no encontraban el punto de encuentro. Tenía miedo de permanecer sola y no lo estuvo.

Charles Pickles, con un anorak azul, cuando ya pudo recoger a la familia que había venido a buscar desde Gales
Charles Pickles, con un anorak azul, cuando ya pudo recoger a la familia que había venido a buscar desde Gales
Guillermo Mestre

Esta parada también la aprovecharon Nastya Volvach, de 14 años, y su madre Viktoria. "Voy a Barcelona a reunirme con mis tíos. Ya estuve allí este verano, en la playa, y me gustó bastante. En mi localidad solo echaron bombas el primer día, pero la situación me crea ansiedad y necesito sentirme a salvo", relató en inglés ayudándose de un traductor en el móvil para expresarse. Quiere acabar este curso ‘online’ en su colegio ucraniano y hacer todos los esfuerzos posibles para aprender "cuanto más español mejor" en un instituto. Su madre regresará a Cherkasy, donde tiene a su esposo, su hermano y sus padres "ya mayores que no pueden emprender un viaje tan largo". Algo después de las 22.00 entraban en la estación de Delicias dispuestas a coger el primer tren o autobús que las llevara a la Ciudad Condal. Estaban agotadas pero sonreían "porque nos falta ya muy poco".

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