jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

Enredo olímpico

Aros olímpicos.
Aros olímpicos.
Efe

Tan sobrada de proyectos de futuro se encuentra esta España postcovid, que nos permitimos el lujo de que el independentismo catalán pueda dejar a los Pirineos, a los suyos y a los de Aragón, sin unas olimpiadas. Ni hay respeto, ni hay diálogo, ni hay talante negociador. El ‘Govern’ impone sus reglas y, si al contrario no le gustan, se queda con la baraja. Pero nadie les regaña; aunque saben que tras su postura hay mucha política y de olimpismo, nada de nada.

Dos meses quedan de culebrón, y el desenlace final puede deparar una magnífica candidatura técnica para los Juegos enterrada en un fiasco institucional de dimensiones inéditas.

El relato del independentismo planea un día sí y otro también sobre una candidatura que ERC heredó y que solo usa cuando le conviene a su causa. Con mensajes que se enconan cuando la relación con Madrid se distancia. Nunca Cataluña estuvo tan lejos para el Gobierno. Tanto es así que anoche los comunes amenazaban al ‘president’ con retirarle su apoyo si Rufián, y sus 13 diputados, dicen hoy ‘no’ a la reforma laboral que tiene el plácet de patronal y sindicatos.

La intolerancia de la Generalitat levanta ampollas dentro y fuera de su comunidad. En Aragón, porque se rebela, con razón, a ser actor secundario al diseñar el futuro de los Pirineos. En el Valle de Arán, porque la relación de vecindad es buena y saben lo mucho que se juegan. Desoye las críticas el Govern, y en vez de rebajar la tensión la dispara. Y pasan las horas, los días, y el enredo olímpico es tan grande que hasta las ganas de negociar se apagan.

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