El 65% de los docentes aragoneses considera que la calidad educativa en la Comunidad ha empeorado algo (35,4%), o incluso mucho (29,9 %), durante los tres cursos que se han visto alterados por la covid. Tras cuatro meses de confinamiento desde marzo de 2020, clases semipresenciales durante el año pasado para los estudiantes de secundaria y Formación Profesional, y aulas enteras confinadas, los profesores tienen claro que la enseñanza se ha resentido. Solo una cuarta parte de estos profesionales, un 26,8%, opina que está manteniendo su nivel. Los menos perciben una mejora, un 7%, y un insignificante 0,9% opinan que ha progresado mucho.

Esta es una de las principales conclusiones que revela una encuesta de A+M para HERALDO, elaborada con 200 entrevistas telefónicas u ‘online’, que se llevaron a cabo del 10 al 15 de enero.

El coste emocional de la pandemia también ha pasado factura a los maestros. Llama la atención que el 69% de los encuestados reconozca que durante estos cerca de dos años haya tenido miedo. También resulta llamativo que un 59% se haya sentido incomprendido durante este tiempo, una sensación que es superior a ese agotamiento al que aluden un 55%. La desmotivación y los problemas de convivencia son situaciones complicadas a las que se ha enfrentado el 48%, por encima de problemas de ansiedad (39%), psicológicos (29%) y depresiones (21%).Ocho de cada diez docentes denuncia en sus respuestas la falta de financiación de la educación aragonesa. Solo un 18,5% opina que es la adecuada.

Los encuestados también se muestran críticos con la falta de recursos humanos destinados contra la pandemia. De hecho, un 52,3% opina que han sido "insuficientes" y un 14% "muy insuficientes". Educación amplió las plantillas el curso pasado para poder llevar a cabo desdobles en las clases más numerosas y cumplir así la distancia social. Además, muchos centros contaron con personal de limpieza extra durante el horario lectivo. La mayoría de estos refuerzos desaparecieron en el regreso a las aulas el pasado septiembre. Aún así, una cuarta parte de los encuestados estima que la dotación de personal es óptima y un 7,3% la considera "muy suficiente".

Asimismo, un 58% ve serias carencias en la asignación de recursos materiales. Solo un 37,7% se muestra satisfecho y un 4,5% cree que ha sido más que suficiente. En este sentido, los peores momentos se vivieron a principios del curso 2020-21, cuando se reanudaron las clases presenciales y a los centros no llegaron a tiempo algo tan básico como mascarillas, geles hidroalcohólicos o mamparas. Una continua reivindicación ha sido la dotación a los centros de medidores de CO2 y filtros HEPA para renovar el aire sin tener las ventanas abiertas.

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La gestión de la crisis tampoco convence. De regular la califica un 44,8%, mientras un 31% la considera buena y un 24,3% estima que ha sido mala o muy mala. Una valoración similar arroja la organización de los centros educativos durante este tiempo. Para un 46,1 % ha resultado cuando menos mediocre, mientras un 27% le da algo más que un aprobado justo y otro 27% la suspende.

En cuanto a la carga de trabajo actual, un 72,2% asegura que es mayor de la habitual, solo un 27,8% contesta que igual y para nadie ha ido a la baja. Pese a todas las dificultades, solo un 7,6% de los docentes ha pensado en abandonar su profesión. La preocupación por la posibilidad de contagiarse uno mismo, un 78%, es prácticamente igual que la inquietud por que se infecten sus familiares, un 79,5%. La vuelta a la añorada normalidad para un 38,4% llegará en un año, para un 22,6% antes del verano y para los más optimistas, un 6,2%, antes de Semana Santa. Los más pesimistas, un 16,5%, la emplazan a más de un año vista.