La riada que llegó en 2015
Siempre que ocurre una riada del Ebro se revisa lo que ocurrió en años históricos (en 1960, 1980, 1981, 2003 y 2015) para tener referencias anteriores y saber hasta dónde puede llegar esta vez. La última fue la primera vez que se desalojó a 1.500 vecinos de Pradilla y Boquiñeni, por el grave riesgo registrado en los cascos urbanos. En esta ocasión, a pesar del peligro anunciado, el efecto de freno de las motas ha limitado el desalojo a 55 vecinos de Novillas, tras registrarse una riada de nueve metros, y otros 75 de Alfocea.
La reacción vivida esta semana demuestra lo que se ha aprendido en los últimos seis años con los pueblos ribereños y no se han producido enfrentamientos de los vecinos con la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) como en 2015. Han sufrido menos con más agua, gracias a la Unidad Militar de Emergencias y al Centro de Coordinación Cooperativa, y se lo agradecen. Han evitado el desalojo de muchos ribereños y tampoco lo han pagado los animales de las granjas, que han podido ser extraídos a tiempo.
La lección de la crecida de 2015 ha servido para las Administraciones. Aquel año, se calculó inicialmente que el caudal había llegado a 2.217 m3/seg, pero la CHE admitió después un fallo de un 10% en la medición de aforos, que alcanzaron realmente 2.406 m3/seg. Por eso hubo que desalojar Pradilla y Novillas, cuando el río llegó a los 8,20 metros, y la improvisación llevó a 600 pradillanos y 900 boquiñeneros fuera de sus pueblos. Jamás los habían sacado de sus casas a los de Boquiñeni, porque incluso en la riada de 2003, con 3.300 m3/seg, solo desalojaron a los de Pradilla. El susto de la riada de ayer parece superado y ahora habrá que revisar los daños.