Carreteras cortadas, huertos anegados y vecinos desalojados, las imágenes que nos deja la crecida del Ebro 2021 en redes sociales

La crecida del Ebro ya ha puesto en jaque a numerosas localidades de la Ribera Alta, y sus efectos ya se notan en Zaragoza capital.

Crecida del río Ebro a su paso por Novillas
Crecida del río Ebro a su paso por Novillas
Guardia Civil

La crecida del Ebro sigue su curso, y el fin de semana ha dejado imágenes impactantes en la Ribera Alta del Ebro. Después de ver el desbordamiento del Arga en Pamplona y leer las cifras de metros cúbicos por segundo del Ebro a su paso por Castejón y Tudela, Novillas ofreció este domingo un aspecto desolador desde el aire; la mancha marrón del agua anegó tierras y viviendas ribereñas, y el avance de las aguas continuó imparable hacia Pradilla, Luceni, Boquiñeni, Alcalá de Ebro o Cabañas, donde también ha ido haciendo estragos. 

En las primeras horas de este lunes, los altos niveles del río ya han saltado la carretera de Monzalbarba y entrado en enclaves de la capital que suelen sufrir estas contingencias, como las dependencias inferiores del Club Natación Helios. Por desgracia, la punta de la crecida aún está por llegar en Zaragoza; se espera un caudal cercano a los 2.500 metros cúbicos por segundo en la tarde y noche del martes.

La colocación de motas en los puntos críticos ha sido una constante en los últimos días, aunque desgraciadamente hay puntos de la ribera donde esa precaución no es suficiente, y el desalojo preventivo es prácticamente obligatorio. Además de los producidos el pasado fin de semana en varias localidades de la Ribera Alta y zonas de barrios rurales de Zaragoza (Alfocea, Monzalbarba y Movera) se esperan unas cuantas más en enclaves críticos de la Ribera Baja en los próximos días, antes incluso de que la punta de la crecida llegue a la altura de la capital zaragozana. Lugares tradicionalmente afectados por esas contingencias en Zaragoza, como el Náutico, Aura o Helios, ya se han afanado en tomar todas las precauciones posibles para contener las aguas en parte de sus instalaciones, resignándose a que entre una vez más en los niveles más bajos.

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