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Carlos Gómez Bahillo: "Hay que tender la mano al diferente"

El catedrático de Sociología analiza el fenómeno violento dentro de la sociedad.

La mirada limpia y serena de Carlos Gómez Bahillo.
La mirada limpia y serena de Carlos Gómez Bahillo.
Toni Galán

Hace una semana, un policía de paisano fue agredido en una autobús en Zaragoza por una persona a la que recriminó que no llevara puesta la mascarilla. Audita el hecho y el momento Carlos Gómez, catedrático de Sociología de la Universidad de Zaragoza.

Hay hechos, como el referido, que se definen por sí mismos.

Estamos hablando de violencia, y la violencia no tiene justificación. Se trata, por tanto, de un hecho censurable, independientemente de las consecuencias penales que pudiera reunir. Hay que tratar de que no vuelva a ocurrir; pero tampoco es justo generalizar.

¿La violencia es una manifestación de debilidad?

Por supuesto. El agresor responde a puñetazos porque es incapaz de responder de otra forma. Se trata, ante todo, de una cuestión de respeto. En este caso, de falta de respeto. El respeto se ha perdido por un falso concepto de libertad.

¿Asocia respeto con libertad?

Desde luego. Libertad no es hacer lo que a uno le da la gana, sino ejercer nuestros derechos dentro de un orden social. Hacer lo que me dé la gana puede degenerar en considerar normal una actitud agresiva contra otras personas. La violencia está latente. El discurso social es violento.

Me preocupa lo que dice…

No es lo que yo digo, es lo que usted puede ver u oír solo con encender la televisión o la radio. Por ejemplo, a nivel político, el tono de algunos políticos. Nos están trasladando un modelo agresivo de sociedad.

Cada vez me preocupa más lo que dice…

Consideramos habitual que un político insulte a otro. Toda falta de respeto es un ataque a la libertad. En la Transición, las diferencias y distancias políticas eran muy grandes, pero se respetaban unos a otros, y en los debates y discusiones se guardaban las formas. No podemos desandar ese camino.

Además de los mayores, los niños también ven la tele.

Claro. ¿Y qué modelos observan? A dos representantes del pueblo discutiendo a insultos. Luego, nos encontramos con que esos niños le pierden el respeto al profesor en el colegio, o comprobamos cómo la Policía se juega el tipo cuando intenta disolver un botellón… Hay que atajar el problema cuanto antes. Es una cuestión de educación.

¿La segregación y la exclusión generan violencia?

Y la desigualdad. Todas las sociedades desiguales son violentas.

Mientras, usted sigue creyendo en el ser humano.

Sí. Es necesario corregir los comportamientos violentos y promover un modelo de sociedad en la que todos tengan su sitio, y donde quepan diferencias culturales, ideológicas, religiosas, políticas. La diversidad hay que vivirla como una oportunidad y un enriquecimiento.

Además, se entrega en esa puerta a la solidaridad que abre todos los días Cáritas.

Así es, en Cáritas en Zaragoza. Hay que ayudar al que lo necesita, hay que tender la mano al diferente. De esta forma, seremos todos más felices. Y evitaremos la violencia.

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