Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Proyecto Rumires

La ganadería de pequeños rumiantes se prepara para adaptarse al cambio global

El CITA estudia cómo aumentar la capacidad de adaptación del sistema de producción de Rasa Aragonesa ante los desafíos del cambio global.

Los pequeños rumiantes centran el proyecto Rumires que coordina el CITA
Los pequeños rumiantes centran el proyecto Rumires que coordina el CITA
Alberto Bernués

Ningún sistema agrícola en ningún lugar del mundo está libre de la influencia e impacto de algo tan grande como su propio nombre: cambio global. “Los cambios son muchos, incontables, y en todos los ámbitos”, describe Daniel Martín Collado, investigador del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). Enfrentamos cambios a tan gran escala “que afectan al funcionamiento del sistema terrestre: cambio climático, pérdida de biodiversidad y procesos de globalización -enumera-, y que generan perturbaciones en el corto plazo, que son cada vez más frecuentes , pero que, además, están acompañadas por cambios lentos y persistentes, o tensiones en el largo plazo sobre el clima, la demografía, los mercados, las visiones del mundo y los valores sociales”. Evidentemente, “estos cambios globales se manifiestan de diferentes formas e intensidades a nivel regional y local”, pero afectan a todos, en todas partes.

Ante la creciente incertidumbre socioeconómica y medioambiental, en un mundo que sale de una pandemia y se enfrenta al cambio global, no basta con ser fuertes. Hay que ser resilientes. Mentalizarse de que “habrá que adaptarse, y adaptarse continuamente”. También en los sistemas ganaderos, como explica el investigador del CITA, donde acaba de dar comienzo el proyecto Rumires. 

Su objetivo es fortalecer la resiliencia de los sistemas ganaderos de pequeños rumiantes de razas locales en España. El sistema de producción de Rasa Aragonesa será uno de los cinco casos de estudio, junto a otros localizados en Andalucía, Extremadura y País Vasco. 

En Extremadura se estudiará el sistema ganadero que produce la torta del Casar, en el País Vasco el del queso Idiazábal, en Andalucía las cabras Payoya y los sistemas de caprino sin base territorial y en Aragón el sistema de producción de Rasa Aragonesa.

El CITA coordina un proyecto en el que también participan la Universidad de Sevilla, la Universidad de Extremadura, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias y la Universidad de Wageningen (Países Bajos). 

Un cambio de paradigma

En un mundo tan incierto, en continua transformación, el enfoque de la resiliencia plantea un cambio de paradigma. “Frente a otros marcos con los que se puede confundir, como el análisis de sostenibilidad o riesgos, es la aceptación de que no existe un estado estable a alcanzar o al que volver tras un momento de inestabilidad”, indica el investigador de la Unidad de Producción y Sanidad Animal. Para garantizar el buen funcionamiento de los sistemas agrarios, deben combinarse los tres atributos de la resiliencia: robustez, adaptabilidad y capacidad de transformación.

Esta investigación pretende poner en manos de los ganaderos una herramienta que les permita evaluar y monitorizar el estado y la evolución de su resiliencia. Para ello, se definirán indicadores de resiliencia, tanto de explotación como de sistema ganadero, y se identificarán los factores que la mejoran o la limitan, así como los cambios que deben llevarse a cabo para fortalecerla. 

Rumires combinará diversos métodos de investigación. Por un lado, se usarán métodos cuantitativos como estadísticas, análisis econométricos y modelización para identificar tendencias, relaciones causales y el impacto de perturbaciones y cambios sobre la dinámica de los sistemas ganaderos. Por otro lado, las metodologías participativas como encuestas, entrevistas y grupos de trabajo permitirán incluir la experiencia y conocimiento contextual de los actores locales de los sistemas ganaderos, obteniendo así una visión más profunda, matizada y realista del estado, las opciones y posibilidades del sector encaminada a mejorar su resiliencia frente a los desafíos futuros. Entre otros análisis, Rumires evaluará el impacto que ha tenido la pandemia de covid-19 sobre los distintos casos de estudio y las estrategias que se han seguido para enfrentarse y sobreponerse a dicho impacto, así como la influencia de la nueva PAC sobre la resiliencia de estos sistemas ganaderos de pequeños rumiantes de razas locales.

 Los resultados de este proyecto ayudarán a proponer una batería de acciones y estrategias concretas tanto en el ámbito de la explotación y del sistema ganadero como de las políticas agrarias, para asegurar la sostenibilidad a largo plazo de este sector ganadero en España.

Retos

El proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, comenzó el pasado mes de septiembre y tiene cuatro años de duración. Una de las actuaciones ya iniciadas es identificar los retos a los que se enfrentan actualmente los sistemas ganaderos de pequeños rumiantes en España y Aragón. Entre ellos, Martín Collado cita “la falta de transferencia generacional, los cambios de hábitos de consumo -que afectan particularmente al consumo de carne de cordero- y la preocupación por el bienestar animal y el impacto ambiental -que genera importantes conflictos entre las visiones rurales y urbanas sobre cómo tienen que ser los sistemas ganaderos en el futuro-". A todo esto “hay que añadir las incertidumbres asociadas al cambio climático, a los mercados de insumos y las políticas agrarias que, en gran medida, dirigen el devenir del sector, y también eventos inesperados, como los brotes de enfermedades animales o fenómenos como la covid-19”.

Sistemas agroalimentarios y cambio global

Todas las áreas estratégicas del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón contemplan aspectos relacionados con la sostenibilidad y el cambio climático, pero es la relativa al Cambio global la que, de forma prioritaria, se centra en la adaptación y resiliencia de los sistemas agroalimentarios y forestales a escenarios de cambio global (clima, agua, suelo, biodiversidad, energía, cambios socioculturales y económicos, mercados, etc.), así como en la mitigación del impacto ambiental de estos sistemas.

Son muchas las investigaciones en marcha, entre ellas están las de la Unidad de Suelos y Riegos, que trabaja en la mitigación del cambio climático en los cultivos de regadío aportando información sobre el efecto que distintas prácticas de manejo tienen sobre la emisión de gases de efecto invernadero, en particular el óxido nitroso, y en sistemas de gestión de deyecciones ganaderas, evaluando tecnologías para reducir las emisiones y promoviendo un modelo circular de reducción y uso más eficiente de los nutrientes disponibles como fertilizantes orgánicos.

Con el objetivo de mitigar los efectos del nuevo escenario climático en la producción de fruta, la Unidad de Hortofruticultura estudia la resiliencia y adaptación de los frutales cultivados en Aragón al cambio climático. La floración y el reposo se investigan como factores clave en la adaptación a inviernos menos fríos.

Por su parte, la Unidad de Economía Agroalimentaria y de los Recursos Naturales trata el tema desde diferentes ópticas, que van desde la gestión hídrica y la contaminación que genera la producción agrícola, ganadera y forestal a los comportamientos de compra y consumo de alimentos producidos localmente y de forma sostenible para la reducción de su huella de carbono.

La Unidad de Protección Vegetal aborda la problemática del cambio climático mediante programas de vigilancia y control de plagas, enfermedades y malas hierbas en campo, y el desarrollo de métodos para su detección, identificación y diagnóstico, principalmente dirigido a nuevas plagas, flora invasora y enfermedades emergentes.

En la Unidad de Producción y Sanidad Animal se trabaja en la relación bidireccional existente entre la ganadería y el cambio climático (como generador de emisiones de gases de efecto invernadero y como sistemas productivos afectados por el cambio climático), centrándose en aspectos de mitigación y adaptación. Por ejemplo, se está estudiando la incorporación de taninos condensados a la dieta de los rumiantes para reducir la producción de gases de efecto invernadero.

La principal estrategia de la que disponen las especies de los sistemas forestales para enfrentarse al cambio climático es la diversidad genética intraespecífica. Conocerla ayuda a plantear un uso sostenible y racional de dichos recursos genéticos, como se hace desde la Unidad de Recursos Forestales del CITA, que estudia también las necesidades hídricas en especies forestales y la sensibilidad de las masas boscosas al incremento de aridez.

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