¿Lista para el nuevo curso?

Sí. Los docentes siempre estamos preparados, con nuevos retos y con mucha ilusión.

Por cierto, ¿cuánto tiempo lleva preparando la vuelta al cole? Hay quien dice que los maestros tienen demasiadas vacaciones.

No es que lleve mucho tiempo preparándome, es que, realmente, no llegas a desconectar durante el verano. Siempre estás dándole vueltas a algún proyecto.

La de ayer fue una jornada muy especial. La Reina presidió la apertura del curso escolar en su colegio. ¿Muchos nervios?

Más que con nerviosismo, lo hemos vivido con mucha alegría, por la visita de la Reina y porque la voz del Odón de Buen se ha escuchado en todo el país. Aunque ha habido mucho revuelo –protocolo, seguridad–, todos sabíamos lo que teníamos que hacer.

¿Y qué destacaría de la visita de Doña Letizia?

Su proximidad y cercanía con los niños. Ha charlado con ellos como si fuera una alumna más. Y ha expresado su agradecimiento por el esfuerzo que hemos realizado todos los centros educativos durante la pandemia.

También estuvo la ministra de Educación, la aragonesa Pilar Alegría. ¿Hablaron con ella?

Nos dijo que este curso promete ser mejor, porque tenemos la vacuna y la experiencia de los cursos anteriores.

Seguro que tiene su lista de buenos propósitos para este curso. 

Más que de buenos propósitos, de deseos. Todos deseamos volver a retomar los proyectos educativos, aparcados durante dos años por la pandemia, y llevarlos a cabo con la mayor normalidad posible y con alegría. Que nunca nos falte esa ilusión de cada día por venir a trabajar, que los chicos den lo mejor de sí mismos conmigo y que vuelvan a estar bien en el colegio.

Después de 20 años dando clase, ¿la ilusión y la pasión siguen intactas como el primer día?

Lo mío es vocacional. Trabajar con niños es fascinante.

Ha estado mucho tiempo al frente de la Jefatura de Estudios y ahora regresa a sus ‘orígenes’, al equipo de inclusión.

Sí. Soy maestra de Audición y Lenguaje y, después de seis años, volver al aula es todo un reto. Este curso tenemos 30 alumnos con necesidades de apoyo educativo. En el Odón, todas las líneas metodológicas miran hacia la inclusión. Todos vamos a una. Es un trabajo muy gratificante. Cada día aprendo con ellos y me sorprenden.

¿Y esa mirada única es...?

Miramos más las fortalezas del niño, hasta dónde puede llegar, que aquello que no es capaz de superar. Nos fijamos en lo que se le da bien, en lugar de mirar siempre lo que está mal para corregirlo.

Sinceramente, ¿cree usted que la inclusión plena es posible?

Sí. Aunque siempre faltan recursos –un solo docente en el aula no se puede ocupar de todas las necesidades–. Y también hay que plantearse que igual no es lo mejor para todos los niños la inclusión en un centro ordinario.

El proyecto de patios escolares del Odón es uno de los más potentes de Aragón. ¿Tanto llega a influir un patio de recreo en la educación de un niño?

El patio es un espacio más del centro, no solo un lugar de recreo, en el que se prolonga el aprendizaje del aula. Hemos conseguido naturalizarlo, era una losa de cemento, sin nada verde; mejorar la convivencia y cambiar las dinámicas de juego, que no fuera solo de los futboleros; y que sea inclusivo, accesible a todos los niños y niñas.

Tal vez es pronto para preguntarle cómo están los niños.

Este verano ha sido diferente. Los he visto en la piscina, jugando por la calle, y están bien. Emocionalmente, este curso va a ser muy diferente al pasado.

Y, cambiando de tema, qué le parece el nuevo currículo?

Para mí, lo importante es que los niños sean resilientes, que sean capaces de elegir y de utilizar lo que aprenden en su vida diaria. Y eso, las asignaturas que tenemos, hoy, no nos lo enseñan.