Investigación

Un verano dedicado a crear anticuerpos

Un equipo de estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza participa en ‘iGEM’, el mayor concurso internacional de ingeniería genética.

El equipo Reconby, al completo. De izquierda a derecha, Antonio Araiz, Olga Vélez, Andrea Martínez, Alodia Liesa, Víctor Sanz, Diego Crespo, Ainhoa Riera, Carla López, Alba Téllez, Alba Pueyo y Paula Cobeta
El equipo Reconby, al completo. De izquierda a derecha, Antonio Araiz, Olga Vélez, Andrea Martínez, Alodia Liesa, Víctor Sanz, Diego Crespo, Ainhoa Riera, Carla López, Alba Téllez, Alba Pueyo y Paula Cobeta
Toni Galán

Partir de cero es una de las cosas que más ilusiona a los once estudiantes que componen Reconby, el equipo con el que, por primera vez, la Universidad de Zaragoza va a participar en ‘iGEM’, una competición internacional de biología sintética. Tras terminar el curso en los grados de Biotecnología y Física, van a dedicar el verano a desarrollar su propio proyecto de investigación –todo incluido: desde la concepción de la idea a la búsqueda de financiación y la divulgación–. Lo presentarán en París a finales de año. Su objetivo: producir en el laboratorio la gran variedad de anticuerpos que se da de forma natural en los seres vivos, pero sin recurrir a animales de experimentación.

Enlazar el fin de los exámenes con la dedicación a este proyecto "es duro, pero tenemos muchas ganas", reconoce Víctor Sanz, que ha terminado 3º de Biotecnología y valora que mientras "en la universidad hacemos prácticas, esto es un proyecto real, la oportunidad de contribuir al conocimiento"... y también de enfrentarse a la burocracia. Él es uno de los once seleccionados entre los más de 50 alumnos de la Facultad de Ciencias que solicitaron entrar en el equipo que participará en esta prestigiosa competición.

Cada año, más de 6.000 estudiantes y 300 universidades de todo el mundo responden a la llamada de la International Genetically Engineered Machine (iGEM) Foundation. En equipos multidisciplinares, deben diseñar, construir, probar y medir sus propios organismos creados mediante ingeniería genética.

Sin animales de laboratorio

Los seres vivos son capaces de producir millones de anticuerpos para hacer frente a multitud de patógenos. Lo que el equipo Reconby pretende es "lograr esa misma variabilidad que los organismos crean de manera natural, pero sintetizando los anticuerpos in vitro, sin animales", señala Sanz. Usarán ‘nanobodies’, "la versión simplificada de los anticuerpos" y, en lugar de utilizar animales como ‘fábricas’ de anticuerpos, se servirán de bacterias modificadas. Por recombinación genética aleatoria, buscan generar tantas combinaciones de ‘nanobodies’ como sea posible. Una vez obtenido ese ‘surtido’ de anticuerpos sintetizados al azar en el laboratorio, comprobarán si son funcionales. Por su capacidad de reconocer y unirse a una molécula específica, los anticuerpos pueden servir para tratar enfermedades neurodegenerativas y autoinmunes, terapia antitumoral, diagnóstico o detección de contaminantes.

"Cuando los compañeros terminen en el laboratorio, será el momento de hacer el tratamiento de datos y extraer conclusiones", señala Alba Téllez, estudiante de 3º de Física y encargada del modelado matemático. Opina que "lo ideal sería conseguir una gran aleatoriedad y tener una biblioteca de ‘nanobodies’ obtenidos sin usar animales, que, además de la cuestión ética, resultan caros". En su caso, siguen buscando patrocinio para completar presupuesto y ya cuentan con el de las empresas Certest, Operon y Taisi, Etopia y laboratorios Galápagos.

No es ciencia ficción

La biología sintética no es ciencia ficción. Consiste en rediseñar organismos mediante técnicas de ingeniería genética para diferentes aplicaciones. Está presente en la insulina, los test de embarazo o diagnóstico de covid-19 y el desarrollo de fármacos. El profesor Jesús Gonzalo Asensio, impulsor de esta iniciativa, señala que "hoy se conocen los genomas de muchísimos virus, bacterias y organismos superiores, por lo que las posibilidades de ‘jugar con sus genes’ son casi infinitas". Lo que se hace en biología sintética le recuerda a "jugar con piezas de Lego (que serían los genes): partiendo de un montón de piezas sin orden aparente, es posible ensamblarlas con imaginación, pero racionalmente, para construir casi cualquier cosa".

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