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Un ‘puente aéreo’ con Marruecos para el reencuentro familiar

La nueva ruta de Ryanair une a personas que no se veían por la pandemia, pero también permite hacer negocios y viajar por placer.

Arbia, de 79 años, antes de embarcar a Marrakech, acompañada por su hija y sus nietas gemelas.
Arbia, de 79 años, antes de embarcar a Marrakech, acompañada por su hija y sus nietas gemelas.
Toni Galán

Abdel Hadil conoció este domingo al mediodía a su hijo Ismael, de año y medio, en la terminal del aeropuerto de Zaragoza. Estaba "muy tranquilo" pese a llevar dos años sin ver tampoco a su mujer ni a su primogénito Yassin por culpa de la pandemia. "Llevamos toda la vida así, a distancia, y lo sobrellevamos porque somos gente fuerte, pero esto se acabó tras catorce años. Logroño será nuestra nueva casa", apunta al recoger a la familia, recién llegada de Marrakech, y sin dejar de atender al pequeño que cargaba su esposa.

La primera ruta regular con África, fletada por Ryanair, abrió las puertas al reencuentro sin escalas en Madrid y en Barcelona ni sin bajarse en coche para cruzar el estrecho por Algeciras. Este era el caso de Mustafá Farkaui, un albañil de Alcañiz que ansiaba embarcar para acabar su viaje rodeado de sus seres queridos en Benimellal, a los que no veía desde 2019.

Otros, en cambio, iban de vuelta tras haber pasado la crisis sanitaria en la capital aragonesa, como Arbia, de 79 años. Su hija Latifa y sus nietas gemelas, las zaragozanas Rania y Safal, la llevaron al aeropuerto en lo que solo era un hasta luego. "Iremos en agosto a Casablanca por vacaciones. Tener un avión directo con Marruecos está muy bien", manifiesta Latifa mientras sus hijas se hacen un selfi con la abuela.

El nuevo enlace también abre oportunidades para hacer negocios y viajar por puro placer. Los interioristas zaragozanos Jorge Lillo y Gustavo Lahera, de Mustt Studio, vieron el cielo con el vuelo, ya que están montando dos macrotiendas para la firma Duravit en Marrakech y Agadir tras acabar la de Casablanca. "Nos ha venido genial salir directamente de Zaragoza. El vuelo del miércoles iba casi lleno y este domingo volvíamos unos 30. Solo íbamos seis españoles", apuntan.

Entre los pocos turistas que había en el pasaje de llegada estaban otros dos zaragozanos, María y Manuel, que hicieron una escapada para conocer las cascadas de Ouzoud. "El billete de ida y vuelta nos costó 70 euros, estábamos solos en el riad y en la ciudad había muy pocos turistas", explicaba satisfecha de la experiencia.

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