El sector de los gimnasios denuncia el olvido por parte de la DGA al dejarles fuera de las ayudas

«Con el 30% de aforo y clases de seis personas, nos hundimos», advierte Joaquín Martitegui, dueño de un negocio en el Actur

Protesta en noviembre del pasado año del sector de los gimnasios reclamando ya entonces la flexibilización de las restricciones.
Protesta en noviembre del pasado año del sector de los gimnasios reclamando ya entonces la flexibilización de las restricciones.
Toni Galán

La hostelería no es el único sector que hay que salvar, criticó ayer Joaquín Eduardo Martitegui, propietario del gimnasio Island Fitness Center en el Actur, que ha enviado varias cartas de denuncia a distintos departamentos del Gobierno de Aragón pidiéndoles explicaciones por haber excluido a los gimnasios de las ayudas y reclamándoles que flexibilicen las restricciones «Seguimos solo con un 30% de aforo y clases de seis personas. Si lo que quieren es hundirnos, que nos lo digan de una vez», protestó. «Vendemos salud, pero no nos consideran esenciales a diferencia de los estancos y las peluquerías», añadió.

Aragón suma 130 centros deportivos y gimnasios, que dan trabajo a 6.000 personas, destacó Alberto García, presidente de la Federación nacional de empresarios de instalaciones deportivas (Fneid), que reside en Zaragoza. No es entendible, señaló, que Aragón haya dejado fuera de las ayudas a los gimnasios cuando otras comunidades como Cataluña ha destinado ayudas de 50 millones. «Aragón tiene además el aforo más reducido de toda España. Llevan desde diciembre con el 30% cuando esas restricciones se han ido suavizando en todas las demás comunidades», señaló.

Según Martitegui, «para el Gobierno aragonés ni existimos;ni siquiera han contestado a las cartas que presenté expresando el malestar del sector». Este profesional, que lleva más de 20 años al frente de un gimnasio, recordó que «aguantan gracias a los ERTE, pero que están con el agua al cuello». En su caso, de más de 1.200 socios que tenía antes de la pandemia, ha pasado a tener 600. Y tuvo que pedir un crédito ICO para poder seguir haciendo frente a los pagos del alquiler, el gas, la luz, etc. 

No entiende cómo a bares y restaurantes les van ampliando horarios y aforos, mientras en los gimnasios nos mantienen igual. «Maltratados y olvidados. Así seguimos», criticó. «Con todo mi respeto para los hosteleros, entiendo que lo han pasado muy mal, pero que no ha sido peor que lo que han pasando los gimnasios y que desgraciadamente a día de hoy seguimos pasando», dijo. No flexibilizar las restricciones, indicó, «nos está llevando irremediablemente al cierre porque es imposible mantener la puerta abierta con tan pocos ingresos y sin ayudas». «A lo mejor hay que convertir el gimnasio en bar/restaurante para ser considerados», ironizó.

Alberto García destacó que en los fondos europeos que recibe el Gobierno y gestionarán las comunidades sí están incluidos los gimnasios y urgió a que Aragón saque cuanto antes la convocatoria porque la «situación es insostenible»

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