tribunales 

La falta de pruebas impide condenar a un hombre acusado de violar a una menor

La Audiencia de Zaragoza absuelve al acusado porque se denunció un año después de los hechos y no había testigos aunque ocurrió en una casa donde vivían diez personas   

Imagen de archivo de un furgón de la Policía Nacional accediendo a la Audiencia de Zaragoza.
Imagen de archivo de un furgón de la Policía Nacional accediendo a la Audiencia de Zaragoza.
José Miguel Marco

La Audiencia de Zaragoza ha absuelto a Luis Antonio J. Y., un ecuatoriano de 44 años, de un delito de abuso sexual a una menor de 16 años al considerar que «la prueba de cargo» contra él «es insuficiente» para declararlo culpable.

Aunque la víctima manifestó en el juicio que el acusado se metió en su cama una mañana, después de celebrar una fiesta familiar en su hogar, y que la penetró vaginalmente, el tribunal cuestiona la verosimilitud de la declaración por el informe del Instituto de Medicina Legal de Aragón. Las psicólogas advirtieron de que la supuesta víctima se mantuvo «asintomática» tras ocurrir los hechos hasta que puso la denuncia en agosto de 2018, un año después.

Pero el fallo revela otras contradicciones. La menor contó a su padre, que esta separado de su madre, que «el agresor utilizó fuerza y amenazas para penetrarla». No obstante, en el juicio ella descartó totalmente dicha fuerza y las amenazas. De hecho, admitió que no gritó.

Asimismo, el fallo incide en que el informe del Ministerio Fiscal, que pedía una pena de 9 años, asumió que se encontraron con «unos hechos denunciados de los que no quedan vestigios, como pudieran ser lesiones o signos de violencia o fuerza», ni tampoco testigos que lo corroboren.

Salvo la abuela, que dormía con la menor y se fue a trabajar a las 8.00, cuando supuestamente pasaron los hechos en la vivienda situada en la avenida de San José, el resto de la familia (diez personas) estaba pernoctando en el salón o en otras habitaciones. Ninguno se enteró de que se produjo un abuso sexual.

«Incluso cuando todos despiertan y se reúnen (entre ellos la menor y el acusado), todos parecen contentos, a tenor de la declaración de un testigo», agrega la sentencia absolutoria.

El juez detalla que hay dos versiones contradictorias. Por un lado está la de la menor, que le contó lo ocurrido a una amiga esa mañana y un mes después a otra chica. No le dijo nada a su madre hasta pasados más de 30 días y tampoco lo denunció en ese momento. El acusado, por su parte, niega rotundamente los hechos.

Las pruebas periciales señalaron que la menor no evidencia psicopatología y que su relato «no alcanza criterios para ser considerado creíble», ni se objetiva un «bloqueo emocional». La sentencia apunta que la menor es una adolescente normal (ahora tiene 18 años) que no vive con su madre, sino con su padre. Dice que no presenta ninguna alteración psicológica y que posee la capacidad de falsear la realidad.

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