Catedráticos en Derecho y ex altos cargos de Aragón instan a ejercer la política con un talante "radicalmente moderado"

Recogen adhesiones a una declaración donde piden a los partidos "acuerdos esenciales" para modernizar el Estado.

Con el estado de alarma, las limitaciones de los derechos fundamentales se someten al control parlamentario.
Fachada del Congreso de los Diputados.
Enrique Cidoncha / HERALDO

Preocupados por la "deriva frentista" que ha tomado la política en España, un grupo de ciudadanos propone que se ejerza la política con un talante "radicalmente moderado", que permita ahondar en la necesidad de llegar a acuerdos básicos "para impulsar la imprescindible modernización del Estado". Su ideario queda plasmado en una declaración que ya han suscrito dos centenares de personas en change.org y en la web radicalmentemoderados.org. Lo apoyan, entre otros, catedráticos y profesores de varias universidades españolas de distintas ideologías y generaciones; el presidente de la Cámara de Cuentas de Aragón, Alfonso Peña, los letrados de las Cortes José Tudela y Jerónimo Blasco, el ex Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, y la exconsejera de Educación, Pilar de la Vega. Y Manuel Giménez Larraz, que recordaba el jueves pasado en las Cortes, cómo su padre, asesinado por ETA en 2001 cuando presidía el PP-Aragón, siempre defendió ejercer la política desde la moderación y el respeto de las opiniones de los demás.

La iniciativa surgió a partir de un intercambio de opiniones entre José Tudela, también profesor de Derecho Constitucional, y Antonio Arroyo, que imparte la misma materia en la Universidad Autónoma de Madrid. Tras la charla decidieron pasar a la acción y redactar una declaración que pretendía ser "integradora, sin aristas", en la que se busca poner en valor una forma de hacer política "que pueda escribirse con mayúsculas" y que "sustituya los banales y muchas veces irresponsables fuegos de artificio elaborados en trastiendas opacas", expresan.

Destaca Tudela la importante presencia aragonesa entre los que suscriben la declaración, que cuenta con varios catedráticos y profesores de la Universidad de Zaragoza entre los que se encuentran Eduardo Bandrés, Enrique Cebrián Zazurca, Manuel Contreras, Francisco Javier Galicia Mangas, Manuel García Guatas, Carlos Garrido López, Pablo J. Guerrero Vázquez, Julio López Laborda, Fernando López Ramón, Pedro Luis Martínez Pallarés, Laura Moreno Casado, Eva Sáenz Royo y Esteban Sarasa Sánchez. Apoyan, con su rúbrica, una declaración que reivindica el "sentido común" que pasa por respetar al otro, condición imprescindible para el acuerdo y la democracia, y el respeto al Estado de derecho y al funcionamiento de las instituciones, explica José Tudela, que recuerda que la política "son votos, poder, pero también algo más que se está olvidando".

La declaración ‘radicalmente moderados’ se aleja de posiciones políticas. Sus promotores dejaron pasar, de forma consciente, las elecciones autonómicas del 4 de mayo en Madrid. "Entra en el ruido político, pero alejada del ruido partidista", detalla Tudela.

Pero critica abiertamente vicios de hacer política que van en perjuicio de los ciudadanos. Arranca, de hecho, con una denuncia: "Alcanzar y conservar el poder emerge como el único objetivo de la elevada proporción de representantes políticos que parecen olvidar su deber y finalidad principal: la defensa eficaz de los intereses generales", una máxima que, según recoge, se ha visto confirmada por su comportamiento durante la covid-19.

También reprochan el "escenario de división y enfrentamiento" que dificulta afrontar "reformas inaplazables", y carga contra los dos grandes partidos de ámbito nacional porque "se muestran incapaces de alcanzar acuerdos esenciales".

Con este ambiente político, según la declaración, "el sistema democrático sufre un desgaste cuyas consecuencias son difíciles de exagerar" y la erosión del sistema democrático "es proporcional al auge y crecimiento de movimientos populista que se benefician de gobiernos de uno y otro signo".

Consideran que hay tal deterioro político que se ven obligados a recordar la "inexcusable vigencia del Estado de derecho" y recuerdan cómo la Transición demostró que "la moderación y los acuerdos son una exigencia". Con la moderación, concluyen, "como mejor garantía para la salud de nuestra democracia". 

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