José Antonio Yagüe: "Hay que trabajar sin descanso para crear vocaciones tecnológicas"

La Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) está de celebración. ¿Qué supone alcanzar la primera década de existencia?

La EINA nació de la fusión del Centro Politécnico Superior (CPS) y la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial (EUITI) hace diez años, pero nuestra historia es más extensa. Es una responsabilidad dirigir un centro así porque tiene un papel muy importante como motor de nuestra sociedad, ya que aquí se desarrollan muchas titulaciones -grado y máster-, pero además apostamos por la transferencia y la investigación. En estos diez años, se han titulado más de 8.300 universitarios, que forman parte de ese talento que tenemos en Aragón y que no queremos que se escape.

¿Qué tipo de investigaciones se llevan a cabo?

El ámbito de investigación es amplísimo y va desde la tecnología hasta su aplicación en diferentes ámbitos de la vida cotidiana, como es la biomedicina o las energías renovables. En 2020 y 2019 se captaron más de 12 millones de euros respectivamente.

¿Ha afectado la covid-19?

En los meses de confinamiento hubo cierto parón en las actividades experimentales. Sin embargo, después se ha seguido adelante, en muchos casos, a un ritmo similar al anterior.

La pandemia ha puesto de relieve el papel de las tecnologías.

Son imprescindibles en nuestro día a día. Si miramos a nuestro alrededor, estamos rodeados de ingeniería, aunque no la vemos. Está claro que las tecnologías de la información y las telecomunicaciones tienen su utilidad. Hoy en día sería difícil trabajar sin ellas. Pero también existen en otros ámbitos, por ejemplo, los respiradores de la uci cuentan con tecnología e ingeniería detrás.

Los niños quieren ser médicos, abogados... ¿E ingenieros?

Estamos en ello. Cada vez ocurre más, pero hay que seguir trabajando sin descanso para crear nuevas vocaciones. Tenemos que ser capaces de transmitirles la motivación e ilusión que supone trabajar en estos ámbitos y la cantidad de cosas a las que luego se pueden dedicar. Si algo da una ingeniería es polivalencia. Afortunadamente en la EINA, casi todas las titulaciones se llenan. Queremos seguir trabajando porque esa vocación se mantenga y, sobre todo, para que desde edades tempranas aparezca cada vez más en las niñas. Ya hay números que nos hacen pensar que se empieza a mejorar, pero hay que seguir dedicándonos a ello.

¿Qué salidas laborales tienen?

Por encima del 90%. Ninguna ingeniería ofrece problemas para encontrar trabajo y, además, los egresados lo consiguen en un plazo muy breve de tiempo. Es algo muy positivo, pero también impide que continúen su formación con un máster. Pensamos que es importante que hagan postgrados porque así es como complementan su formación y es lo que les permitirá trabajar en más cosas y asumir más responsabilidades.

¿Plantea implantar algún nuevo grado o máster en su mandato?

Seguir trabajando en nuevas iniciativas es algo a lo que no nos cerramos y estamos reflexionando sobre ello; pero nuestro objetivo fundamental es seguir mejorando de manera continua las titulaciones que tenemos.

También ahora se celebran las bodas de plata del Ateneo.

Cumplir 25 años de algo siempre es una satisfacción. Indica la continuidad en la transmisión de conocimiento a la sociedad de una manera cercana y agradable. El primer Ateneo lo hizo Antonio Valero y hablaba de los recurso energéticos. Fue en 1996 y desde entonces ha habido 321 ponencias.

¿Y cómo será el futuro?

Me gustaría que la Escuela siguiera el camino de modernización constante. Además, querría que fuera un referente para la sociedad por la transmisión de conocimiento, tanto con los grados como con la formación a lo largo de la vida o a través del Ateneo.