Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Proyecto Grapetrust

Recoger uvas y datos en una vendimia digital

Conocer el número de hileras o incluso los metros de hilera que quedan por vendimiar en una parcela hasta llegar al máximo de kilos por hectárea marcados por la Denominación de Origen es una de esas valiosas informaciones que el proyecto Grapetrust recoge directamente del campo y, una vez tratadas con algoritmos de inteligencia artificial, sirve a los gestores de vendimia.

Los dispositivos electrónicos de seguimiento se instalan en las vendimiadoras y en los remolques.
Los dispositivos electrónicos de seguimiento se instalan en las vendimiadoras y en los remolques.
Grandes Vinos y Viñedos

"El futuro de los negocios está en la información y en su interpretación de forma inmediata, es necesaria para tomar decisiones y mejorar, y una agroindustria como la del vino no podía estar al margen". En Grandes Vinos y Viñedos lo tienen claro. Junto a Itainnova, han desarrollado el proyecto Grapetrust de control de la vendimia con tecnología de internet de las cosas y, tras dos años de implantación por etapas, su previsión es "implantarlo para el control de las 4.500 hectáreas de Grandes Vinos en la vendimia de este año", señala José Antonio Briz, director general.

Todo empezó hace tres años, cuando "en Grandes Vinos nos pusimos una meta: dar a nuestros clientes la mayor información de la procedencia de las uvas de las que elaboramos nuestros vinos", relata. Para ello, "debíamos tener una trazabilidad desde la cepa a la botella de todos los vinos que elaboramos con uvas de D.O. Cariñena". Lo primero es "cumplir el pliego de condiciones de la D.O., particularmente en lo que hace referencia a la zona geográfica y la producción máxima por hectárea, cumpliendo a su vez las normas de vendimia que establece cada año la D.O. para conseguir unos vinos con la máxima calidad, que es el fin que en toda bodega anhelamos".

Para ello diseñaron un sistema de toma de datos, de todas las parcelas que la bodega tiene en la D.O. Cariñena, con su geolocalización correspondiente. "Esto lo hacíamos de una forma semimanual y empleábamos a un gran número de personas para hacer este seguimiento", lo que les hizo ver que "necesitábamos una tecnología que hiciese esta labor mas rápida, fiable y eficiente para tener todos los datos y que se puedan interpretar de una forma inmediata".

Con Grapetrust "hemos conseguido todo esto y mucho más, que es tener una certificación de autentificación de todas las uvas que se recogen en las viñas de Grandes Vinos y cumplen la normativa de la D.O., dejando un mapa de cada recepción desde la viña a la bodega, con tiempo, recorridos, volumen, etc.", concluye Briz.

Porque este sistema permite trazar todo el proceso de vendimia paso a paso: desde que la vendimiadora y los remolques salen de sus naves a las parcelas, cuando están recorriendo las hileras y vendimiando, cuando la vendimiadora descarga la uva en el remolque y cuando este se desplaza a la bodega para su descarga final. Hasta ahora, con 33 dispositivos de seguimiento (‘tracking’) instalados en 33 vendimiadoras y 160 remolques, Grapetrust "se ha extendido al ‘tracking’ y monitorización en tiempo real de la vendimia en más de 800 parcelas de viñedos de la D.O. Cariñena pertenecientes a Grandes Vinos y Viñedos", concreta Luis Martínez Abad, responsable del proyecto Grapetrust en Itainnova. En total, casi 1.800 hectáreas de viñedos en un proyecto que tiene su continuación en 2021.

La infraestructura en la nube tiene capacidad para gestionar un millón de mensajes durante la época de vendimia

Estos dispositivos de toma de datos se integran en una plataforma de internet de las cosas expresamente diseñada. Los datos quedan almacenados en una arquitectura software en la nube, donde se tratan mediante algoritmos de analítica de datos e inteligencia artificial. Esta infraestructura en la nube tiene capacidad para gestionar un millón de mensajes durante la época de vendimia.

Gracias a los algoritmos de inteligencia artificial desarrollados, se tratan los datos obtenidos en vendimiadoras y carros de transporte y el sistema es capaz de generar alarmas para el gestor de la vendimia que eviten posibles errores o malas prácticas y generen información de valor para el agricultor y las bodegas.

Entre los retos tecnológicos que Grapetrust ha supuesto, Martínez Abad destaca el diseño y desarrollo de una placa electrónica específica de muy bajo consumo, así como "conseguir precisiones de geoposición de las vendimiadoras del orden de centímetros en ubicaciones geográficas con cobertura limitada y relieves muy irregulares".

Para la fabricación de los equipos desplegados en el proyecto, se ha contado con la empresa aragonesa Electrónica Cerler. Y el responsable del proyecto en Itainnova resalta "la colaboración de los agricultores que han participado en Grapetrust, que han facilitado la incorporación de esta tecnología en sus duras tareas de vendimia y en sus vendimiadoras y remolques".

‘Tracking’ de una parcela ya vendimiada. Cada fila de puntos es una hilera de cepas de una parcela. El color rojo indica que esas hileras se vendimiaron más tarde que las de color amarillo. Cada punto es una posición GPS registrada en la vendimiadora.
‘Tracking’ de una parcela ya vendimiada. Cada fila de puntos es una hilera de cepas de una parcela. El color rojo indica que esas hileras se vendimiaron más tarde que las de color amarillo. Cada punto es una posición GPS registrada en la vendimiadora.

De la viña a la bodega, minuto a minuto

Todas las hileras de las parcelas están georreferenciadas y digitalizadas y, a cada minuto, Grapetrust ha seguido los pasos de 33 vendimiadoras y 160 remolques, equipados con dispositivos electrónicos de ‘tracking’.

"A medida que la vendimiadora va recorriendo las hileras de la parcela, el algoritmo identifica los tramos vendimiados –explica Luis Martínez Abad, responsable del proyecto Grapetrust en Itainnova–. Cuando las tolvas están llenas, la vendimiadora las descarga en un remolque, quedando identificados tanto el instante de la descarga como los dispositivos implicados". De esta manera, "podemos saber qué parcelas se están vendimiando, cuántas hileras se han recorrido, cuántas descargas se han hecho en remolque, etc.".

Si, por error, pensemos que en muchas ocasiones se empieza a vendimiar de madrugada, aún sin luz, "una vendimiadora entrara en una parcela que no está autorizada por la Cooperativa –por que la uva no está madura o no estaba prevista en el ‘planning’ semanal, por ejemplo–, le saltaría un aviso en tiempo real a la persona que está monitorizando la vendimia en la aplicación web, quien, a su vez, daría aviso inmediato al conductor".

El dispositivo instalado en los remolques tiene una batería propia. El diseño de la placa electrónica "permite minimizar los consumos y que la batería dure toda la vendimia sin necesidad de recargarla, lo cual ha sido un logro muy significativo". Cuando el remolque se mueve, "un acelerómetro detecta el movimiento y ‘despierta’ al dispositivo, que comienza a enviar sus datos de geoposición".

De esta forma, "tenemos la trazabilidad completa de la recolección de la uva y podríamos llegar a reconstruir todo el proceso de vendimia, ya que disponemos de toda la información de lo que ha ocurrido y cuándo en formato digital", indica. Todos los datos captados se envían a través de un módulo de comunicaciones y llegan a una base de datos donde se procesan y almacenan. Finalmente se muestran a los usuarios a través de una aplicación web personalizada. Todo ello en tiempo real.

Agricultura de precisión

Estados Unidos y Japón lideran la implantación de internet de las cosas en agricultura. Pero, "desde hace más de una década, los Países Bajos encabezan la lista de exportación de alimentos, tan solo por detrás de Estados Unidos –destaca Víctor Moya, ingeniero de Itainnova–. Este dato no es una casualidad, sino la consecuencia del plan de acción de los holandeses, que optaron por la agricultura de precisión para generar el doble de alimentos con la mitad de los recursos". Detrás del éxito holandés se encuentra la Universidad de Wageningen (WUR), considerada como la principal institución de investigación agrícola del mundo y conocida como Food Valley, en alusión al norteamericano Silicon Valley".

Lo mismo que el internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) convierte las ciudades en ‘smart cities’, "en agricultura, junto a la ganadería, el IoT contribuye a la generación de los espacios rurales inteligentes", señala Jesús Paniagua desde Itainnova. "Las comunicaciones y los sensores permiten optimizar los procesos agrícolas y ganaderos, a la vez que hacen más fácil la vida al agricultor y al ganadero", añade. "Operadoras de bandas licenciadas (Telefónica, Vodafone, etc.) están desplegando una red IoT en la tecnología denominada NBIOT, muy útil para su uso en el mundo rural, y existen otras iniciativas en bandas libres, como la de la red LORA, que cada vez cuenta con un mayor despliegue rural".

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