Heraldo del Campo

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Paja a los pies del árbol para proteger los frutales

El CITA ha puesto en marcha un proyecto para evaluar los efectos de la utilización de un acolchado orgánico en sustitución de los herbicidas.

Acolchado en una zona de frutales de Aragón.
Acolchado en una zona de frutales de Aragón.
CITA

En los últimos años, se está produciendo una reducción cada vez más importante del uso de herbicidas para el tratamiento de los árboles frutales, soluciones químicas que, tarde o temprano, terminarán descartándose por completo, debido a cuestiones medioambientales. Un problema que preocupa y mucho a los productores y que les obliga a encontrar medidas alternativas para poder hacer frente a las plagas de sus cultivos.

Conscientes de esta situación, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) ha comenzado este verano un nuevo proyecto, que tendrá una duración de cuatro años, hasta el año 2023, y con el que se pretende evaluar los efectos de la utilización de un acolchado orgánico, en este caso de paja de cereal, para determinar si sustituye eficazmente a los herbicidas y reduce el consumo de riego sin afectar a la cosecha.

Una iniciativa muy novedosa ya que, en esta ocasión, el acolchado orgánico se sitúa justo en la parte baja de los árboles, en las líneas de riego, y no en las calles de las plantaciones como viene siendo habitual en algunas plantaciones de frutales dispersas a lo largo y ancho de Aragón.

"Se trata de un proyecto muy interesante ya con este acolchado podríamos mejorar los tratamiento antihierbas debajo de los arboles y hacerlo de una manera muy ecológica. En los frutales, los herbicidas son necesarios justo en esa parte, que es donde crecen las malas hierbas, y donde lo tractores no pueden entrar", explica Javier Rodrigo, investigador de la Unidad de Hortofruticultura del CITA y coordinador de este proyecto en el que también colaboran las investigadoras Sara Herrera y Brenda Guerrero.

Además, esta cubierta de paja, que es un recurso muy abundante en toda la Comunidad autónoma, serviría para reducir el consumo de agua de riego, ya que este acolchado, que tendría un grosor de alrededor de treinta centímetros, mantendría la zona húmeda durante más tiempo.

"Otro efecto significativo que traería esta práctica consistiría en la reducción de la salinidad de los suelos, ya que al regar menos, se produciría una menor evaporación y esto traería consigo una reducción de la sal en la tierra, un problema muy serio en algunas zonas, sobre todo en el Bajo Aragón", explica Javier Rodrigo, quien recuerda que el Grupo de Cooperación está formado por el CITA, la Estación Experimental Aula Dei (EEAD), las empresas Tulare Creek y Fruit Luxury Company, la productora de cerezas María Pilar Camarasa, y la Asociación de Fruticultores de Caspe (Afruccas), por lo que los resultados tendrán una aplicación directa en el sector agroalimentario.

De hecho, en un principio, los ensayos se centrarán, sobre todo, en las zonas de Bajo Aragón, Caspe y Cinca Medio, lugares donde se ubican algunas de los integrantes de este grupo, aunque los resultados serán extrapolables a cualquier lugar de Aragón y del resto de España.

Zonas de actuación

Otra de las ventajas de este proyecto es que, al mantener la humedad, se mejoraría la estructura del suelo, ya que no exigiría movimientos de terreno y potenciaría la capacidad de retención de agua, algo que a largo plazo podría resultar muy beneficioso.

"Además, tenemos previsto estudiar cómo afecta a los árboles jóvenes el uso de estas cubiertas, ya que, en ocasiones, en algunas plantaciones mueren muchos árboles recién plantados por el uso de herbicidas", concluye Javier Rodrigo, responsable de este proyecto.

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