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Irene Pérez: "Quiero que acabe el coronavirus para dar abrazos de nuevo"

Atiende en el puesto de Gardeniers de Hipercor de Grancasa.

Coronavirus
Irene, preparada para atender en el Gardeniers de Hipercor.
Toni Galán

Reuniendo documentación para la entrevista, veo que usted nació en el día de San Valentín. Buen día para nacer.

No, no nací el 14 de febrero. Nací el 28 de abril. El 14 de febrero fue el día en que me apunté a la agencia de colocación de Atades.

Es cierto. Había leído mal yo.

Les estoy muy agradecida. Gracias a ellos, he encontrado trabajo en Gardeniers, que es un proyecto social de agroecología y jardinería. Ya ve, estoy trabajando en el puesto de Gardeniers de Hipercor, en Grancasa.

Se le ve muy suelta aquí, entre naranjas, acelgas y tomates…

Estoy muy bien en Gardeniers. Los compañeros me ayudan mucho. Estoy los viernes por la tarde, de cinco a nueve; y el sábado y domingo, a jornada completa.

¿Y entre semana?

Entre semana, estudio Comercio en el IES Jerónimo Zurita. Es un módulo de Formación Profesional de dos años. Antes terminé otro PCPI (Programas de Cualificación Profesional Inicial).

¿Ha hecho más módulos de Formación Profesional, entonces?

Sí. Después de la ESO, primero hice el módulo de Peluquería.

¿Peluquería? ¿Usted cree que puede hacer algo con mi pelo?

No tiene mucho. No hay mucho que cortar (sonríe). Después de Peluquería, hice Lavandería y Cocina. Este es mi quinto año en Formación Profesional. Quería trabajar. Me puse a mirar y contacté con la agencia de colocación de Atades. También me apunté al Inaem. Pasé una entrevista en Atades. Fue justo antes del confinamiento. Por eso se ha demorado todo un poco.

Claro.

Tuve que terminar el curso desde casa. Los platos para el curso también los hice desde casa. Hasta escribí un libro de recetas. Hablaba ‘on line’ con los profesores, que se han portado muy bien. Me hacía mucha ilusión la graduación, y tampoco se pudo.

¿Graduación ‘online’?

Nada, ni ‘online’ ni nada. No hubo graduación ni viaje de estudios. Sí hicimos una orla en el Instituto Ramón y Cajal. Cuando terminé, pensé en otro módulo, el Administrativo; pero finalmente me decidí por Comercio.

La pandemia no le detiene...

Bailaba flamenco. No podemos abrazarnos, darnos besos. Además, soy persona de riesgo. Estoy operada de corazón. Hace dos años me volvieron a operar para cambiarme la válvula. Antes llevaba un parche.

No deja de luchar...

Sufro Tetralogía de Fallot, una enfermedad congénita que se da en personas con Síndrome de Down. Ahora funciono bien con esta válvula. También, desde pequeña, necesito logopeda, apoyo para la psicomotricidad, apoyo escolar...

Tranquila, Irene, el mérito lo conceden los obstáculos superados.

Ahora tengo que tener mucho cuidado con la covid.

El confinamiento sería estricto...

Estuve confinada en casa con la familia. También tenemos mascota: un perro que se llama LeBron.

¿Como el jugador de los Lakers?

Sí, como el de la NBA. Por eso le pusimos así, porque a mi hermano le gusta mucho el baloncesto.

¿También le gusta a usted?

Sí, pero juego al fútbol.

¿En serio, Irene?

Sí, y en el Real Zaragoza y todo.

No deja de sorprenderme...

Pues sí, juego en el Real Zaragoza Genuine.

¿Con Pedro Suñén de técnico?

Sí, estoy muy bien con Pedro, muy bien con todos los entrenadores y compañeros. Ahora, después de mucho tiempo sin jugar, vamos a empezar a entrenar otra vez. Aunque sea ‘on line’, me encanta. El último viaje que hicimos recuerdo que fue a Sevilla.

¿De qué juega?

De lo que me pone el entrenador. En Sevilla fui capitana. En el Real Zaragoza se portan muy bien con nosotros. Hasta me llamó Zapater el día de mi cumpleaños.

Qué fenómeno, Zapater, también.

Tengo muchas ganas de verlos a todos. También, a mis compañeros, a todos. Y abrazarlos de nuevo. Quiero que acabe el coronavirus para dar abrazos de nuevo.

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