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"Para pedir un estado de alarma en Aragón habría que valorar la cifra de contagios y el impacto en las ucis"

El responsable de Salud Pública aboga por que se tenga en cuenta, si se valora un confinamiento, tanto la cifra de infectados como el impacto de la covid en los hospitales

Aragón
Francisco Javier Falo, director general de Salud Pública de la DGA.
Guillermo Mestre

¿Recomienda a los vecinos de Zaragoza y la Comarca Central que no salgan a la calle?

No. Recomendamos que no salgan fuera de la comarca. Llevar mascarilla, mantener distancia social y seguir las medidas higiénicas es suficiente para protegerse de una posible infección.

¿No le parece incongruente mantener los aforos en hostelería y turismo cuando se pide a los zaragozanos que restrinjan su vida social y se queden en la Comarca Central?

No estamos diciendo que restrinjan su vida social, sino que la adecuen a la situación en la que estamos. No tiene sentido restringir aforos por restringirlos. Tiene sentido restringirlos en aquellos espacios y circunstancias donde puede haber mayor riesgo de contacto.

Sí recomendó la consejera de Sanidad, Sira Repollés, que se evitara salir demasiado a la calle.

Si salgo a la calle con mascarilla y distancia social no tiene por qué haber más riesgo. Si me junto con grupos diversos de persona y comparto una cerveza en una terraza de forma descuidada, entonces hay que barajar la posibilidad de restringir la vida social.

Si es tan importante limitar los movimientos, ¿por qué no se decreta un confinamiento selectivo?

Hemos planteado que tenemos que darnos un espacio previo como ciudadanos para la propia responsabilidad. Apelamos a eso para no tener que establecer normas que con toda su dureza tendrían impactos no solo de salud sino económicos. Estamos intentando plantear medidas cautas y proporcionadas.

¿A qué situación epidemiológica tendríamos que llegar para que Aragón pidiera al Gobierno un estado de alarma territorial?

No hay un estándar. Combinamos valoraciones cuantitativas y cualitativas. Al tiempo que observamos la tendencia epidemiológica tenemos que ver cómo se impacta el sistema sanitario (cómo se va modificando el número de ingresos, la atención en la uci, en urgencias) y cómo afecta a la población vulnerable, mayor e institucionalizada. En la medida en la que aunque aumenten los casos veamos que los otros aspectos se mantienen con márgenes de seguridad suficientes podremos ir modulando las decisiones.

Si la disponibilidad de las ucis ronda el 30%, ¿pedirá el confinamiento y el estado de alarma?

Nunca llegamos a ese punto, ni en los momentos más duros. Si tenemos que hacerlo, antes que ir a un confinamiento iremos a un endurecimiento de las medidas de distanciamiento social. Podemos apurar más posibilidades de restricción social.

¿Retirarían la flexibilidad a las zonas en fase 2?

Sí, probablemente.

¿Qué sistema debe usar la DGA para solicitar un confinamiento?

Desde hace semanas, cuando no pasaba nada, le dimos vueltas sobre cómo lo haríamos. Siempre hemos pensado que la medida que no generaría discusión jurídica sería la adopción de normas estatales, pero si no disponemos de esa herramienta tendremos que adaptar las normas de las que podemos disponer (Salud Pública, Sanidad). Esperamos que no sea necesario y, en el caso de que lo fuera, haríamos las valoraciones jurídicas con Sanidad para resolverlas de forma adecuada. En todos estos casos se necesitaría ratificación judicial.

¿Por qué parece que Zaragoza es la única gran ciudad donde se disparan los contagios?

No es la única. Sí es verdad que es un problema que estamos compartiendo sobre todo Cataluña y nosotros, Lérida, Barcelona y el área metropolitana. Hay un perfil común que es la importancia que tiene la actividad hortofrutícola en nuestros territorios, que ha hecho que en un momento determinado se produzcan incrementos de casos en las zonas de recogida de fruta y desde allí, un desplazamiento hacia las capitales más próximas, donde puede haber movimiento de trabajadores. Eso explica buena parte del origen de esta situación.

Ya advirtió Sanidad cuando Aragón pasó a la fase 1 de la desescalada que podía haber problemas con los temporeros. ¿Deberían haber aplicado medidas más contundentes?

Identificamos el problema antes de los informes de desescalada y la Comunidad hizo un documento de recomendaciones.

¿Les preocupaba la actividad agrícola en sí o las condiciones en las que viven los temporeros?

Las dos cosas, pero más lo segundo. No tanto la actividad, sino que quien la soporta lo hace en condiciones de habitabilidad y de hacinamiento, precariedad, que hacen que se agrave la situación.

¿Y no podrían haber reforzado el control con multas a los empresarios o con espacios covid?

Es verdad que se podría haber hecho más. Son poblaciones flotantes de muy difícil control. No tienen a veces sitios de habitabilidad claros. Como sociedad no hemos sabido identificar y cortar el problema. Pero esto nos debería servir como toque de atención para que esto no se vuelva a producir. No solo que no se amplifique una enfermedad sino que no se amplifique la miseria.

¿Considera que se hubiera rebajado el impacto con más colaboración con Lérida? El epidemiólogo Fernando Simón dijo que era un único foco.

Cuando nosotros empezamos por los primeros casos los compañeros de Cataluña no identificaron una situación similar en la zona de Lérida y probablemente eso desacompasó las medidas a tomar. Es difícil juzgar a toro pasado qué hubiera pasado si lo hubiéramos hecho de otra manera, pero acompasar decisiones hubiera podido ser razonable.

¿Hasta cuándo espera que la curva de Zaragoza sea ascendente?

Ya nos gustaría saberlo. Dependerá de cómo sea la transmisión, de que mantengamos la capacidad de control con los sistemas de vigilancia y de que las medidas de distanciamiento social y de restricción que hemos adoptado esta semana se empiecen a evidenciar.

Hay centros de salud en los que los rastreadores de casos covid empiezan a estar saturados. ¿Cuándo llegarán los refuerzos?

A Caspe, Fraga, Binéfar y Monzón se ofrecieron desde otros equipos para reforzar la vigilancia. El paso siguiente es reforzar con más personal, pero es una situación complicada porque es verano y las bolsas de empleo de profesionales sanitarios se agotan. En Zaragoza capital hay una diseminación de casos por prácticamente todas las zonas básicas de salud. Tenemos mayores problemas en aquellos barrios y equipos donde están saliendo más casos.

¿En los barrios del sur?

Sí, en Delicias, Bombarda y Univérsitas se ha producido mayor acúmulo. Los refuerzos van dirigidos a esos equipos.

¿Están detectando si tienen su origen en reuniones familiares y botellones?

Depende de los territorios. En Zaragoza capital hay una parte de los contagios que tienen que ver con los movimientos de los trabajadores, que probablemente marcó el inicio de los primeros brotes y que siguen estando presentes, pero hay otra parte de los contagios que van muy ligados a la recuperación de la vida social. Por eso restringir la vida social puede ser importante. Nuestros contagios no se dan por ir a comprar a una tienda. Es más fácil en espacios de ocio, en los que comemos, bebemos, nos quitamos las mascarillas, nos tocamos, nos abrazamos más, nos dejamos llevar por un ímpetu social menos controlable. Y no se está dando en espacios de ocio públicos, sino privados.

¿En el familiar o el laboral? También dicen los expertos que hay problemas en espacios cerrados y mal ventilados.

El ámbito privado es el familiar. En Zaragoza capital, el ámbito laboral de momento no está jugando un gran papel. El ámbito de transmisión está siendo fundamentalmente comunitario, y ligado a los encuentros de ocio. También coincide con los grupos de edad. Hay días en los que de personas mayores tenemos solo el 3% o el 5% de los casos.

¿El virus es más débil o resulta menos letal porque ataca a personas más jóvenes y sanas?

No tenemos ninguna información que nos permita afirmar que este virus es menos virulento. Creo que lo que está pasando es que nuestra capacidad de detección y de respuesta es infinitamente mayor a la que teníamos hace cuatro meses por muchas razones: tenemos el sistema sanitario más afinado, más capacidad diagnóstica, más destreza. Hace tres meses, en marzo y abril, no es que no hubiera casos leves, es que nos centrábamos en la detección de los graves porque leves había pero teníamos tantos graves que nos teníamos que centrar en la detección de ellos. Ahora ha cambiado mucho. Estamos entre 5.000 y 6.000 contagios en el acumulado. Y en el estudio de seroprevalencia en Aragón aparecía un 5%, que son unos 60.000 casos, y eso significa que estábamos detectando un 10% de lo que pasaba. Ahora estamos detectando todo, más del 90 o 95% de lo que se está moviendo.

Aún así hemos pasado de 38 ingresados en el hospital hace una semana a 79 (el viernes). ¿Cuál es el perfil de los infectados?

Son personas más jóvenes, con complicaciones, con edades que van de 50 a 55 años de media.

Los mayores son el colectivo de riesgo, pero en las residencias de la Comarca Central se siguen permitiendo visitas y paseos.

En los próximos días en Ciudadanía va a revisar lo que hasta ahora se estaba permitiendo. Tendremos que ver hasta qué punto se pueden adaptar.

¿Se podrían blindar los centros si los contagios van a más?

Llevamos muchos meses de aprendizaje obligado. Hay que establecer medidas de aislamiento, pero también habrá que ser cautos porque la tristeza también mata. Las decisiones tendrán que ir ligadas a blindar las residencias, pero también a conciliar la necesidad de los mayores de contactar de alguna manera con sus familiares.

Sanidad recomienda adelantar la vacunación contra la gripe para evitar que se confunda con el coronavirus. ¿Cuándo empezará la campaña en Aragón?

En cuanto podamos. Vamos a empezar este verano con la del neumococo, que es un germen que produce también neumonía. En la gripe dependemos de los suministros que nos haga la industria farmacéutica. Pero no somos muy optimistas. No creemos que podamos empezar antes de octubre por la falta de disponibilidad de la vacuna, ni nosotros ni a ninguna otra comunidad autónoma.

¿Hay exceso de demanda?

La industria farmacéutica y de las vacunas es compleja. En el ámbito sanitario no hay mercado fácil. No llega la complicación a lo que nos pasó con los productos sanitarios en enero, febrero y marzo, pero siempre es un mercado convulso y especulativo, y cuando hay crisis sanitarias todavía más.

¿Cuántas dosis comprará la DGA?

Nosotros 300.000 y vamos a tener parte de la compra centralizada del ministerio, que nos pondrá en unas 200.000 más, que nos permitirá tener una cifra muy alta. Ojalá la agotemos toda.

¿Volverá a haber problemas con el resto de material sanitario?

La evidencia nos ha demostrado que la dependencia de mercados globales comporta riesgos. Y creo que ahora la idea es establecer stocks suficientes para aguantar otra posible crisis por covid.

La que se espera para octubre... 

Para ya. Si algo nos está enseñando esta segunda oleada es que a lo mejor no tenemos un verano tranquilo. Esta dinámica nos obliga a estar alerta con un nivel superior.

Aragón ha comprado 50 respiradores más. ¿Serán suficientes?

Eran las expectativas que teníamos para cubrir las necesidades de camas de ucis ampliadas. Lo que necesitaríamos en la situación más complicada, que espero que no llegue nunca. Nos preparamos para el peor escenario, pensando que no sea necesario.

¿En el peor escenario cuántas camas uci con respirador tendrían garantizadas?

Unas 320. Ahora hay un escaso estrés en el sistema sanitario. Hablamos de 70 camas ocupadas, cuando llegamos a tener 2.000.

¿Por qué Aragón ha sido la cuarta Comunidad que menos PCR ha realizado durante la pandemia?

Las pruebas PCR se empezaron a poner en marcha en febrero en nuestro país. En los momentos más duros, se seleccionaron para los casos más graves. Pero siempre se han hecho las pruebas que se han demandado.

¿Cuántas pruebas se están realizando al día y cuánto tardan en dar los resultados? En algunos centros de salud denuncian que hay retrasos.

Estamos superando las 2.000 pruebas diarias. No diré que no haya alguna que se retrase. La media entre que una persona va al médico y se le identifica como diagnosticado se produce en más del 90% en menos de 48 horas.

¿Con cuántos brotes activos trabajan ahora?

Con una treintena. Un brote bien identificado nos permite identificar casos y contactos ,y para nosotros eso es síntoma de control. Podemos tardar 3 o 5 días, pero es fácil que tengan un principio y un fin aunque luego aparezcan dos más. Nos preocupan más esos casos que a veces se agrupan de dos en dos y algunos que van ligados a circunstancias sociales más complicadas, y que son difíciles de confinar porque quieren trabajar.

¿Cuándo llegará la vacuna contra la covid y cómo se suministrará?

El escenario más realista probablemente sea el primer trimestre de 2021. Si no hay una disponibilidad de dosis suficiente para toda la población, que es fácil que no la haya, obligará a establecer prioridades sobre segmentos de población en los que tendremos que intervenir de manera priorizada si tenemos dosis limitadas. Serán los mayores institucionalizados en residencias, los de grupos de riesgo y colectivos que por su prestación social tienen una función importante (profesionales sanitarios, sociales y fuerzas de seguridad).

Hay alguna comarca más con riesgo de pasar a fase 2.

Lo decidimos si hay una tendencia que se mantiene en el tiempo y si la agrupación de casos nos pone más difícil el control. Vamos a estar atentos a lo que ocurre en Alcañiz, pero de momento no es el planteamiento que nos hacemos.

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