Mensajes de amor y copias de Miró en las parideras aragonesas

Luis Miguel Ferrer y Juan José Ramos son los autores de ‘¿Qué esconden los viejos corrales de ovejas?’, un recorrido por más de 800 parideras.

Luis Miguel Ferrer (a la izquierda) y Juan José Ramos son los autores de este original volumen.
Luis Miguel Ferrer (a la izquierda) y Juan José Ramos son los autores de este original volumen.
H. A.

Luis Miguel Ferrer y Juan José Ramos son dos personas inquietas a las que les une su pasión por los animales, por algo son veterinarios de rumiantes, y el paisaje y paisanaje de Aragón. Ambos son autores del libro ‘¿Qué esconden los viejos corrales de ovejas?. Mensajes de pastores y transeúntes’, que acaba de ver la luz después de años de intenso trabajo, gracias al apoyo de la Institución Fernando el Católico.

Un recorrido fotográfico en el que han tomado imágenes de más de 800 corrales de las tres provincias aragonesas, así como de Soria, Guadalajara y, en menor parte, del resto de España. Los autores han dejado de lado edificaciones que han sido construidas o reparadas a finales del siglo XX. No obstante, el número de construcciones en las que han encontrado escritos o dibujos no alcanza a las doscientas, pero en algunas se concentran y hay muchísimas creaciones.

Un volumen que nació por casualidad, al ir a fotografiar una vieja paridera donde encontraron un letrero escrito sobre una madera de la techumbre. "En el texto vimos que lo había escrito un lluvioso día de septiembre, y el pastor nos decía que su rebaño estaba encerrado para que no se mojara, porque había sido vacunado de la viruela. El letrero, fechado en 1937, nos llamó especialmente la atención, porque, a pesar de estar en guerra, pastores y veterinarios continuaban con su labor, ya que no se podía descuidar a los rebaños. Esto nos tocó la fibra profesional y nos animó a buscar otros y así conseguimos, con tiempo y paciencia, reunir esta colección", explica Ferrer.

A lo largo de su ir y venir por estas parideras, los dos autores han encontrado infinidad de escritos. Algunos solo incluyen el nombre y la fecha, otros muchos hacen referencia a la climatología o al estado del ganado. En otros casos son poemas o canciones, asuntos de amores y hasta chascarrillos locales. "Aparecen dibujos en los que la figura humana es el tema principal, pero también hay representaciones de animales, objetos de lo más variado e, incluso, varios aviones militares muy bien representados en parideras de Bello (Teruel), que sirvieron de cuartel a militares italianos, que operaron durante la Guerra Civil en un aeródromo habilitado en el lugar", indica Juan José Ramos.

Estado de ánimo

En el libro puede descubrirse, también, el estado de ánimo de esos pastores que utilizaban estas paredes para plasmar sus sentimientos. "Hay mensajes muy divertidos, pero también los hay tristes, pues reflejan la soledad y las penurias que pasaban aquellas gentes".

Uno de los mensajes más curiosos lo encontraron en Perales de Alfambra, en la provincia de Teruel, donde otro pastor joven echaba de menos no poder disfrutar de las fiestas de su pueblo y apuntó lo siguiente: "El día 24 de junio de 1944, que por cierto era el día de San Juan Bautista, estuvo en este corral un pastor joven que apenas tenía 17 años y estuvo muy solo y aburrido". Y es que los pastores, muy a su pesar, no descansaban los domingos y, muy pocas veces, lo hacían las fiestas de guardar", indica Ferrer.

De entre todos los mensajes, el material fotografiado más antiguo pertenece al siglo XVIII. Se trata de una inscripción en piedra localizada en Siresa, en la que está escrito el año 1717. "En el resto, en algunas pone la fecha y en otras, por su contexto, sabemos que pertenecen a los siglos XIX y primera mitad del XX", matiza Ramos.

Ambos autores insisten en que "ante el olvido y la incomprensión de quienes, instalados en la seguridad del abastecimiento diario y en la calidez del salón, no aciertan a entender el mundo rural, queremos que estos escritos sirvan para tomar conciencia de lo que todavía nos queda, pues aún hay pastores. Y, gracias ellos, es posible saborear carnes y quesos de gran calidad, pero, más allá de esos productos, está la necesidad de conservar el mundo rural y la naturaleza, de la que tanto hablamos y tan poco hacemos, como fuente estratégica de alimentos y como patrimonio inmaterial de un saber hacer que no se improvisa, sino que se transmite de una generación a otra y se mejora con la experiencia del día a día", concluyen.

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