apicultura

La miel se viste de etiqueta

Una nueva norma aprobada por el Gobierno central obliga a los productores a indicar claramente en la etiqueta el país de procedencia de las mieles.

Protesta de apicultores en la Palza del Pilar por el mal etiquetado de la miel UAGA / 19-10-2016 / Foto: José Miguel Marco [[[HA ARCHIVO]]]
El sector apícola aragonés en una de las muchas protestas para exigir un etiquetado claro.
José Miguel Marco

El Gobierno de España promulgaba el pasado miércoles un decreto por el que se modifica el etiquetado de la miel con el fin de especificar con detalle la procedencia de dicho producto. Así, en caso de que la miel no sea "cien por cien española", deberá ofrecer la lista de países de origen de cada miel.

Además, el decreto del Ejecutivo determina no solo que las etiquetas contengan más información, sino que esta sea más accesible, abordando aspectos como el tamaño de la letra o el hecho de que la información aparezca contenida en la etiqueta principal y no en una secundaria.

"Se trata de dar más transparencia al consumidor para que pueda tomar su decisión de compra en un producto en el que el etiquetado resulta imprescindible para reconocer el producto", explica Pedro Loscertales, apicultor aragonés y responsable nacional de la sección de Apicultura de COAG, en la que está integrada la aragonesa UAGA.

Aunque desde COAG valoran "positivamente" el decreto emitido por el Gobierno, cuya normativa está pendiente de desarrollo, reconocen que ha habido aspectos que "se han quedado en el camino". Uno de ellos es el detalle del porcentaje de cada miel de diferente origen que se mezclan en el producto final.

Y es que, hasta ahora, podría darse el caso de considerar miel procedente de la Unión Europea, incluso española, a aquella "que, de cada cien kilos, tuviera 99 procedentes de países de fuera de la UE y un kilo procedente, por ejemplo, de España", apunta Loscertales, algo que "aunque no se trata de que haya unos umbrales determinados, no parece muy lógico en un siglo en el que se apuesta de manera decidida por la comida saludable y de calidad, como es la miel española, especialmente en las variedades monoflorales", añade.

Otro de los aspectos que reivindicaba el sector y que no ha quedado detallado es el de la información relativa a la temperatura a la que se pasteuriza la miel ya que por encima de unos 40 o 45 grados, pierde sus propiedades.

Primavera complicada

Casualmente, el decreto promulgado por el Ministerio que encabeza Alberto Garzón veía la luz coincidiendo con la celebración del Día Internacional de las Abejas, unos insectos cuyo papel fundamental en el ciclo vital es cada vez más reconocido y tenido en consideración. "De hecho los agricultores, cuando ponen plantaciones de algunos cultivos como colza o almendro, por citar dos ejemplos en Aragón, establecen sinergias con apicultores para que coloquen colmenas cerca y facilitar así las polinizaciones", explica Loscertales.

El sector prevé en Aragón una campaña de primavera complicada debido a la meteorología. "Aunque las abejas están en general sanas, ha hecho mucho frío y ha llovido mucho. Esto hace que las abejas no salgan de la colmena y consuman reservas que merman la producción", explica el apicultor aragonés, que prevé una mejoría en la campaña estival.

Según los datos del Gobierno de Aragón, en la Comunidad hay censadas 1.219 explotaciones apícolas con algo más de 104.000 colmenas. La mayoría de ellas, un 68%, tienen un carácter lúdico, constituyendo una actividad que suele transmitirse de padres a hijos. Se trata de explotaciones pequeñas que engloban solo el 30% del censo, y representan el 10% de la producción total de miel.

El resto son explotadas comercialmente, bien de forma complementaria a otras actividades -un 30% de explotaciones que suman el 60% de colmenas-, o de forma exclusiva, a lo que se dedican un 2% de las explotaciones, que, con un 20% de las colmenas, alcanzan el 30% de la producción apícola aragonesa.

La mayoría de los apicultores dedican sus colmenas a obtener miel, teniendo el resto de las producciones (cera, polen, veneno, jalea real o propóleos) un carácter residual. En torno al 55% se comercializa al por mayor, y solo el 20% es envasada directamente por los apicultores. El resto se vende a granel en el propio domicilio.

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