agricultura

El consumo se lleva los viveros al huerto

La venta de productos y plantones para huertos va a ser, en mayor o menor medida, la que aminore el impacto de las pandemia en estas empresas.

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Un trabajador prepara plantones en los invernaderos del Vivero de Abel.
Roberto Poblador

Después de que la Fase 0 de la desescalada que decretó el Gobierno permitiera a los ciudadanos acudir a los huertos, el siguiente estadio, la Fase 1, ha hecho posible también que los clientes puedan volver a los viveros, un sector que atraviesa un momento dificilísimo ya que la pandemia ha tenido lugar en el período de mayor actividad, dado que es ahora cuando se aprovisionan para acondicionar los huertos y los jardines de cara al estío.

No obstante, dentro de la actividad viverística hay que diferenciar dos aspectos, el primero de ellos es el ornamental, es decir, por un lado, el de la decoración de jardines, y, por otro lado, el hortícola, el de las ventas enfocadas a los huertos y plantaciones agrícolas, una faceta en la que, a tenor de lo trasladado por el sector, al menos de momento y pese a las dificultades de movilidad para realizar las actividades y la gran incertidumbre en la que han tenido que tomar las decisiones, el impacto ha sido algo menor, gracias en parte al trabajo previo.

Así lo explica Luis Aliaga, secretario técnico de la Asociación Profesional de Horticultura de Aragón, Rioja, Navarra y Soria (Apharns), quien detalla que, si bien en lo que respecta a las plantas de jardín, "muchas ha habido que tirarlas", no ha sucedido lo mismo con el nuevo material hortofrutícola destinado a la multiplicación en viveros. "Hemos tenido que correr un poco porque hasta ahora no podíamos entrar a acondicionar los campos, pero hacia final del mes de mayo podremos hacer las primeras entregas", señala Aliaga, quien reconoce que "aunque cada año cierran algunas empresas", espera que "la afectación este año sea la normal porque proporcionamos plantas que empezarán a producir en cuatro o cinco años".

En la misma línea se expresa Antonio Poblador, fundador de El Vivero de Abel, en Caspe. En esta explotación han tenido que adaptar sus sistemas y rutinas a la nueva situación, como el cambiar a jornada continua y el impulso de las comunicaciones telemáticas. En lo que respecta a las ventas, Poblador señala que no les ha afectado "en nada" ya que tenían todas las plantas "ya vendidas", una situación que se prolonga hasta el invierno ya que producen cultivos "en expansión" como almendros y pistachos. Más incertidumbre se respira en la evolución de algunos proyectos en los que trabajan junto a fondos de inversión que no saben si continuarán adelante.

Mucho más preocupado y enfadado se muestra Jesús Poza, de Viveros Poza. Este vivero de Calatorao ha permanecido abierto, pero "sin saber muy bien qué hacer en cada momento, teniendo que tirar plantas y sin producir algunas plantas por miedo a no poder venderlas. Tampoco hasta el último momento he sabido si podía contar con el personal que necesitaba", afirma Poza, quien denuncia la falta de «directrices claras» por parte de la administración. "He tenido que llamar varias veces a la Guardia Civil para saber qué hacer", explica el responsable de este vivero, quien, pese a que en este momento está reactivando las ventas de productos para huertos de autoconsumo, que son un 90% del total de ventas en estos momentos, ve "imposible" recuperar las cifras de ejercicios anteriores.

Más huertos de autoconsumo

Fuentes del sector de los viveros explican que esta situación, además de sobrevenida por las decisiones tomadas por el gobierno para luchar contra la pandemia, tienen su explicación en los cambios de hábitos que ha supuesto. "La alta demanda de alimentos frescos en los supermercados ha provocado aumentos de precio de los mismos, por lo que muchos consumidores han optado por instalar pequeños huertos para el autoconsumo y, a la vez, que los productores mayoristas aumenten la producción", explican estas fuentes, que manifiestan que esto ha provocado que la venta de productos para huertos en los viveros se haya mantenido e incluso vaya a subir.

Estas mismas fuentes cifran en este momento, que corresponde a la campaña de primavera, en aproximadamente el 50% el peso de los productos para huerto, una cifra que se equipara con el impacto de la planta ornamental. De esa producción, alrededor de un 90% se destina a productores mayoristas, y el resto es adquirido por clientes que tienen huertos de autoconsumo. Si bien se mantienen las ventas de productos tradicionales, como lechuga, tomates o pepinos, se ha detectado un auge en el consumo de otras verduras como el cardo o la típicamente aragonesa borraja.

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