crisis del coronavirus

Los sanitarios se reinventan para luchar contra la pandemia del Covid-19

Muchos profesionales aragoneses han cambiado su puesto habitual para atender la elevada cifra de pacientes contagiados.

Interior del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.
Interior del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.
DGA

La emergencia sanitaria provocada por la crisis del Covid-19 obligó a tomar medidas excepcionales para hacer frente a la pandemia. Los hospitales se reorganizaron para reservar camas para pacientes contagiados y dotar de más puestos de cuidados intensivos con respirador para los casos más graves. La situación llevó a que muchos profesionales cambiaran su puesto habitual para reforzar los servicios.

Las rutinas del personal cambiaron desde que la epidemia comenzó a cobrar fuerza y fue necesario actuar con rapidez ante la evolución del número de infectados de un virus desconocido. A pesar de que el coronavirus ha afectado ya a casi 790 profesionales sanitarios, este colectivo reconoce que "en estos momentos es cuando hay que arrimar el hombro".

Ana Regidor, en un pasillo del hospital Clínico.
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«Sentí que en estos momentos podía aportar mucho más»

Ana Regidor es técnica en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) en el Hospital Clínico de Zaragoza y hace unas semanas pasó de las pruebas funcionales de Ecocardiografía a la planta 13, que se reservó exclusivamente a pacientes Covid. "El trabajo había bajado, me propusieron el cambio y sin dudarlo dije que sí. Sentí que podía dar más de mí que donde estaba y aportar mucho más". "Es duro enfrentarte a esta situación", relata, porque, en su opinión, "nadie estaba preparado para afrontar una crisis como esta ni física ni mentalmente". Según afirma, "es muy duro, pero siempre pensamos en el paciente y que esté lo más cómodo posible el tiempo que pase en el hospital".
El contagio entre profesionales es un tema que le preocupa, sobre todo cuando regresa a casa con su familia: "Intento no llevarme el trabajo a casa, pero a pesar de que tomas todas las precauciones el miedo siempre está ahí. Cuando llego a casa, y antes de entrar, me quito el calzado y lo desinfecto y me lavo. Es como una rutina antes de que te saluden".

El doctor Gonzalo Alfaro, en el hospital Quirón.
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"Creo que a partir de ahora va a cambiar la forma de trabajar"

Gonzalo Alfaro ha cambiado su ocupación habitual como anestesista en el Hospital Quirón de Zaragoza por su nueva tarea de apoyo a los intensivos en las nuevas camas uci que se habilitaron en el centro por la pandemia, tras suspender las intervenciones quirúrgicas no urgentes. "Hubo que reorganizar los espacios porque teníamos que separar la zona Covid para evitar contagios", explicó.
"Ha cambiado completamente la rutina". Enfrentarse a esta emergencia sanitaria se vivió "con preocupación", pero con serenidad: "Creo que nos va a cambiar la forma de trabajar, lo estamos controlando pero no sabemos cómo va a ser dentro de cuatro meses". En cuanto al trabajo que realiza, Alfaro asegura llevarlo bien: "Es mi profesión, la he elegido y es una ocupación que me gusta. Con más o menos riesgo, pero la protección la estamos consiguiendo". Y respecto a la sociedad en general, indica: "Hasta que no sepamos que está todo más o menos controlado y que tenemos soluciones no bajaremos la guardia".

Javier Martínez Andreu, en la uci Covid.
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"Son jornadas de trabajo muy duras donde das más del 100%"

 Javier Martínez Andreu, jefe de sección de Anestesia del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, coordina la uci Covid que se habilitó en la unidad de cirugía sin ingreso. Advirtió, por ello, que "es un trabajo diferente": "Los anestesistas nos dedicamos al cuidado del paciente critico quirúrgico". Los enfermos con coronavirus, sin embargo, requieren estancias que se prolongan más y presentan también problemas diferentes. "Trabajamos en equipo multidisciplinar junto a los intensivistas, de manera que aprovechamos los conocimientos de cada especialidad", afirmó.
"Son jornadas de trabajo largas y muy duras donde damos más del 100%". El contagio es otro de los riesgos que asumen: "Intentamos protegernos bien por nosotros y por quienes nos rodean. Todos coincidimos en que lo peor está siendo no poder informar cara a cara a los familiares, que no pueden acompañar a sus seres queridos. Es muy duro llevar la enfermedad desde la distancia sin saber si los vas a volver a ver con vida".

Hernández, a la derecha, con una compañera.
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"Pensé que podía ser más útil en planta Covid que en nidos"

Estela Hernández es enfermera en el Hospital Clínico y trabajaba en nidos, aunque previamente había estado en Medicina Interna. "Mantenía el contacto con mis compañeros y sabía que se estaban reorganizando los servicios. En nidos estaba muy bien, me gustaba. Hace poco deposité mi tesis sobre cuidados paliativos en pacientes adultos. Hablé con las supervisoras y les dije que creía que podía ser más útil con paciente Covid y pasé a la planta 12, que reabrieron como unidad de infecciosos", detalló.
El cambio "es brutal": "Las entradas a la habitación no las podemos hacer con tanta frecuencia, porque puede aumentar nuestra carga viral y la del paciente. No tiene nada que ver el trabajo, estamos con los trajes, con la incomodidad", detalla. En su caso son un "buen equipo" y trabajan en parejas: "Una se viste y la otra está en el pasillo y es la encargada de vigilar que la otra está haciendo todo bien, que no toque algo y se infecte, de ayudarle a vestirse. Esa confianza es fundamental".

Daniel Crespo, con el equipo de protección.
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"Me ofrecí voluntario porque hacía falta personal formado"

"Sabía que hacía falta personal con experiencia, porque a veces se olvida que una uci no es solo un servicio que tenga respiradores, hace falta personal formado y entrenado". Por eso, Daniel Crespo, enfermero en la uci de Neonatos del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, no lo pensó dos veces y se ofreció como voluntario para la uci Covid. "Viendo la situación, era necesario aportar nuestro granito de arena, y yo había trabajado hace años en cuidados intensivos".
"Manejar el aislamiento es delicado y tener que estar con los equipos de protección se hace más duro", asegura. Acostumbrarse al nuevo trabajo "fue duro, sobre todo al principio", porque "no deja de ser una unidad que se ha montado nueva". Su mujer, también enfermera, se ofreció al igual que Daniel como voluntaria para trabajar en esta uci Covid. No fue una decisión difícil de tomar, asegura, porque "al fin y al cabo lo decidimos nosotros viendo la magnitud de la crisis por el coronavirus".

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