Jabón, poco contacto y mucha paciencia
Más de 118.000 infectados en 114 países y 4.291 fallecidos convierten ya el coronavirus en una pandemia. Conforme el Covid-19 escala posiciones en una escala nominal, que asusta mucho pero no implica una elevada tasa de mortalidad, se intensifican los llamamientos a la calma para neutralizar el peor virus, el del miedo, que se dispara al constatar que las medidas de prevención son cada vez más extremas.
Falta claridad en la transmisión de los mensajes. Lo mismo se invita un día a participar en masivas manifestaciones que se decide, en 24 horas, cerrar los colegios y, si se puede, teletrabajar. Si hasta Pedro Sánchez dejó en manos de los expertos la decisión de suspender las Fallas para que Ximo Puig cargara con el coste político de cancelarlas unos minutos después.
La transparencia sería, en estos momentos, la mejor vacuna contra la psicosis que suscita el miedo a lo desconocido. Y es lo mínimo que merece una ciudadanía cuya colaboración es vital para evitar la masiva propagación del Covid-19, que el Gobierno intentará combatir hoy con más restricciones excepcionales. Porque solo está claro que ataca a los mayores de 65 años, unos 8,9 millones de españoles, y nadie quiere ser foco de contagio para sus mayores. Aunque para evitarlo solo nos receten jabón, menos besos y mucha paciencia. No parece bastante.
