La mancha de la despoblación sigue extendiéndose y la Comunidad aragonesa no es ajena a este problema. La sangría demográfica continúa cebándose con la conocida como Serranía Celtibérica, un territorio que abarca 1.355 municipios repartidos entre las provincias de Teruel y Zaragoza, Cuenca, Guadalajara, Burgos, Segovia y Soria, Castellón y Valencia y La Rioja, de cinco Comunidades, que ocupa 65.824 kilómetros cuadrados, el doble que Bélgica.

Los expertos alertan de que la situación es "demoledora", según se desprende del estudio realizado por la experta de la Asociación Instituto de Investigación y Desarrollo Rural Serranía Celtibérica, la turolense Pilar Burillo. Con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a 1 de enero de 2019, ha observado que esta amplia superficie ha descendido a 460.613 personas, lo que aporta una densidad de 6,99 habitantes por km2. La situación se podría calificar de "emergencia demográfica" si se tiene en cuenta que quienes residen todo el año en la mayoría de los pueblos suelen ser un tercio de la censada.

"La despoblación –dice– está aumentando con una población envejecida, no hay relevo generacional". A nivel europeo, según señala, se consideran áreas escasamente pobladas a las que no alcanzan los 12,5 hab/km². Cada año va descendiendo la densidad poblacional de este territorio, "pero nunca se había bajado de la cifra de 7", lo que agrava el problema.

En el nuevo trabajo realizado por la investigadora se presentan, por primera vez, los datos de Serranía Celtibérica separados por provincias. Teruel aparece en el listado con una densidad demográfica de 7,06 hab/km2 mientras que Zaragoza, que también figura en la clasificación, tiene 9,55. La única provincia que se incluye íntegramente dentro de la interregión Serranía Celtibérica es Soria (8,61 hab/km2). Esta y la capital aragonesa son las dos únicas provincias españolas con densidad de población por encima de 8 hab/km2.

Tal y como puso de manifiesto Burillo, el descenso poblacional de Serranía Celtibérica es "alarmante". En 1940 contaba con 982.616 habitantes y una densidad de 14,92 hab/km2. Hasta el año 2001, emigraron 481.936 personas, dejando el territorio en 500.680 personas. "Pero en el siglo XXI el descenso ha sido de 40.067, debido, esencialmente, a las defunciones", añadió.

Y, si se atiende a los 1.215 municipios con una densidad de población inferior a 12,5 hab/km2, "la situación es escalofriante". Con datos de 2018, la población desciende a 200.843 habitantes, menos de la mitad, y al ocupar un territorio de 58.643 kilómetros cuadrados, esto es el 89%, la densidad media de 3,42 hab/km2. "Una cifra alarmante si se tiene en cuenta que en Geografía Humana menos de 10 hab/km2 se considera desierto demográfico". En cuanto a la edad de sus habitantes, los menores de 15 años son 15.327 y los mayores de 65 suman 68.726, lo que da lugar al índice de envejecimiento mayor de toda Europa, 448,39%, mientras el de España es de 120%.

Lo grave de esta situación, según abordó la investigadora aragonesa, es el acto continuado de "demotanasia" al que está sometido este territorio (un término que ha acuñado Burillo para referirse a la población y que viene a decir que tanto por acciones directas como indirectas o por omisión se obliga a la gente de un territorio a marcharse porque no puede vivir en él). Y eso a pesar de que la Comisión Mixta Congreso-Senado aprobó por unanimidad, el 8 de octubre del 2015, la Proposición no de Ley sobre el Proyecto Serranía Celtibérica contra la despoblación "sin que se haya ejecutado ninguno de sus puntos".