Aragón roza ya las 600 rutas escolares, pero hay niños que pasan dos horas al día en el autobús

Los itinerarios se han incrementado un 10% en la última década y el servicio de transporte llega a 800 poblaciones. Fapar pide resolver con agilidad casos como el del alumno que tarda más de 3 horas en ir y volver al instituto de Aínsa.

Alumnos de Tronchón, La Cuba y Mirambel que van al colegio de Cantavieja.
Alumnos de Tronchón, La Cuba y Mirambel que van al colegio de Cantavieja.
Heraldo

El caso de Diego Zuazu, el chico de 12 años que invierte cada día 3,15 horas en ir y volver desde su pueblo al instituto de Aínsa, fue noticia hace unos días cuando la familia denunció que lleva desde el inicio del curso batallando para acortar la ruta, una solución ralentizada por los trámites burocráticos. Su situación es excepcional pero refleja la realidad de algunos de los 15.060 alumnos aragoneses transportados, para quienes la jornada empieza mucho antes de que suene el timbre de la escuela.

El Gobierno de Aragón invierte más de 16 millones de euros para llegar a casi 800 núcleos de población en 598 rutas (249 de Zaragoza, 236 de Huesca y 113 de Teruel), un 10% más que las existentes en el 2009-2010, entonces con 535 itinerarios y 14.200 alumnos. La mayor parte se cubren con autobuses, pero en 81 se recurre a reservar plazas en el transporte regular de viajeros. Con menos de seis alumnos no se abren nuevas rutas, el servicio se presta mediante ayudas individualizadas a los padres para llevar a los niños con su coche.

La normativa prohíbe que un alumno esté más de una hora a bordo del vehículo en cada trayecto, algo difícil de cumplir en algunas comarcas. "Se permiten excepcionalidades, siempre que se justifiquen con un informe", explica Yolanda Castelló, la técnico del servicio de transporte escolar de la Ribagorza, una de las cinco comarcas con la gestión transferida mediante convenios con la DGA. En este momento ningún niño ribagorzano supera el límite, pero los han tenido y se solucionó desdoblando la ruta.

Mejorar el transporte antes de que lleguen más familias a los pueblos

Diego Zuazu es una de esas excepciones, porque pasa 1 hora y 5 minutos en el viaje de ida y 1,25 en el de vuelta, con una espera de 40 minutos. Así cada día de lunes a viernes. Su madre, Celine Bouvet, pide mejorar el transporte escolar "antes de dar la bienvenida a las familias con niños", si se quiere facilitar la llegada de familias como la suya decididas a repoblar el medio rural.

También ocurre en el Maestrazgo, otra comarca con pocos habitantes y una orografía difícil, donde los alumnos de la ruta de Tronchón a Cantavieja invierten dos horas para hacer el viaje de ida y vuelta.

La vasta extensión de la Comunidad (la cuarta de España) y la fuerte dispersión no facilitan encajar el puzle del transporte escolar. Según el departamento de Educación, "prácticamente todas las rutas escolares podrían calificarse de complejas". Una dificultad añadida es la falta de oferta de las empresas, que en algunos casos es "casi inexistente" y obliga a hacer propuestas económicas para resolverlo.

Pero los padres creen que hay margen de mejora. "El caso de Diego se podía resolver más ágilmente porque han pasado cuatro meses y ya estamos a mitad de curso", señalan desde la Federación de Asociaciones de Padres (Fapar). Considerando las características de Aragón y las numerosas escuelas rurales, los padres reivindican "el derecho de todos a una educación en términos de igualdad, y eso pasa por tener una escuela cercana y cuando no es posible, garantizar unas rutas racionales, con un mapa que permita hacerlo en las mejores condiciones". "No podemos tener un niño tres horas danzando de un autobús a otro para llegar a un centro educativo, hay que buscar alternativas", concluye Fapar.

Taxis o buses de línea regular

El presidente de la Ribagorza, Marcel Iglesias, considera que la transferencia a la comarca, aunque les supone mucho trabajo, ha sido favorable, pues desde la cercanía se puede prestar mejor el servicio. "Sabemos lo que cuesta ir de un sitio a otro. Intentamos hacer trayectos más cortos, algo que no resulta fácil, pero creemos que damos un servicio de calidad, prácticamente puerta a puerta, porque la idea es que las familias con niños se puedan quedar a vivir en sus pueblos".

Para los 34 municipios de la Ribagorza existen 32 rutas. "Vamos a muchos núcleos donde a lo mejor solo recogemos a un alumno", afirma Yolanda Castelló. Confeccionar las rutas obliga a encajar distintos medios de transporte y paradas. Por ejemplo, los alumnos de las Vilas del Turbón van en taxi hasta Campo para luego enlazar con un autobús que los lleva al instituto de Graus. Los de Benabarre se montan en el de la línea regular de Alosa, que ha ajustado los horarios para recogerlos. Y hasta la escuela de Montanuy llegan tres taxis, con tres niños en cada uno. "No sé si desde Huesca o Zaragoza se puede entender que no vayan todos los niños en el mismo taxi, pero entonces el paseo sería considerable", señala la técnico del servicio de la comarca.

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