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Lindsi Reyes: "El único error que cometió mi padre fue creerse el sueño americano"

El padre de esta joven estudiante americana de intercambio que amplía estudios en Zaragoza se encuentra en un centro de detención en los Estados Unidos.

El padre de Lindsi Reyes, estudiante americana en Zaragoza, se encuentra en un centro de detención en los Estados Unidos.

En los últimos años han sido numerosas las noticias llegadas desde el otro lado del charco sobre la persecución emprendida por la administración Trump hacia los inmigrantes ilegales. Desde entonces, cientos de manifestantes han pedido al presidente de Estados Unidos, Donald Trump el cierre de los centros de detención de migrantes que muchos equiparan a los mismísimos campos de concentración.

Pero, ¿cuál es la realidad de estos centros? ¿Cómo es la vida allí? Lindsi Reyes sabe bien lo que esto significa, tanto para ella, como hija de un inmigrante ilegal retenido en un centro de detención de Colorado desde hace 6 meses, como para el resto de su familia. Una familia que, desde hace medio año permanece “destrozada y completamente rota”.

A sus 15 años, Reyes llegó a Zaragoza en septiembre como estudiante de intercambio. Actualmente se encuentra becada en el Kent Denver School, una escuela privada de secundaria a la que logró acceder debido a sus excelentes resultados académicos. Siempre se ha sentido agradecida con el país que le ha brindado tantas oportunidades y que le ha permitido formarse en centros en los que, de otra forma, jamás podría haber estudiado. Actualmente disfruta de una beca otorgada por The Challenge Foundation que entregan a 8 niños cada año en todo el estado de Colorado.

Sin embargo, todo cambió hace seis meses: “Acabábamos de regresar de unas vacaciones en familia mis padres, mis hermanos de 12 y 14 años y yo. Al día siguiente, cuando mi padre se preparaba para ir a trabajar, llegó una furgoneta blanca y se lo llevaron sin explicarnos nada”.

Hoy asegura que ese momento le cambió la vida por completo. “Lo primero que sientes es incredulidad. No puedes creer que te esté pasando a ti, has pasado a ser una de las personas a las que llevas meses viendo en la tele”, admite.

Además, todo esto ocurrió tan solo un mes antes de su viaje a España. Reyes iba a permanecer 9 meses fuera, en Zaragoza. “La primera visita fue la más impactante. Ha sido la primera vez que he visto llorar a mi padre, lloraba por no poder acompañarme al aeropuerto”, reconoce afectada. También recuerda el lugar como un espacio frío y sin color, con rejas y cristales y muy parecido a una cárcel.

En este tipo de instalaciones, como norma general, los internos tienen una mayor libertad para comunicarse con el exterior que en un centro penitenciario. “Tiene acceso a teléfono e internet aunque de manera limitada. Así nos cuenta cómo se vive allá. Comparten habitaciones de cuatro plazas y es un constante ir y venir de gente de distintas nacionalidades”, afirma. Además, van vestidos con un mono cuyo color indica el grado de peligrosidad de cada uno. El de su padre es azul, color que identifica a quienes no han cometido ningún crimen.

"Nunca pudo conseguir la ciudadanía porque el proceso era demasiado complicado, pero no fue un impedimento para vivir y trabajar"

Sin embargo, y a pesar de que pueden intercambiar correos electrónicos de manera bastante asidua, la joven asegura que está siendo una situación muy traumática y desesperante: “La última vez que vi a mi padre antes de mi viaje a España estaba encarcelado a pesar de que no ha hecho nada malo. El único error que cometió mi pare fue buscar un futuro mejor para su familiar y creerse el sueño americano”.

El padre de Lindsi Reyes, estudiante americana en Zaragoza, se encuentra en un centro de detención en los Estados Unidos.

Desde ese momento, agosto de 2019, un mes que la joven no logra borrar de su cabeza, tanto Reyes como su familia permanece a la espera de una resolución sobre el caso para saber si finalmente será deportado a México o podrá quedarse en Estados Unidos. Fue debido a esta situación como la estudiante decidió emprender una lucha personal contra esta injusticia convirtiéndose en activista: “Esta experiencia me ha servido para abrir los ojos y ver cómo afecta esta injusta situación a muchos inmigrantes que están siendo deportados y separados de sus familias sin haber hecho nada ilegal ni ser criminales”, reivindica.

Veinte años después

Su madre es maestra de infantil y su padre mecánico. Ambos llegaron a Estados Unidos hace dos décadas, lugar donde se conocieron y decidieron tener a su familia. A pesar de que su padre no tenía papeles siempre trabajó de manera honrada. “Ella llegó con 14 años y mi padre con 20, nunca pudo conseguir la ciudadanía porque el proceso era demasiado complicado pero jamás fue un impedimento para vivir y trabajar allí”, admite.

Sin embargo, con la llegada de Trump al poder la situación se complicó sobremanera en todo el país. “Su discurso sonaba aterrador pero nunca piensas que sea algo que te vaya a pasar a ti”, reconoce. También se trata de un país en el que las diferencias entre las diferentes clases sociales se encuentran verdaderamente acentuadas. “En mi escuela privada, por ejemplo, llevo años siendo la única persona de origen hispano”, afirma Reyes.

“Mis padres llegaron a este país sin nada. Cuando yo nací no podían mantenerse y me enviaron a México con mis abuelos durante dos años. Pero todo había cambiado y actualmente estábamos bien”, explica Reyes, que asegura que todo lo que tienen sus padres lo han logrado a base de esfuerzo. Por eso, en su opinión, es necesario que se paralicen este tipo de políticas que están provocando tanto dolor en cientos de familias inocentes. “He decidido sacar la parte positiva de todo esto, el aprendizaje, porque es lo que mi padre habría querido. Al final he entendido que en esta vida nos pasan cosas para que podamos aprender de ellas”, concluye.

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