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Aragón impulsa un plan para prevenir la desnutrición en mayores y enfermos

El plan es fruto de las recomendaciones internacionales y del Sistema Nacional de Salud tras detectar que cada vez es mayor el riesgo de desnutrición debido a la prevalencia de enfermedades por la mayor longevidad.

La enfermedad pasa a desarrollarse de forma progresiva y continuada provocando daños sensoriales, físicos y psíquicos y produciendo diversas discapacidades.
Imagen de archivo.
Pixabay

Alrededor del 37 % de los mayores de 70 años presentan un mayor riesgo de sufrir desnutrición, pero también los enfermos crónicos complejos, pacientes oncológicos o las personas institucionalizadas, motivo por el que el Gobierno de Aragón ha impulsado un plan de cribado para prevenir este problema.

A partir del mes de enero y de forma progresiva, el Departamento de Sanidad podrán en marcha un proceso de formación, difusión y concienciación en todos los niveles de la asistencia sanitaria para abordar este problema, que influye en una peor calidad de vida de los pacientes, una mayor morbilidad y mortalidad y complicaciones postoperatorias.

Así lo ha explicado el director general de Asistencia Sanitaria, José María Abad, quien ha comparecido en rueda de prensa acompañado de la responsable de la estrategia, María Bestué, y del endocrino y coordinador clínico de este programa, Alejandro Sanz.

El plan es fruto de las recomendaciones internacionales y del Sistema Nacional de Salud tras detectar que cada vez es mayor el riesgo de desnutrición debido a la prevalencia de enfermedades por la mayor longevidad.

Para ello, se va a promover un cribado nutricional que permita detectar entre los colectivos con más riesgo problemas de desnutrición para afrontar un tratamiento tendente a mejorar el estado inmunitario, la supervivencia o que le permita abordar una intervención quirúrgica con mayores garantías.

Serán los profesionales de la salud implicados en la atención directa del paciente, principalmente enfermería tanto de Atención Primaria como de hospitalización, los encargados de promover el cribado nutricional.

La población diana serán las personas con bajo peso, los mayores de 75 años, los enfermos crónicos complejos, los pacientes oncológicos y las personas institucionalizadas, además de aquellos a los que, por criterio clínico, el sanitario decida incluir si considera que hay sospecha de desnutrición.

En el caso de la atención hospitalaria, se recomienda la valoración del riesgo de desnutrición a todo paciente ingresado en el hospital con previsión de un ingreso mayor de 48 horas, especialmente a pacientes con mayor riesgo de presentar una desnutrición durante su ingreso, es decir, pacientes mayores de 75 años, encamados, oncológicos, con demencia, con disfagia, quirúrgicos con cirugía mayor o ingresados en unidades de críticos.

Sanz se ha referido a un estudio llevado a cabo en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza a 1.564 pacientes entre enero y septiembre de 2018 que reveló que el 17,7 % de los pacientes tenía un riesgo medio de malnutrición mientras que el 17,8 % lo tenía elevado y, de estos, el 78,2 % presentaba una malnutrición considerada moderada o grave.

De ahí que los especialistas consideren fundamental realizar un control nutricional durante la hospitalización, que permita detectar los casos para tratarlos.

Este cribado permitirá aplicar un tratamiento adecuado para cada paciente de una forma eficiente, como sería retirar las limitaciones nutricionales impuestas por ejemplo por colesterol, diabetes o sal, y aumentar la ingesta de proteínas, para mejorar la nutrición.

Y es que, según Sanz, los enfermos o las personas mayores suelen dejarse el "segundo plato", que son las proteínas, bien porque se han saciado con el primero o porque tienen problemas de deglución (disfagia) o presentan algún tipo de demencia que exige que les den de comer.

Por ello, este endocrino recomienda a las personas con desnutrición o en riesgo empezar por el segundo plato, comer "cada poco", dietas trituradas o solo triturar el plato de proteína para facilitar la masticación, incluir "mucha clara de huevo" o recurrir a preparados comerciales.

Mejorar la nutrición supone además una disminución de los ingresos hospitalarios y del número de días de hospitalización, además de un ahorro de 642 euros por paciente atendido en domicilio y de 4.200 en el caso de los institucionalizados.

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