entrevista

Lucía Soriano: "No se pueden tomar decisiones en el sector agroalimentario sin disponer de conocimiento"

Es doctora ingeniera de Caminos, Canales y Puertos y la primera mujer que ocupa la dirección del Centro de Investigación y Tecnología (CITA).

LUCIA SORIANO, NUEVA DIRECTORA DEL CITA / 20-11-2019 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ [[[FOTOGRAFOS]]]
Lucía Soriano, nueva directora del CITA. .
FRANCISCO JIMÉNEZ 

¿Una ingeniera de Caminos se imaginaba en la dirección de un centro de tecnología agroalimentaria?

La verdad es que no. Pero yo empecé estudiando Agrónomos y luego me cambié a Caminos por tradición familiar, aunque toda mi vinculación emocional y personal la desarrollé en la escuela de agrónomos y siempre me sentí muy vinculada a ella. Esto ha sido una forma de cerrar algo que comenzó hace tiempo, así que me siento cómoda en este espacio y creo que puedo aportar mi experiencia de gestión para hacer una dirección gerente más resolutiva y que el CITA funcione de la mejor manera posible.

Su trayectoria está muy vinculada con el agua. ¿Impulsará la investigación relacionada con este recurso necesario para el sector agrario y cada más escaso?

Afortunadamente no es una línea que haya que abrir porque ya se está trabajando en ello y se está haciendo muy bien. Yo no daría prioridad a este aspecto, pero entiendo que en la medida en que desde el CITA tenemos que generar conocimiento para enfrentarnos a los escenarios que nos trae el cambio climático, evidentemente agua y agricultura es algo que hay que trabajar y es una de las líneas que habrá que potenciar, no solo para la mejora de la eficiencia de regadíos sino también para la búsqueda de alternativas en secano. Más que solo el agua es el cambio climático como marco principal y los retos del sector agroalimentario en este escenario los que van a marcar más específicamente este recorrido.

Acaba de llegar, pero ¿ya tiene diseñada su hoja de ruta?

Estoy ahora trabajando en la definición de los objetivos estratégicos, en los que creo que debemos trabajar en colaboración y coordinación con otros departamentos del Gobierno Aragón. También creo que tenemos que saber poner al CITA en el lugar que le corresponde, porque es un centro en el que se hace un trabajo muy importante, que genera un conocimiento de primer nivel, donde hay mucho talento aragonés que hay que saber vender. Es también un objetivo estratégico que haya un diálogo bidireccional eficiente y eficaz con el sector, que realmente se sepa detectar cuáles son sus necesidades y que seamos una entidad abierta a recibir esas demandas y a saber cubrirlas. Eso se hace bien, pero se puede hacer mejor, porque además las líneas de financiación en la investigación van hacia ese objetivo. El reto real e inevitable es el cambio climático, por lo que hay que intentar que lo que ya se hace vaya dirigido a afrontar este escenario y que la investigación se encamine no solo a resolver los problemas de hoy, sino a hacer un trabajo prospectivo, a anticiparnos a lo que nos viene para poder empezar a diseñar ya cuáles van a ser las soluciones.

¿El sector agroalimentario recibe bien esta investigación? ¿La asume y la aplica?

Para mí es pronto para tener un diagnóstico real, pero mi percepción es que hay interés en el sector por ese conocimiento. Ahora bien, para utilizar el conocimiento no solo hace falta tenerlo sino que haya una coyuntura que permita que si tienes que hacer una inversión tengas dinero para hacerla. Por eso es muy importante que exista una política agroalimentaria robusta, que acompañe a toda las partes e impulse una transferencia real.

¿Se investiga más en agricultura que en ganadería?

Quizá es más fácil ver lo que se hace en agricultura pero la realidad no responde a esa percepción. De hecho el departamento de ganadería del CITA es el más potente en cuenta a tamaño y nivel de proyectos y una referencia ya no solo a nivel nacional sino europeo.

Se habla mucho de bioeconomía, ¿es por ahí por dónde tiene que ir el futuro de la investigación?

Es el único camino a recorrer, no queda otra. El cambio climático encamina hacia una economía en la que hay que buscar alternativas al consumo de combustibles fósiles. Y esa alternativa a día de hoy pasa por la bioeconomía. Nosotros ya trabajamos en ese tipo de proyectos con expertos incluso de talla internacional, por lo que tenemos la capacidad de marcar esas líneas hacia las que Europa va, ya no solo a nivel de investigación sino a nivel de desarrollo estratégico. Y no podemos quedarnos atrás.

¿A que le suena la carne cultivada, de imitación, la modificación genética…? ¿Son posibles líneas de investigación para el CITA?

El CITA no tiene que cerrarse ninguna puerta. Nuestra única línea roja es que tiene que ser una investigación que lleve hacia un desarrollo sostenible de la agroalimentación. Y en ese sentido, ¿por qué no tener en cuenta estas nuevas líneas de investigación?

Es la primera mujer que dirige el CITA. ¿Qué huella le gustaría dejar en su paso por este centro?

Me gustaría dejar un CITA más cohesionado, con un rumbo claro, con una estrategia de investigación clara, y que perviviera más allá de mí, que funcionará a pesar mío, a pesar de las direcciones gerentes. Un CITA que proyecte una imagen de modernidad, de dinamismo, una imagen fresca y necesaria. Esas son mis ideas iniciales, que sea un organismo vivo que sepa transmitir ilusión y ganas, que la gente lo vea necesario, útil e imprescindible, porque no se pueden tomar decisiones en el sector agroalimentario sin conocimiento.

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