memoria histórica
Familia Lapeña: “Tenemos una sensación amarga, de satisfacción y de precaución”
Miguel Ángel Capapé, marido de Purificación Lapeña, nieta y sobrina de Manuel y Ramiro, explica que Patrimonio Nacional apuntó a principios de 2020 para recuperar los restos.
La familia de Manuel y Ramiro Lapeña, dos de los aragoneses cuyos restos fueron llevados sin el consentimiento de sus allegados desde el cementerio de Calatayud hasta el Valle de los Caídos, ha recibido con cautela el anuncio de Patrimonio Nacional en el que da luz verde a 31 exhumaciones en las criptas adyacentes a las Capillas de la Basílica de la Santa Cruz. “Tenemos una sensación amarga, de satisfacción y también de precaución”, reconoce Miguel Ángel Capapé, marido de Purificación Lapeña, nieta y sobrina de Manuel y Ramiro, respectivamente.
“Satisfacción porque parece que esta vez sí que va en serio y puede salir adelante, precaución porque nos han pasado tantas cosas que ya casi no nos fiamos ni de nuestra sombra y amarga porque su hijo, que tiene 95 años, ya no es consciente”, explica Capapé vía telefónica desde Alcañiz, donde trabajan en una exhumación. “Nosotros teníamos la prisa de que mi suegro estuviera vivo, pero a pesar de que vive, se lo podemos contar y lo olvida”, se lamenta.
El también portavoz de Arico, Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido-Memoria Aragonesa, apunta que el martes pasado mantuvieron una reunión con responsables de Patrimonio Nacional en la que les comunicaron que la extracción de las cajas se podría realizar a principios de 2020. “No nos concretaron más las fechas, pero nos dijeron que sería entonces el momento para entrar en las criptas, abrir los huecos, entrar, sacar las cajas y encontrar las de Calatayud”, detalla Capapé.
En este sentido, explica que en ese mismo encuentro, los representantes de Patrimonio les dieron cuenta del informe pendiente del Instituto Torroja, que detallaba cómo proceder para recuperar los restos. Antes de iniciar ese proceso de extracción de las urnas, Capapé explica que les transmitieron la intención de Patrimonio de elaborar otro informe arquitectónico sobre seguridad “para acceder y abrir los huecos marcados por el Instituto” y que será “antes de finalizar este año”.
Los restos de los hermanos Lapeña, oriundos de Villarroya de la Sierra, se encontraban en el cementerio de Calatayud, pero en 1959, cuando se inauguró el Valle de los Caídos fueron trasladados sin el consentimiento de sus familiares. Junto a ellos, en nueve cajas, se introdujeron otros 79 cuerpos, que desde entonces se encuentran en el enclave madrileño.
Por su parte, Mercedes Abril, una bilbilitana e hija de un ferroviario que era jefe de la estación de Calatayud (Rafael Abril Avo), se mostró esperanzada después de haber acudido a la reunión de la semana pasada en Madrid con los responsables de Patrimonio. De hecho, ella ya había recibido una carta personal del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en las que se comprometió con las familias de las víctimas de Calatayud a exhumar los restos de sus allegados.
Capape ha detallado que las reuniones con Patrimonio se realizaron en tres días seguidos. Ellos fueron los primeros en acudir el pasado martes con los integrantes de la asociación como Mercedes Abril, su mujer Puri Lapeña, Sagrario Fortea (procedente de Munébrega), Francisco Cansado y Silvia Navarro. Luego acudieron otras familias del País Vasco y otras comunidades que no pertenecen a ninguna asociación.
"Lo mejor que va a ocurrir es que cuando entren al Valle de los Caídos van a poder trabajar todos los días y no será como cuando iban los del instituto Torrija que solo podían entrar los lunes". ha manifestado Capapé, que se encuentra en Alcañiz trabajando en otra exhumación de fallecidos en la Guerra Civil (la semana pasada estaba en Huesca y otra localidad próxima a la capital oscense).
