Regresó de Ghana en septiembre e inmediatamente se manifestó en Zaragoza por el cambio climático...

Sí, me manifesté en Zaragoza, pero en Ghana también se concentraron... con menos intensidad.

¿Qué hacía destinada en Ghana?

He estado dos años en un proyecto de la Unión Europea contra la corrupción y estaba en la Embajada de España. Además, he participado en el proyecto ‘Plastic Punch’, una oenegé que vela por el uso responsable del plástico, y ha sido una parte muy importante de mi tiempo allí.

¿Qué diferencia tiene la contaminación en África y en Europa?

La concienciación. En África, muy poca gente es consciente de la realidad climática y de los problemas ambientales que nos afectan a todos. Pero los gobiernos africanos son más permeables a los objetivos de desarrollo sostenible para cumplirlos porque les afectan más las grandes sequías o lluvias torrenciales. En Ghana, la playa es un vertedero. Ellos no van a bañarse y todos los plásticos van directamente al mar.

Vuelve a España y la mentalización contra la contaminación ha crecido. ¿Hasta dónde?

Al volver, te das cuenta de la mentalización sobre la limpieza y que todas las empresas son verdes ahora y respetan el planeta. Los gobiernos cambian porque la población exige. Se ha presentado una política de gestión de plásticos gracias a la influencia de la ONU. La concienciación es un arma fundamental para conseguir las acciones públicas.

El clima nos encorre y no llegamos. ¿Por qué se critica tanto a la adolescente Greta Thunder?

Se la critica porque Greta da en la llaga y es un ejemplo del tesón para todos. Se ha ido en barco a la cumbre de Nueva York porque los aviones contaminan. Haciendo cosas pequeñas llegas más lejos. Mi abuelo decía que no preguntes por qué sino por cuánto. Cuando la gente vea que es posible otro modelo económico y que puede dar beneficios, cambiarán las cosas. Primero hay que ver la basura como un recurso porque muchas empresas comprenderán que el planeta se agota y será el único recurso que tendrán.

Aquí se cierra pronto la central térmica en Andorra. ¿Qué debemos hacer para sustituir este tipo de energías?

Valemos mucho aunque tenemos un complejo de inferioridad porque los vecinos saben vender mejor. En Aragón debemos aprovechar nuestra ubicación geográfica y los recursos naturales como el sol y el viento, el gran espacio en Teruel y la agricultura sostenible. Hay que abrir los ojos al mundo y ver que en otros territorios se han reinventado con las oportunidades de la economía circular.

¿Qué es lo más grave del calentamiento de la atmósfera?

Lo peor son las emisiones a la atmósfera por producir el cambio global. Estados Unidos y China deben tomar responsabilidades y sumarse al pacto de la Cumbre de Nueva York.

¿Una abogada ecologista, a qué aspira ahora?

Hay muchas salidas cuando estudias Derecho, pero no necesariamente practicar la abogacía. Me gustaría más estar en las políticas públicas porque puedes ver los cambios en las cosas y llegar a mucha más gente que solo estando en un despacho. Al conocer los organismos de la UE que trabajan la ecología o las oenegés que hacen litigación climática estratégica puedes apuntarte a esos caminos. Quiero que ‘Plastic Punch’ sea un proyecto sostenible y que se mantenga.

¿Qué se aprende de un padre ecologista, José Marraco, que es letrado de Greenpeace? 

Si algo quieres, algo te cuesta. Hay que estar siempre en el disparadero y repitiendo lo mismo en diferentes escenarios, hasta que por fin das en el clavo para que las cosas cambien.

¿Qué llevó en la manifestación?

Una camiseta de ‘Plastic Punch’ y un cartel que decía: «Si el clima cambia, por qué no nosotros».