Mirando a Guara y más allá

La mayor bodega de la denominación más grande de Aragón quería ganar dimensión. Y quería hacerlo con «algo diferente». Podía haber buscado la oportunidad fuera de la Comunidad, pero decidió apostar por la tierra. Es así como en 2016 Grandes Vinos y Viñedos (GVV), una cooperativa integrada en la Denominación de Origen Cariñena, comenzó su aventura en la D. O. Somontano. Adquirió Bodegas Sierra de Guara (ahora más conocida por su marca comercial Idrias), unas modernas instalaciones situadas en la localidad de Lascellas (Huesca) que miran desde lo alto y de frente al Prepirineo. A sus pies, a 550 metros de altura, y rodeando la bodega –a la manera como se disponía el cultivo en los antiguos pagos– discurren unas 72 hectáreas de viñedo ecológico. 

Son siete más de las que había cuando Grandes Vinos la adquirió, y están ocupadas por gewürztraminer y chardonnay, dos variedades blancas con las que «se intenta reequilibrar la producción, ya que ahora predomina mayoritariamente la uva tinta», explica el director general de Grandes Vinos, José Antonio Briz.

Dotada de la más avanzada tecnología, Bodegas Sierra de Guara cuenta con una moderna sala de depósitos con capacidad para 700.000 litros. En ella se elaboran actualmente –está es su tercera vendimia con el nuevo propietario– unas 200.000 botellas de vino joven, crianza y roble, de las que unas 30.000 son de vino blanco y apenas unas 7.000 de rosado, y que llegan al mercado bajo las marcas Idrias (totalmente ecológico) y Aires de Guara. «Podemos producir hasta 350.000 botellas, un volumen que esperamos alcanzar en diez años», destaca Briz.

El director general de GVV reconoce que el camino hasta ahora recorrido ha sido más duro que lo inicialmente previsto. Primero porque se trata de un nuevo sistema de producción y el cultivo en ecológico tiene sus dificultades. Pero también porque con esta bodega la firma de Cariñena entraba a formar parte de una conocida denominación de origen que, sin embargo, desconocían (y se refiere al modelo de gestión y organización).

Un millón de euros

Sin embargo, salvados esos obstáculos, Bodegas Sierra de Guara habla en futuro. Para ello, Grandes Vinos ha invertido un millón de euros en lo que llaman «la parte social» de la bodega oscense. Un edificio, que ya formaba parte de las instalaciones, en el que se ha instalado una moderna tienda, despachos y una gran sala (con inmejorables vistas) en la que realizar catas y degustaciones. «Necesitábamos un lugar en el que recibir y atender a los clientes y a las visitas», explica Briz, mientras detalla cómo el vino, sus colores o las barricas en las que se elabora se han convertido en vanguardistas elementos de la decoración de dicha estancia.

«Queremos que 2020 sea el punto de inflexión para abrirnos a más y nuevos mercados», señala Briz, que reconoce que para ello necesitaban de espacio «apropiado» en la bodega para atender a los clientes, mostrarles la producción y que pudieran degustarla. Incluso han generado sinergias, porque en la tienda de Bodegas Sierra de Guara también pueden adquirirse los caldos más emblemáticos de Grandes Vinos y Viñedos.

La exportación es uno de los objetivos de esta bodega del Somontano. Actualmente apenas vende en el exterior un 5% y sus nuevos propietarios quieren conquistar nuevos mercados –comenzando por Europa– hasta conseguir exportar un 30% de su producción. Cuenta para eso con la experiencia de Grandes Vinos, su propietaria, una bodega formada por 714 viticultores, que cuenta con 65 trabajadores, alcanza una facturación superior a los 30,7 millones de euros y que produce 20 millones de botellas de vino, de las que el 75% viajan por medio mundo para estar presente en más de 40 países.