Francia homenajeó el pasado fin de semana a los republicanos españoles integrantes de la división La Nueve que colaboraron hace 75 años con la liberación de París en la II Guerra Mundial. De los 150 hombres que la componían, unos soldados españoles que se alistaron en la legión extranjera del Ejército francés, solo quedaron vivos 16 al final de la II Guerra Mundial. En la frontera de Canfranc, otro grupo de españoles, que estuvieron en la División 43 y pasaron la bolsa de Bielsa en la Guerra Civil, constituyeron la X Brigada de Guerrilleros Españoles. Desde mediados de junio de 1944 atacaron a los alemanes en el valle del Aspe, en Bedous, hasta que lograron rendirlos el 23 de agosto en Canfranc y liberar su localidad natal.

Esta semana pasada me encontré con la hija de uno de esos guerrilleros, Hilario Borau, que mandaba esta brigada, y me contó que falleció su marido, Manuel Vieytes, el pasado 18 de julio, la fecha en la que empiezan las fiestas de Canfranc. Vieytes fue el mejor testigo de la actuación de aquellos republicanos Hilario Borau, Ricardo Sánchez y Francisco Cavero, entre otros, porque convivió muchas veladas escuchándolos en Pau.

Estos integrantes de la otra Nueve, desconocida en España, fueron reconocidos por el Gobierno francés como miembros de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) y los condecoraron con la Cruz de Guerra. Manuel Vieytes me contó que solo en 1970 su suegro Hilario tuvo el permiso de España para volver a su pueblo, Canfranc, y se emocionó cuando contaba que su visita fue ir al cementerio para ver la tumba de su madre. Al final, se lo trajeron a Zaragoza en 1997 y falleció al mes que llegó por la pena de dejar a sus amigos españoles en Pau. Manuel ya ha vuelto con Hilario.